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Investigación primaria y secundaria.

Enviado por   •  30 de Abril de 2018  •  2.818 Palabras (12 Páginas)  •  330 Visitas

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Notas sobre investigación:

78% de los mexicanos ha salido de su trabajo anterior en buenos términos

México, el país más romántico de América Latina

El 72 por ciento de los entrevistados reconoció que por tener un tatuaje o una perforación ya no puede donar sangre, el 70.4 por ciento está consiente de que puede contraer alguna enfermedad y el 50 por ciento sabe que puede ser objeto de discriminación.

El 37.6 por ciento mencionó que comenzaron a hacerse perforaciones antes de los 15 años, mientras que el 37 por ciento de los que tienen tatuajes se hizo el primero entre los 18 y 25 años.

Las principales razones por las que se hicieron algún piercing o perforación son: moda (29.3% por ciento), rebeldía (23 por ciento), arte (12 por ciento), drogadicción (9.1 por ciento) y delincuencia (7 por ciento).

Las partes del cuerpo donde los hombres prefieren hacerse tatuajes son los brazos y los bíceps, mientras que las mujeres prefieren la espalda. El 81.1 no se arrepiente de haberse realizado el tatuaje.

http://www.merca20.com/74-2-de-las-personas-tatuadas-o-con-piercing/

Pintando la raya

Discriminación a personas tatuadas

La tinta en la piel es interpretada socialmente como rebeldía, suciedad, maldad o estigma. A pesar de ser un arte muy antiguo y que se ha practicado en diferentes civilizaciones, la discriminación hacia las personas que lo eligen dificulta su incursión en la vida laboral o estudiantil. La ignorancia es la fuente del rechazo, dicen los tatuados, quienes enfrentan todos los días el juicio sobre su apariencia "anorma

Rocío Sánchez

Libertad corporal

El de Andie Aristi ha sido un camino diferente, aunque no necesariamente fácil. En su cuerpo “chiquito”, como ella lo describe, resaltan numerosas perforaciones, modificaciones y tatuajes que no siempre son bien recibidos. Vivió en Veracruz hasta entrada su adolescencia, donde ya teñía su cabello de colores y comenzaba con los primeros piercings. No enfrentaba la discriminación propiamente, pero sí algunos comentarios sobre su “locura” al practicarse esos procedimientos.

Reconoce que en los lugares con más turismo internacional, el prejuicio es menor. En sitios como Playa del Carmen, las personas tatuadas no causan tanto impacto porque todo el tiempo llega gente con esa característica. En cambio, recuerda entre risas cuando visitó Pachuca junto a unos amigos, músicos de una banda de rock. Todos vestidos de negro, se toparon con alguien que, al ver al grupo, concluyó que pertenecían a “una secta”.

En el Distrito Federal, la sorpresa y el rechazo son menores en comparación con otros estados, excepto en ciertos ámbitos, como al momento de hacer trámites oficiales. Por ejemplo, para obtener el pasaporte, el personal encargado de tomar las fotografías dentro de la Delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) exige a las personas con perforaciones en la cara u orejas, que se quiten las piezas de joyería. Esto a pesar de que en los requisitos que deben cubrir las fotos no se dice nada al respecto. Paradójicamente, según el sitio web de la SRE, las fotografías “deben reflejar fielmente la apariencia del solicitante del pasaporte”.

Para Andie Sweethell –su nombre de batalla como tatuadora–, “es una falta de respeto que te hagan quitarte tus modificaciones para esos trámites”. El día en que su novio fue a solicitar su licencia de manejo le pidieron que se quitara todos los aretes de la cara. Él dijo que no se podía quitar todos (algunos necesitan instrumentos especiales o que los quite un experto), por lo que al momento de tomarle la foto, le pidieron que volteara un poco la cara, que también tiene tatuada. “Se me hace incorrecto, es una falta de respeto hacia ti, hacia tu persona y hacia lo que llevas puesto”, afirma Andie, quien defiende al tatuaje como parte de la libertad corporal individual.

Durante un recorrido por el Museo Mexicano del Tatuaje, Andie explica que aunque se ha relacionado a esta práctica con la delincuencia, lo cierto es que inició desde hace muchos siglos y en diversas culturas, e incluso existen registros de que en la Nueva España los que se tatuaban eran los nobles, con el fin de identificarse como pertenecientes a cierto rango social.

Con rayas o sin ellas, la discriminación es ilegal

Para Jacqueline L’Hoist, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México (Copred), la discriminación motivada por tatuajes y otras modificaciones corporales se resume en un concepto: la apariencia. “Realmente de lo que estamos hablando es de una discriminación por apariencia porque hemos construido una serie de prejuicios y de estereotipos sociales en donde las personas tenemos que tener cierta apariencia”, explica en entrevista.

Ella misma está tatuada y afirma que ésto no ha sido un obstáculo para trabajar en la administración pública de la ciudad, por ejemplo. “Me han discriminado por otras cosas, pero por mis tatuajes, nunca”.

Según la funcionaria, este tipo de discriminación está mucho más vinculado a la situación económica, a la condición social y al color de piel de la persona. “Es decir, a nadie se le ocurriría discriminar a un futbolista famoso tatuado o a un jugador de fútbol americano tatuado, porque están insertados en un contexto de popularidad, de situación económica, etcétera”.

En todo caso, en el Distrito Federal, la discriminación por esta causa está prohibida. El artículo 5º de la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México establece que “queda prohibida cualquier forma de discriminación (...) por tener tatuajes o perforaciones corporales”.

Actualmente existe una propuesta de reforma al artículo 206 del Código Penal para el Distrito Federal, impulsada por el diputado priísta Fernando Mercado Guaida, para agregar el concepto de “modificaciones corporales” a las causales del delito de discriminación. Sin embargo, L’Hoist considera innecesario enlistar todas y cada una de las causas que pueden generar discriminación, porque en ese caso “nunca vamos a acabar”. Su propuesta es replantear completamente el artículo 206 para que se refiera directamente al artículo 5º de la Ley contra la discriminación en el D.F., donde ya se detallan todas esas causales.

Algunas

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