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Didáctica Ética, Kant

Enviado por   •  26 de Octubre de 2018  •  1.850 Palabras (8 Páginas)  •  272 Visitas

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El autor aconseja que sería muy útil en la enseñanza moral catequética, plantear en cada clase cuetiones casuísticas y que los alumnos traten de resolverlas para así probar su entendimiento, ello, no solo como un modo de cultivar la razón, sino también porque así se educa al alumno en la inclinación y el apego por la moralidad, pues, está en la naturaleza del hombre amar aquello que él ha convertido en ciencia.

No se debe unir el catecismo moral con el religioso, pues, el primero debe enseñarse con mayor empeño y precisión para que de ésta manera suceda la religión y no la hipocresía, ya que, el sujeto reconocerá el deber con el corazón y no lo acatará solo por temor.

Sección segunda: la ascética ética

Las reglas para ejercitar la virtud conllevan a dos disposiciones del ánimo en el cumplimiento de sus deberes: el ánimo valeroso y el ánimo alegre; pues, para vencer los obstaculos que resultan en el camino debe concentrar sus fuerzas y sacrificar goces de la vida, esto puede poner el ánimo lúgubre pero «lo que no se hace con placer, sino solo como servidumbre, carece de valor interno para aquel, que obedece su deber con ello, y no se lo ama, sino que se evita en lo posible la ocasión de practicarlo». (Cfrd pag. 362)

La ascética ética tiene como objetivo el ejercicio de la virtud, pero un ejercicio alegre, valeroso y activo pues «¿Quién debería tener más motivos para tener un animo alegre y no ver como un deber adoptar una disposición de ánimo gozosa y convertirla en habitual, sino el que es consiente de no haber transgredido deliberadamente el deber y está seguro de no caer en ello» por el contrario las ascética monástica, lo que propone es una hostilización de la carne por un miedo supersticioso, se autoimpone un castigo, ello no tiende a la virtud, ni proporciona la alegría que la acompaña; por el contrario proporciona odio hacia ella.

Por tanto, la ascética ética, consiste en la lucha contra los impulsos naturales hasta llegar a dominarlos, en el caso en que estos pongan en peligro la moralidad, produce alegría porque el sujeto se hace consciente de la conquista de su libertad.

Conclusión, la doctrina religiosa como doctrina de los deberes hacía Dios, se encuentra más allá de los límites de la filosofía moral pura.

Kant parte aceptando la fe religiosa y el hecho de que la doctrina religiosa forma parte de la doctrina universal de los deberes, pero ¿Hasta que punto? ¿Cuales son los límites de ésta? ¿ Se debe considerar como parte de la ética o debe ser situada por fuera de los límites de una moral puramente filosófica?

Lo formal de la religión pertenece a la moral filosófica, ya que, con ello se muestra solamente la relación del hombre con la idea de Dios, el deber religioso, es decir, el deber respecto a Dios, es un deber del hombre hacía él mismo; ya que, consiste en fortalecer la moral de la razón. Pero con respecto a lo que corresponde a lo material, en la religión que es el deber directamente para con Dios, no pertenece a la moral filosófica, ya que, contiene deberes que no provienen de una sola razón universal legisladora, por tanto, no se conocen sino empíricamente.

Por tanto, la religión vista como doctrina de los deberes hacia Dios no pertenece a la ética puramente filosófica, razón por la cual Kant no la introduce en su ética. La religión tampoco es pura, ya que, no se extrae de la mera razón sino que se apoya en «doctrinas históricas» y solo implica la concordancia de la razón pura práctica con éstas doctrinas, por eso tampoco puede hacer parte de la ética entendida como filosofía pura práctica.

Observación final

Toda relación entre seres dotados de razón, presupone un principio para la concordancia de la voluntad entre ellos, éste principio se puede reducir al amor y al respeto, y en la medida que es practico el fundamento de determinación de la voluntad, es con respecto al amor referido al fin y al respeto referido al derecho del otro. (Cfrd pag. 367)

Así, la relación moral del hombre con Dios será trascendente, ya que, el hombre solo tiene deberes para con Dios y éste a su vez solo tiene derechos para con el hombre. Pero la relación moral entre los hombres es inmanente, ya que, se deben tanto derechos como deberes de forma recíproca.

Kant piensa que el único fin divino del hombre no puede ser otro que el amor, es decir, la felicidad del hombre y el principio del derecho divino la justicia. Ahora bien, el hecho de pensar en una justicia retributiva de Dios hacía el hombre es una contradicción, pues -como ya se mencionó- el primero no tiene ningun deber hacía el segundo, sería más bien una cuestión de amor y benevolencia. Hay algo que no puede asociarse directamente a ésta relación (Dios-hombre) y es el causar una lesión directamente a Dios, esto es trascendente, ya que, él es inaccesible y por tanto no hay ninguna justicia penal que juzgue aquello, por tanto, esto es algo vacío para la razón práctica.

La idea de la justicia divina es aquí personificada, el que juzga no es un ser particular sino la justicia como sustancia, ésta está por encima de todo y es para el hombre inestructurable. por tanto, en la ética como «filosofía pura práctica de la legislación interna» solo son concebibles las relaciones morales entre hombres, ya que, la relación moral del hombre con Dios sobrepasa nuestros limites y por tanto resulta -como se dijo anteriormente- inconcebibe.

Bibliografia

Kant, I Metafísica de las costumbres, Madrid: Tecnos.

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