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Unidad Didáctica 2 Dimensión afectiva de la persona

Enviado por   •  5 de Noviembre de 2017  •  3.615 Palabras (15 Páginas)  •  599 Visitas

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La valoración crítica de los sentimientos

En general los sentimientos son positivos o negativos (buenos o malos). Psicológica y moralmente positivos de amor, bondad, respeto, justicia, pureza, poseen una carga vivificante, purificadora, irradian ánimo para actuar y tomar decisiones. Son claros, puros que conducen al estado de felicidad, de tranquilidad y sosiego.

Mientras que los sentimientos negativos corroen, destruyen, repudian; tienden a desaparecer al objeto odiado, despreciado o envidiado. Ocurre que muchas veces ese objeto no siente el rechazo u odio del otro, o sea que no se afecta, bien sea porque asume su desfachatez o porque simplemente no se da por enterado de que ha dañado al otro con alguna actitud repugnable no es afectado, entre tanto el sujeto que sufre esos sentimientos, pronto es afectado en su estado de ánimo, problemas de salud, ansiedad, u otros.

¿Es necesario, entonces: educar los sentimientos?

A decir verdad, sí. Tenemos que asumir la educación de los sentimientos tanto positivos como negativos. En un sinnúmero de veces los sentimientos positivos pueden ocasionar consecuencias negativas al tomar decisiones con el corazón, sin el permiso de la razón. Pero ante todo, debemos educar los sentimientos negativos. Estudiosos de prestigio, hoy claman porque se adopte ésta tarea en las instituciones educativas con persona especializadas que desvirtúen los objetivos, porque de lo contrario, lo hará la sociedad a la deriva, bajo efectos de sedantes, trago u otras drogas que hoy matan a nuestros jóvenes desequilibrados, víctimas de un mal sentimiento que frecuentemente los lleva al suicidio.

Los sentimientos aparecen siempre en el origen de nuestro actuar en forma de deseos, ilusione, esperanzas o temores. Nos acompañan luego en nuestros actos, produciendo placer, disgusto o aburrimiento. Podemos permitir que nos invadan sentimientos de tristeza, satisfacción, remordimiento o angustia.

En educación, se cree que los sentimientos son innatos, misteriosos, ajena a nuestro control, por lo que no se puede educar. Pero está comprobado que los sentimientos son moldeables, influenciables. Así podemos conducir nuestros propios sentimientos y los ajenos, vasta con querer enamorar a una persona o convencerla de algo, en todas las edades somos manipulables. Se dice que es más importante educar los sentimientos que enseñar matemáticas, al fin y al cabo, son los sentimientos los que nos inducen a actuar y conducir nuestra vida hacia un determinado destino.

La afectividad en la relación con el conocimiento

Como ya se ha anotado, los sentimientos afectivos provienen del corazón. Mientras el conocimiento se adquiere por voluntad a través de la mente y la inteligencia, guiado por la razón.

Desear conocer y llegar al conocimientos de algo perfectamente, no pasa de ser una buena elección y preparación intelectual. En cambio, llegar a sentir afecto, ese algo que conmueve irradiando ternura de nuestra parte hacia el otro, es casi un misterio dentro de cada ser.

El afecto en el plana psicológico, puede hasta cierto punto quedar en segundo plano; pero esa sensación espiritual que hasta desvanece los sentimientos, para general afectividad, es una sensación espiritual que expresa la íntima participación del alma. Sin darnos cuenta, simplemente experimentamos y somos afectivos; tan intrínseca es dicha sensación que nos cuesta todo el trabajo definirla para transmitirla con palabras, necesitamos mostrar, entregar la afectividad para que el otro la sienta, se sienta apreciado, lleno de ese afecto.

Ahora bien, cuando eres afectivo y compartes ese afecto: te sientes bien, en eso coincide cuando adquieres conocimiento y lo compartes para bien de la humanidad. La intención y los efectos son parecidos.

A diferencia del simple conocer y pensar, y en especial a diferencia de la volición, dirigida primariamente a desear o realizar algo, podemos, pues, decir de los sentimientos, cualquiera que sea su clase, que son una vibrante respuesta del sujeto (de lo más íntimo de su alma) ante un valor o un antivalor. Huelga decir que con gran frecuencia los sentimientos van acompañados de una apetencia y deseo, o bien los provocan. Pero esto no les es esencial. "Existe mi amor, una inclinación, una amistad apacibles, que descansan pacífica y tranquilamente en su objeto".

“Todo conocimiento válido debe, en consecuencia, sintetizar o vincular los datos de la experiencia con los conceptos de la razón.

Todo juicio científico (o sea, ley: universal y necesaria, esto es, juicio sintético a priori) será válido en la medida en que se haya formulado a partir de esta síntesis de experiencia y razón”.

Desde ahora digamos ya que Kant va a considerar legítima la ciencia físico-matemática de Newton porque se atiene a esas condiciones. La metafísica de su tiempo, por el contrario, no la va a considerar válida porque trataba de Dios, del Alma y del Mundo, que – aunque existan – no son objetos sensiblemente.

AFECTIVIDAD Y LIBERTAD también se relacionan, ¿hasta dónde se es libre de expresar afectividad? Este es un derecho que me reserva al ser humano. Aquí juega papel: la cultura, el estado de ánimo, la confianza, la espontaneidad, la timidez, el pudor, entre otros. Pero en sí, todo depende del sujeto que quiere o decide entregar afecto; que el otro (objeto), sea capas de captar, aceptar, recibir y deleitarse con lo que recibe, ya es otra cosa. Todo depende de la conciencia en esa libertad absoluta del ser para ser afectivo.

EL NATURALISMO

El naturalismo en la filosofía occidental se refiere al movimiento que afirma que la naturaleza constituye el conjunto de la realidad, que sólo se puede comprender a través de la investigación científica. Dice que las relaciones de causa- efecto en la física y la química son suficientes para explicar todos los fenómenos. Las concepciones teológicas o supranaturales, no son tenidas en cuenta. Es imposible determinar, por tanto, qué es mejor en un contexto último, porque lo último está más allá del descubrimiento humano. Los valores, por tanto, son relativos y la ética se basa en costumbres, inclinaciones o en alguna forma de utilitarismo, doctrina según la cual lo útil es bueno.

El naturalismo está enraizado con el empirismo británico, según el cual todo conocimiento se deriva de la experiencia, y con el positivismo europeo, doctrina que niega validez a la especulación metafísica. Alcanzó su apogeo en las obras de los filósofos

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