Crisis Japan Inc.

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Tan solo la inversión, aprobada por el MITI, en investigación y desarrollo equivale al 3.4% del PN del país, de la cual, un 75% corresponde del sector privado[4]. Los bancos japoneses ofrecen muy pocos productos a sus clientes y la poca experiencia con que cuentan acerca del sistema financiero internacional los pone en desventaja frente a bancos extranjeros.

El problema de este sistema se presenta al pedir un préstamo y estos no son pagados, ya que al pertenecer a un keiretsu no se investiga antes de otorgar un crédito, como resultado los proyectos fallidos no son pagados y las deudas no pagadas crece, y si el banco sufre una crisis los efectos se resienten en todo el conglomerado industrial.

Lo anterior sucedió a inicios de los noventa en una crisis inmobiliaria que ocasionó problemas durante una década. Después de haberse cerrado a la inversión extranjera, para intentar recuperar a empresas Japón permitió la entrada a capital extranjero, que fue solicitado por parte de las empresas para evitar la bancarrota.

De forma diferente, para reducir la morosidad de algunos bancos el Gobierno tuvo que acudir al rescate de entidades financieras, para reforzar el rescate se iniciaron fusiones bancarias, que lograron paliar el problema.

Con estas transformaciones el panorama ha cambiado, las antiguas ataduras de los keiretsu se han modificado considerablemente, incluso algunas estructuras verticales de administración en los keiretsu han sufrido cambios radicales.

Las estructuras de los monopolios al verse desmanteladas han dado paso a una libre competencia entre suministradores de componentes, hoy los suministradores que trabajaban para empresas como Toyota, Honda o Nissan ya no operan bajo contratos de exclusividad, el concurso entre suministradores, ya sean japoneses o extranjeros, se da por medio de licitación, que ha venido a sustituir a la exclusividad.

Finalmente, en las relaciones laborales el sistema empresarial opto por ofrecer un empleo estable y de por vida, al menos hasta la jubilación, a sus empleados, con un modelo de mejoramiento y aumento salarial con respecto a los años de trabajo. Por su parte, el trabajador japonés, ofrece cumplir un trabajo eficiente, además, de llevarlo con una total lealtad.

Los trabajadores recién incorporados empiezan con tareas sencillas, mientras adquieren experiencia en los puestos donde trabajan. Para mejora las condiciones al trabajador recién incorporado se le permite una rotación en los distintos puestos de trabajo dentro de la empresa hasta que decida le es más adecuado.

Para la cultura japonesa al algo deshonroso[5] el tener que despedir a alguien por cualquier motivo, cosa que en los últimos años y frente a la apertura del capital y empresas extranjeras, efecto de la crisis inmobiliaria de los noventa, se han presentado cada vez más este tipo de hechos.

Lamentablemente, la desprotección a los empleados japoneses está en aumento, pues las prácticas laborales de antaño se encuentran en un desfase con las prácticas económicas actuales.

La crisis de lo que se denominó Japan Inc., durante el “milagro japonés”, hoy se muestra latente a pesar de la administración y rectoría por parte del Gobierno, se sufren los embates de una crisis que se aleja en el tiempo pero que con el cambio del sistema empresarial los resultados se afianzan.

El gobierno que el Estado tenía sobre la industria se debilita[6], las empresas toman malas decisiones que perjudican, no solo a una empresa, sino a todo un sector industrial. La entrada de Bancos extranjeros podría denominarse como un paso para la apertura a una libre competencia, pero implementarlo en una economía que no está diseñada para tales cosas ha ocasionado una inestabilidad tanto en los empleos como en la competencia.

Por último, y desde un punto de análisis contrario, se vaticinaba que la apertura del mercado interno japonés tenía que darse, ya que al ser un enorme exportador de sus productos y al tener una gran inversión en el extranjero[7], el mercado internacional presionaría para que esto ocurriera en Japón.

En una analogía histórica, la crisis inmobiliaria de los noventa es el comodoro Matthew Perry que en 1853 termino con aislacionismo japonés, ahora con una mayor apertura al mercado. Solo queda esperar si los samurái (zaibatsu) sobreviven la lucha.

Bibliografía

- Floris Margadant, Guillermo, El derecho Japonés actual, México, FCE 1993, pp. 320.

- Pelegrín Solé, Angels, Jensana Tanehashi, Amadeu, Economía de Japón, Barcelona, Editorial UOC, 2011, pp. 173.

Páginas de internet

- http://web-japan.org/factsheet/es/pdf/es04_economy.pdf

- https://es.portal.santandertrade.com/establecerse-extranjero/japon/inversion-extranjera

- https://www.bloomberg.com/view/articles/2017-10-12/japan-inc-scandals-build-a-case-for-corporate-reform

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