HACIA UNA COMUNIDAD ÉTICA

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No se debe olvidar que, en el centro del mundo, estoy yo como miembro cero y que estoy en función del mundo de la vida, en el cual se encuentran mis prójimos como los miembros de nuestra comunidad. Cuando esta relación se encuentra máximamente fortalecida, yo me considero parte de una comunidad, como sujeto de una vida activa el cual entrega su vida a una norma del bien, como deber moral; obrar-respecto-del-mundo procurando ir siempre hacia lo mejor posible en el horizonte practico a partir de actos sociales. Y al someter mi vida a una norma, la cual se ha ido fundando en las relaciones que abarcan mi comunidad, puedo entonces auto determinar mis acciones. El imperativo categórico (Deber moral) se da en el marco de la razón práctica, al cual Husserl se refiere a él como una exigencia de vivir en la constante dirección hacia lo mejor posible (Ética individual), ahora bien, con base a lo que tratábamos al principio, el ser humano se auto determina en función de sus acciones y el imperativo categórico, y a partir de la empatía y el amor se da la apertura al otro por tanto, la conciencia de mis propias acciones y el amor hacia nuestros fines nos da la posibilidad para entrar en el concepto de lo que es el amor al prójimo, lo cual es posible ya que el sujeto no vive por fuera, sino en los otros, esto quiere decir que, en este horizonte, ‘‘(…) encuentro a los otros, sobre los que puedo obrar y quieren obrar sobre mí, con quienes yo puedo obrar en común’’ (Husserl, 1923). Aquí, en este obrar en común, se da la eventualidad de formar una vida comunitaria como una unificación social.

Y, ¿Cómo actúa el amor en la conformación de una comunidad ética? Después de reconocer al otro mediante los niveles de empatía vistos anteriormente, de reconocer la dignidad de cada miembro de la comunidad y que yo necesito al otro para desarrollarme, yo deseo la benevolencia para toda la humanidad. El amor está actuando en mí como un hecho fundamental para alcanzar la conformación de la comunidad ética.

Entonces, me unifico con la vida de los otros y actuó éticamente desde el punto de vista de lo mejor, de esta manera, se cumple el ideal comunitario como sujetos racionales. Formamos una comunidad ética en la cual vivimos con intenciones racionales y una comunidad de amor, unificada en identificación afectiva. Una comunidad en la cual procuramos llevar una vida satisfactoria a través de la ayuda mutua para apoyar el progreso de la comunidad misma y el engrandecimiento de la existencia.

Para concluir, la empatía como la cooperación entre individuos de una comunidad es relevante en la medida en que influye en el desarrollo del individuo como de la especie humana, Así pues, la empatía en función del amor, se convierte en un valor fundamental para todos los aspectos de nuestra vida ya que a través de esta enriquece las relaciones interpersonales y cultiva en la comunidad, valiosos valores que prevalecerán a lo largo del tiempo tales como; la confianza, la generosidad, el respeto, la bondad y el amor. La empatía, así como también el amor por el prójimo, entonces se convierte en uno de los pilares fundamentales para la vida del ser humano.

Bibliografía

(Husserl, Valor de la vida. Valor del mundo. Moralidad (virtud) y felicidad, 1923)