El género y una aproximación a las identidades trans.
Enviado por monto2435 • 2 de Marzo de 2018 • 5.057 Palabras (21 Páginas) • 338 Visitas
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En relación a esta cuestión, Jeffry Weeks sostiene que los esquemas de sexualidad femenina son un producto del ejercicio de poder histórico de los hombres y que el género y la sexualidad están ineludiblemente vinculados. A su vez, menciona que los comportamiento sexuales fueron fundados sobre una supuesta diferencia fundamental entre los hombres y las mujeres donde predomina la dominación masculina sobre lo femenino.
Para Joan Scott, el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género; es una forma primaria de poder. Así mismo recalca sus elementos que se interrelacionan y no deben analizarse aisladamente: los mitos y símbolos, las normas, las instituciones de las relaciones de género y la identidad. Si se presta atención a estos elementos se puede entender que la vida de las personas es difícil de abordar sin atender la cuestión genérica, que condiciona la manera de actuar, pensar y hasta sentir la realidad así como estructura el acceso a recursos materiales y simbólicos.
Sherry Ortner, trae la idea de que a pesar de las diferencias sexuales, se pueden identificar elementos no variables en los diferentes grupos de personas y uno de ellos es precisamente la simetría de los sexos y la subordinación de la mujer relacionándola con lo que siempre en la cultura se desvaloriza a diferencia de lo cercano al hombre que es lo prestigioso y lo que tiene valor. De alguna forma se la acerca a la naturaleza y se la aleja de la modernidad o la cultura. Sus roles sociales son los ligados a la reproducción y la crianza, es decir, a lo doméstico.
Gayle Rubin, define por primera vez en 1975 el sistema sexo-género como ¨el sistema de relaciones que transforma la sexualidad biológica en productos de actividad humana y en el que se encuentran las resultantes necesidades sexuales históricamente específicas¨. Hace referencia a las formas de relación establecidas entre mujeres y hombres en el seno de la sociedad. Analiza la categoría en un complejo sistema de poder que define situaciones dispares para mujeres y para hombres en función de papeles o roles que son asignados por su posición de subordinación o poder. Obviamente, la noción de desigualdad no puede desprenderse de esta concepción que acuña la autora. Este modelo se basa en el par naturaleza/cultura en el cual, el sexo es lo biológico y el género lo cultural. Así pues el género es socialmente construido y el sexo biológicamente determinado. (Aguilar T., 2008)
Rubin, establece también lo que denominó jerarquía sexual. Este sistema establecía ciertos estándares de prestigio y reconocimiento que tenían que ver con la cercanía o lejanía de la posición individual determinada con respecto a un ideal socialmente construido. En esa escala se presentaba el sexo bueno como aquel que se practicaba de manera heterosexual, en matrimonio, monógamo, procreador y en casa. Caracterizado, por supuesto, como normal, natural, saludable y sagrado. Del otro lado del río, se encuentra el sexo malo, antinatural, dañino, pecaminoso y extravagante. Tiene que ver con lo que hoy conocemos con la inicial T dentro de la sigla LGTBI: transexuales, transgéneros o travestis. Cabe destacar que entre ambos polos opuestos se identifican diversas categorías relacionadas al sexo, a la sexualidad o al género así como al fetichismos o a preferencias sexuales. Rubin lo menciona como la ¨estratificación erótica¨ inspirada por el moderno sistema sexual del siglo XIX.
Con la publicación del Género en Disputa, Judith Butler se propone cuestionar la idea de este dualismo; sexo como algo natural y género como algo cultural. Analiza este fenómeno y lo entiende siempre desde una perspectiva relacional. Por otra parte, intenta acercar la teoría feminista con los estudios queers, gays y lésbicos, con el afán también de analizar la posición y actuación política del movimiento feminista. Más adelante, se profundizará más ampliamente sobre las ideas de Butler.
Movimiento LGTBI: ideas, conceptos y tensiones.
Para entender la realidad del movimiento LGTBI en lo general y de la comunidad transgénero en particular es necesario pero a su vez muy complejo interpelar el concepto género. Inicialmente, se puede comenzar a entender el concepto de ¨género¨ mediante su diferenciación del concepto ¨sexo¨. Algunas teóricas feministas, se han basado en la antropología estructuralista para tratar de respaldar y abordar la subordinación a través de la explicación de la diferencia entre sexo y género: la idea que hay una mujer natural que más tarde se convierte en mujer cultural socialmente subordinada[3]. Así como imaginar al sexo como materia, como instrumento de resignificación cultural y al género como la traducción de esa interpretación que le escapa a lo natural y que es estrictamente condición de cultura. Metafóricamente, se podría hacer una distinción ejemplificadora clara donde situaríamos al sexo como lo ¨crudo¨ y al género como lo ¨cocido¨ o bien al sexo como la ¨materia prima¨ y al género como el producto terminado. La verdadera implicancia de este postulado tiene que ver con entender al menos a uno de estos dos conceptos del modelo binario sexo-género como algo dado naturalmente, generador de una construcción compleja que lo re-significa pero que necesita valerse de él para co-contruirse. En relación a este concepto, las antropólogas Strathern y MacCormack han alegado que ¨el discurso suele representar a la naturaleza como femenina que debe subordinarse a una cultura que siempre es activa, masculina y abstracta¨.
La problemática de abordar el género de esta manera y encontrar una naturaleza sexuada va en contra de entender al patriarcado o mejor dicho, la ley patriarcal, como una verdad universal. Es desprenderse de la idea de sexo, género o sexualidad como categorías elaboradas dentro un complejo sistema social que no puede escapar de la asimetría propuesta por la lógica patriarcal. ¿No es entonces valido entender al sexo no como un elemento tributario de una anatomía natural que no depende de las configuraciones socio históricas?
Judih Butler plantea que el “sexo” entendido como la base material o natural del género, como un concepto sociológico o cultural, es el efecto de una concepción que se da dentro de un sistema social ya marcado por la normativa del género. En otras palabras, que la idea del “sexo” como algo natural se ha configurado dentro de la lógica del binarismo del género.[4]
Este planteamiento, a partir del cual el sexo y el género son radicalmente desencializados, desestabilizó la categoría de “mujer” o “mujeres”, y obligó a la perspectiva
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