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Crisis de la Identidad Cultural.

Enviado por   •  19 de Febrero de 2018  •  2.538 Palabras (11 Páginas)  •  462 Visitas

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No se nos debe olvidar que debe existir un sentido único de los educadores donde se debe de mantener presente, el para qué y el porqué de la educación. En los centros educativos se debe enseñar a reconocer la existencia del otro y no solo su presencia en forma utilitaria. Actualmente se enseña a vivir con el otro, pero desde el punto de vista utilitario “el otro sirve en tanto me de algo, en tanto asegure mi yo, si no hace eso lo excluyó”. De esta forma se reconoce la presencia del otro, pero no la existencia que es algo muy diferente.

Hoy día la educación moderna es individualizada y egoísta; deja de lado el desarrollo de las potencialidades de cada quien; se reconoce la presencia del otro, pero no la existencia que es algo muy diferente. Los niños y adolescentes son vistos como seres que van a ser, no como lo que son, “eso es no reconocer nuestra propia construcción de sujetos”. Las demandas globales han llevado a que se asuma al otro como objeto, como cosa, como recurso en todos los ámbitos de la vida.

Paulo Freire es quien ha sido capaz de configurar una pedagogía fundamentada en la otredad, que para Octavio Paz debe ser un sentimiento de extrañeza que asalta al hombre tarde o temprano, porque tarde o temprano toma necesariamente, conciencia de su individualidad. Para nosotros se desarrolla en torno a la consolidación de comunidades de aprendizaje y de un diálogo problematizador, que posibilite la articulación de lo teórico y lo práctico, para la transformación de los aspectos que generan insatisfacción al conjunto de personas. Este planteamiento está en sintonía con las ideas de Vigotsky y Piaget sobre la interacción reciproca con los demás en los procesos educativos.

Pero más que el dialogo o el sentido de comunidad, lo que hace que la pedagogía de Freire sea una pedagogía de la otredad, es la utilización de la educación como medio para que “esos otros” tengan voz, es decir que los podres, los obreros, las mujeres, los indígenas, los campesinos, los grupos negados, insivibilizados y violentados de nuestra sociedad, tengan la posibilidad de contar su historia y cambiar su situación.

Es de carácter urgente darle un giro a la educación hacia la diversidad; hacia la multiculturalidad, hacia el reconocimiento del otro, hacia la hospitalidad, hacia la solidaridad. Por ello creo que desde cada acción que realicemos como futuros pedagogos, debe apuntar a recuperar la importancia de ver al otro como persona de la cual puedo y debo aprender. Una educación en la que el educador tenga la oportunidad de ser humilde, de dialogar, ser crítico, amigo, que propicie la creación de lazos; y por su parte que el estudiante pueda luchar para tener el espacio y el tiempo necesario para configurar su existencia, partir de un yo distinto, propio, que pueda ayudar a constituir a los demás, que le pueda ayudar al docente a constituirse, compartiendo saberes, epistemologías y conocimiento.

Este giro a la educación hay que darle el lugar al otro, hay que darle la voz al otro, “la educación ante todo es un acto de escucha y un acto de amor”. Morín, (2007) propone abordar la identidad terrenal como fenómeno de individualidad y de colectivo, así la unidad humana es compartir y ayuda mutua, porque es parte de su naturaleza, porque el sujeto con identidad es de acuerdo a su cultura y se comunica de acuerdo a su lengua de origen. La identidad cultural se puede considera como una imagen de figura pública en la que todo es aprendizaje de él y con los que se relaciona.

Sabemos que la identidad es una representación de quienes somos. Para construirla, es necesario una serie de elementos: la historia de los miembros de la comunidad, el o los idiomas en que se expresan, la o las religiones, las tradiciones o costumbres y sobre todo la educación.

Hemos cambiado mucho en nuestra forma de pensar. Hemos adoptado costumbres y tradiciones de otros lugares, y hemos dejado de lado los nuestros. Por ejemplo, ahora en la actualidad, ya no hablamos de festejar el día de muertos, sino más bien nos hemos agringado y decimos Halloween. En épocas pasadas el hombre era el sostén de la familia, ahora también es la mujer. Tenemos una doble moral, actuamos de cierta manera, pero se ve mal que otros lo hagan; por ejemplo, decimos a los niños y a los adolescentes, que está mal que tomen, que fumen, que griten, etc.; en sí prohibimos cosas que se ven mal. Pero que hacemos nosotros todo lo contrario, el adulto toma, fuma, grita, y prácticamente en nosotros no se ve mal. Cómo queremos que no lo hagan, si somos el ejemplo de ellos.

Ahora solo nos queda estar a la expectativa y observar que rumbo tomará este país, en un ámbito económico no pinta muy bien, en cuanto a lo político estamos mucho peor, y culturalmente hablando como una sociedad de dos caras tendremos que definir o redefinir aquello que nos identifica y nos da valor como mexicanos. Es decir, recuperar la fe y el espíritu que nos hace estar orgullosos de ser mexicanos.

Pensar con identidad cultural es reflexionar y analizar sobre nuestra propia cultura y lengua, y nos hace percibir una realidad de manera consciente, empática, comunicativa, y cada vez desprendida con el otro, con la responsabilidad a que esta se compromete, para ponernos en condiciones de valorar lo diverso y poder construir una democracia cada vez más humana y destruir las estructuras que limitan la convivencia armónica y profesional, con la finalidad de implicarse y ser partícipes en la conformación de una sociedad más justa.

La UNESCO (2000) propone que se aborde la cultura desde la educación porque el sujeto posee rasgos distintivos de su grupo de origen que refieren a:

- Espiritualidad. Creencias específicas sobre las cosas, principalmente sobre la tierra, lugares sagrados que él ha conferido lo sea.

- Materiales. Las cosas que crea, como la artesanía

- Intelectuales. Formas de cultivar la tierra y atender los animales.

- Afectivos. Atención de respeto a los padres, abuelos, hermanos, matrimonio.

Todo lo anterior son elementos que caracterizan a una sociedad y que abarca las artes y las letras, las tradiciones y formas de vida, las maneras de vivir juntos. La identidad cultural es prácticamente un patrimonio íntimo inmaterial que trasciende y pasa a formar parte de un patrimonio cultural de un determinado lugar, ya que el factor humano en una cultura es prácticamente la base de la misma. En la educación debe buscar construir a un ciudadano del mundo que reconozca lo diferente y que valore la diversidad cultural y social como

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