El presente estudio tiene el propósito de analizar la participación de los adolescentes en la elaboración
Enviado por tomas • 20 de Febrero de 2018 • 4.403 Palabras (18 Páginas) • 528 Visitas
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Toda institución educativa necesita normas operativas claras y acuerdos precisos que permitan el ejercicio de una sana convivencia que contribuyan al desarrollo integral de los miembros de la comunidad.
Por otro lado, el ejercicio de la participación y la organización de la niñez y juventud es la mejor expresión de su reconocimiento como sujetos de derecho. Esto implica que los mismos son agentes activos en la promoción y exigencia de los derechos de que son acreedores por ser seres humanos. Al igual que los adultos, tienen derecho a expresar su opinión sobre asuntos que les competen en el ámbito familiar, de la escuela y comunitario, tienen la capacidad para organizarse y plantear soluciones a problemas que les afectan.
- El qué
Existen muchas definiciones y opiniones sobre que debe entenderse por un reglamento interno, desde aquellas que consideran los reglamentos como un instrumento de disciplina y control para el ámbito escolar donde se plasman conductas incorrectas y sus respectivas sanciones, hasta aquellas en las cuales se valora a los reglamentos como una herramienta educativa para la resolución de conflictos.
Consideramos que un reglamento escolar y la figura de los manuales de convivencia se complementan y contribuyen a mejorar la vida escolar.
Sequeda y González (2003) piensan que el Manual de Convivencia debe romper con los antiguos esquemas educativos, para dar cabida a una comunicación horizontal, al diálogo permanente, a la comprensión de la cultura y a la estructuración de la autonomía, de la conducta, de la madurez y de la personalidad de los educandos.
Borrero García (1997), quien considera que el Manual debe convertirse en un referente de conductas entendibles por el niño, con reglas justas establecidas para el bien común, que le permitan actuar por convencimiento y no por temor y represión. Propone que no necesariamente los Manuales de Convivencia deberían estipular faltas y sanciones, sino más bien informar a la comunidad educativa
de las instancias a las cuales puede acudir en caso de conflicto y dónde y cómo opera cada una de ellas.
El diseño del reglamento interno para la convivencia escolar se debe realizar de forma participativa donde cada uno de los actores que integran la institución educativa tenga posibilidades reales de exponer sus puntos de vista y presentar aportes. Asimismo, es importante garantizar la participación de los alumnos y alumnas en el diseño del reglamento interno para la convivencia escolar, su participación no puede ser pasiva o de simples espectadores. Los alumnos y alumnas en la medida que participen tendrán mayor información y disposición de cumplir con las normas y pautas.
En una institución educativa existen relaciones asimétricas entre los niños, niñas, adolescentes y adultos, por tanto, el reglamento interno para la convivencia escolar debe procurar disminuir esas diferencias propias de un ambiente educativo y garantizar una respetuosa interacción entre sus miembros. Las normas o pautas contenidas en el reglamento interno para la convivencia escolar deben ser claras y ampliamente difundidas, no tiene como fin la eliminación de los conflictos, sino la eliminación de las arbitrariedades con motivo a la disciplina escolar
El reglamento interno para la convivencia escolar debe ser resultado del debate y participación de todos los miembros de la comunidad educativa para adquirir vigencia y validez en la medida que todas las partes logran identificarse y acoplarse a sus medidas y disposiciones. Cuando un manual o reglamento interno para la convivencia escolar no es elaborado por quienes diariamente otorgan significado práctico a sus contenidos, éste pierde el sentido y se percibe como una imposición, por tanto, no existe compromiso para su cumplimiento. .
El reglamento interno para la convivencia escolar mediante sus diferentes títulos, capítulos, acuerdos y disposiciones debe asegurar y establecer espacios a través de los cuales los diferentes actores sociales puedan opinar y actuar en torno a la realidad que les concierne y preocupa.
Es importante brindar especial atención e interés en la participación de los niños,
niñas y adolescentes, ya que estos no solo son el elemento protagónico en el acto de enseñanza; por ser su objeto, sino que históricamente han sido un grupo social excluido en los procesos de consulta y participación en el ámbito educativo.
Bajo ningún concepto debe ser utilizado como un instrumento para coaccionar sino para facilitar y armonizar las relaciones de convivencia. El equilibrio en la redacción del manual de convivencia, y la participación colectiva es el único garante de que sea utilizado en beneficio del colectivo.
El reglamento interno para la convivencia escolar tiene una cantidad de funciones y finalidades que lo convierten en una herramienta integral, que ha de ser el marco referencial para cualquier acción vinculada o vinculante a las relaciones de convivencia.
El reglamento interno para la convivencia escolar persigue establecer paso a paso el proceso que debe llevarse a cabo para la aplicación de alguna medida disciplinaria, con la intención de que la ejecución, el proceso mismo y su desenlace no esté condicionado por la visceralidad, susceptibilidad o subjetividad de quien esté en la responsabilidad de aplicarla; haciendo mucho más transparente y adecuado el acceso a la justicia en el centro educativo.
Esto permite institucionalizar y fortalecer el manual al mismo tiempo, debido a que en todo lo referente a relaciones de convivencia existirá algún margen referencial para minimizar los roces innecesarios y la violencia. Ya que a menudo en los procesos de aplicación de las medidas disciplinarias estas, tienden a personalizarse y por lo tanto distorsionarse, ya que no dependen de los hechos contrapuestos a principios, sino a la subjetividad del encargado de aplicarla.
Debido a que el reglamento interno para la convivencia escolar está diseñado para ser utilizado en un centro educativo, está obligado a contribuir con el proceso formativo de sus estudiantes. Como parte fundamental de esta formación, acompañada de un enfoque de derechos humanos se encuentra la participación. Si bien es cierto que la participación de todos los miembros de la comunidad educativa es vital para su beneficio, la participación de los estudiantes en ella tiene un carácter estratégico tanto por lo formativo, como por el principio del interés superior del niño y el derecho a opinar y ser oído en todos los temas que
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