CASO INTERNAL ENTREPRENEURSHIP AT THE DOW CHEMICAL COMPANY

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Las acciones de Ian Telford son de destacar, lo primero que llamó nuestra atención fue la confianza que tenía en su idea, el entusiasmo y energía que ponía en sus presentaciones y se sale un poco del molde para lograr hacer que la gente entienda la importancia de esta idea. Aunque muchas personas pensaban que el desarrollo del proyecto iba a ser caótico, Ian se encargó de simplificarlo, realizando cada entrega del proyecto a tiempo, siguiendo las reglas de las áreas con las que inicio a trabajar y reconociendo el bueno trabajo de cada una de ellas. Fue fundamental la selección de un equipo motivado por la idea que, aunque representaba un riesgo laboral muy alto para ellos se mantuvo firme. Destacamos la sinceridad y compromiso de Ian con su equipo ya que al momento de reclutarlos fue muy honesto sobre el riesgo del proyecto, pero aun así siempre se mostró preocupado por sus futuros laborales si las cosas no salían como estaban planeadas. Asumía total responsabilidad por los riesgos que decidía tomar el equipo, era muy inteligente para hablar y pensaba muy bien cada acción antes de ejecutarla sin llegar a apresurarse en ningún momento. Todo esto, habla muy bien de las capacidades directivas de Ian Telford quien inició una idea de cero y tuvo el entusiasmo suficiente y la confianza en sí mismo para sacarla adelante.

En el día a día de nuestros trabajos siempre nos enfrentamos a nuevos restos y algunas veces se nos presentan oportunidades que a veces por inexperiencia o temor no sabemos aprovechar. Muchas empresas ofrecen espacios para que sus empleados propongan ideas y se sientan en confianza para hacerlo, muchas otras no propician estos espacios y se enfocan en la operatividad del día a día generando en los empleados falta de confianza o desinterés.

Nuestro reto es generar espacios para proponer ideas, hacer que nuestros jefes nos escuchen y entiendan que las propuestas no tienen que venir necesariamente desde la dirección de la empresa, una buena idea puede venir de cualquier empleado, pero esta ida nunca se convertirá en un proyecto exitoso si no es escuchada y si no cuenta con el apoyo de la alta dirección. Debemos perder el miedo y pensar estrategias que nos permitan hacernos escuchar y entender y tener esa capacidad de convencimiento por medio del entusiasmo, la energía y la confianza que nos lleven a buscar soluciones, nuevas formar de hacer las cosas, a innovar en el día a día y generar crecimientos personales y laborales en nosotros mismos y unos grandes beneficios para nuestras compañías.