RESUMEN libro, competidores de primera clase..

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Existe una larga lista de naciones que parecen naciones inmensamente ricas, dotadas de recursos naturales considerables, pero retrasadas en el desarrollo de su competitividad, por ejemplo Brasil o Sudáfrica. Si se enfocaran más en procesar estos recursos y convertirlos en otros productos, incrementarían su competitividad.

A pesar de que las exportaciones de recursos naturales no renovables pueden contribuir al PIB de una nación, no pueden, como tales, ser considerados factores que impulsen la competitividad a futuro a menos que sean utilizados con sabiduría.

El nexo entre la competitividad pasada y la riqueza presente es relativamente fácil de establecer. En teoría una nación competitiva genera una cierta cantidad de valor económico cada año, lo que aparece como un incremento en el PIB, esto no se contabiliza.

Los datos del PIB de una nación indican un valor agregado. No reflejan de manera alguna la acumulación de activos valiosos, tales como caminos, edificios, transportación, escuelas o universidades, que son piezas clave de la riqueza de una nación.

La riqueza acumulada es una porción muy importante de la prosperidad de una nación. Hacer uso del PIB por si solo para determinar su prosperidad es calcular basándose únicamente en su ingreso anual actual, omitiendo cualquier riqueza acumulada a través del tiempo.

La riqueza es un resultado acumulativo de la competitividad de años pasados, el éxito pasado no garantiza necesariamente la competitividad en el presente.

El éxito depende de la eficiencia de la presente generación para usar, expandir y transferir estos activos a futuras generaciones.

Un país puede perder su posición competitiva, aun cuando siga siendo una potencia económica. Lo opuesto también puede ser cierto; un país puede demostrar incrementos significativos en competitividad en ciertos años y ser una pequeña potencia económica.

En un mundo moderno y global, el tamaño es un factor competitivo clave. En la ausencia de tal medida directa de la riqueza de una nación, utilizar el PIB general como un aproximado: al tomar de forma separada del PIB general de una nación y su relación con la población, podemos obtener una aproximación de su poder económico potencial. Es la combinación de estos dos componentes lo que realmente defiende la limitación o el potencial del poder de una nación.

En 2050, las regiones más desarrolladas del mundo sumaran 1155 billones de habitantes, contra 7754 billones en las regiones menos desarrolladas.

El tamaño es un determinante importante de la competitividad de las naciones. Durante las etapas tempranas del desarrollo económico, el tamaño del mercado doméstico de una nación puede actuar como un imán para la inversión extranjera. Países como china, india y Rusia hoy en día están mejorando en su atractividad al hacer énfasis en el potencial de sus grandes mercados domésticos.

El tamaño de una nación incentiva una mayor capacidad para la producción y exportación de bienes, servicios e inversión.

Desde la publicación, en 1973, del famoso libro llamado lo pequeño es hermoso por E.E. Schumacher, ha emergido una tendencia a creer que el tamaño ya no es tan importante. Las comunicaciones y los medios de transporte modernos y la apertura de los mercados mundiales, han permitido a las pequeñas compañías jugar un rol significativo en los mercados internacionales.

Podemos ver hoy en día que las pequeñas compañías pueden se grandes, y tienen una ventaja competitiva sobre los grandes jugadores, pueden convertirse en actores significativos en los mercados internacionales.

Las perspectivas demográficas no son alentadoras para las naciones pequeñas. Una pequeña compañía tiene mayores posibilidades de convertirse en un jugador importante en los mercados mundiales que una pequeña nación.

La internacionalización de las empresas locales, así como el creciente atractivo para la inversión extranjera, puede aliviar parcialmente las restricciones de tamaño de una nación pequeña.

Las compañías de dichos países no están sujetas a las mismas restricciones de tamaño que limitan el poder de sus países de origen. Pueden convertirse en jugadores globales significativos; desproporcionadamente influyentes en comparación con el pequeño tamaño de sus mercados domésticos. El tamaño es entonces una constricción para una nación, pero no necesariamente para una empresa.

La teoría de la competitividad intenta ir más allá del análisis de la productividad, la acumulación de activos físicos, el amasamiento de riqueza y el incremento del poder. También sobre cambiar la mentalidad; ver el mundo, las naciones y las personas desde una perspectiva diferente. La integridad de esta perspectiva, el acercamiento más holístico de los elementos que determinan la prosperidad de una empresa o nación constituye una faceta de la teoría.

Otra importante faceta de la teoría es como la competitividad modifica profundamente los marcos de comparación utilizados para examinar estos elementos. La competitividad incorpora un análisis de tiempo y espacio que es muy diferente a aquel de la economía convencional.

El retroceso con las medidas convencionales tales como el PIB y las utilidades, es que llevan a las empresas y las naciones a ver hacia adentro y hacia atrás al evaluar su desempeño.

Esta perspectiva aislada e introspectiva del desempeño representa una de las amenazas más traicioneras a la competitividad.

La competitividad, es por lo tanto sobre la evaluación comparativa de desempeño propio frente a otros hoy en día, y no frente a si mismo ayer.

La importancia conceptual de ganar rara vez es cuestionada. Sin embargo, en la mentalidad de competitividad, ganar puede no ser tan bueno como usted piensa.

Escoger la base de comparación correcta, la carrera correcta ganar y además definir el objetivo, es decir, por cuanto ganar, son dos principios fundamentales de la competitividad.

En términos prácticos, la teoría competitiva subraya que el éxito es sobre las diferencias de acuerdo al siguiente principio; la prosperidad prospera al maximizar la diferencia positiva entre una nación, una empresa o una persona y su competidor más directo.

Una mentalidad competitiva puede tener gran impacto en la rentabilidad de una empresa. Las empresas disponen de un fuerte avance sobre su principal competidor generan altos márgenes y logran fuertes