El presente proyecto de investigación pretende ser una guía para la realización de la investigación documental
Enviado por karlo • 7 de Septiembre de 2018 • 3.996 Palabras (16 Páginas) • 437 Visitas
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de los trastornos mentales, fundado en la investigación psicológica profunda y convertido en una “ciencia del inconsciente”, así lo define su fundador, Sigmund Freud, especialista en enfermedades nerviosas. Freud decía que “Al observar los efectos nocivos de ciertos acontecimientos traumáticos aparentemente olvidados, estableció que hay una relación entre estos y los síntomas observados, llegó a la conclusión de que existía un inconsciente dinámico. Algunos de nuestros actos, desde los más fútiles (el olvido de algo) hasta los más extraños (el lavado de las manos)”.1
La consciencia es la parte que recibe e interpreta la realidad, donde existen normas y prohibiciones que impiden la liberación de los verdaderos instintos y la parte inconsciente es la parte oculta de nosotros donde se almacenan todas las experiencias, pensamientos y deseos que son reprimidos por las normas de la consciencia
Freud propone que el “psiquismo” está dividido en tres espacios: el Yo, el Ello y el Súper Yo.
El Yo pertenece a una parte de la personalidad que se le puede llamar “consciente”. El Yo es el intermediario que resuelve los conflictos, nuestros deseos, en todo lo que nos produce placer, el Yo siempre está en conflicto con el Ello, ya que en el Ello los deseos no tienen límites. El Yo trasmite al Ello las ideas y deseos que son reprimidos donde van a permanecer sin restricciones.
El Ello es el inconsciente que representa nuestros impulsos, necesidades, pasiones y los deseos, todo esto es lo que nos provoca satisfacción, pero no es aceptado por el mundo exterior, pues serían inmorales, en el Ello no existe ninguna ley ni hay moral. El Ello sólo vive en las pasiones que no se pueden expresar en el consciente. El Ello es lo que el Yo trata de evitar, pero los dos se necesitan, ya que el Yo le presenta los objetos de deseo que existen en el mundo exterior.
1 “Psicoanálisis” Diccionario de la Psicología, Larousse, Barcelona, 1969, p. 255.
El Ello contiene el principio del placer con la finalidad de satisfacer al cuerpo ante alguna necesidad, esto es buscar objetos que puedan sustituir el objeto perdido y así poder satisfacer sus necesidades o deseos.
El Súper Yo nace a partir del concepto de quien pensamos que deberíamos de ser. El Súper Yo podría controlar al Yo y al Ello.
Psicoanálisis, poder y violencia
Freud habló de una forma de representar la violencia o la agresividad considerada normal en el sujeto y en la reproducción de las sociedades, al referirse al par antitético del sadismo y el masoquismo. Ejemplo de esta dualidad se analiza en los actos que tanto consciente como inconscientemente son visibles en la sumisión y el dominio, en la humillación y la exaltación.2 Sin duda en el inconsciente, dichas oposiciones están integradas entre los actos primitivos del instinto.
Es en la posibilidad de plenitud imaginaria, en tanto lugar del amor que intenta defenderse en la desilusión, en donde aparece un terreno fértil y activo, propicio para el acto mismo del poder y la violencia del sujeto sádico; este, no da cuenta de la posición otorgada, ya que no se propone explícitamente causar dolor y gozar de éste. Es decir que el sujeto que inflige cierto grado de dolor tiene la pretensión de identificarse con ese otro sujeto-objeto-sufriente y asumir una transformación reversible. Ahora derivado de su identificación con el otro que sufre tiene un fin pasivo más propio del masoquista, puesto que las sensaciones dolorosas y poco placenteras se extienden, provocando la excitación sexual y suscitando un estado placentero, que lleva al sujeto a aceptar de buen grado el displacer del dolor. Proceso de metamorfosis reversible, ya que una vez que es experimentado el dolor ha llegado a ser un fin masoquista, puede surgir una nueva metamorfosis dirigida al fin sádico. Naturalmente aquello que se goza en ambos casos no es el dolor mismo, sino la excitación sexual concomitante, cosa especialmente cómoda para el sádico. El goce del dolor sería un fin, en su origen, masoquista pero que, dado un sadismo primitivo, puede convertirse en la finalidad de un instinto.
Un ejemplo se tiene en la representación que socialmente se le ha atribuido a la mujer cuando se muestra en una posición de pasividad y/o sumisión, lo cual puede explicarse por la contra
2 Jiménez, Marco, Nicolasa Vega, Wendy, et. al. Subversión de la violencia Universidad Nacional Autónoma de México, México 2007 Ed. Casa Juan Pablos Facultad de Estudios Superiores Acatlán p. 232
investidura de la idea de lo masculino, por el lugar activo que ocupa dentro de la relación fálica; en virtud de lo anterior, puede derivarse en la mujer un juego violento, la construcción de un fantasma violento, en donde ella en tanto un ser impotente y desprovisto, utilice la negación de ese poder violento, en el acto infanticida, es decir desde esa postura omnipotente que tiene como madre frente a su hijo.
La mujer dentro del contexto sociocultural va ocupar los extremos que se pueden conjugar con la postura masoquista en tanto bondad, amor y ternura, relacionada con el Eros, como el lugar que alude a lo sádico, a lo diabólico, a la sexualidad desbordada representada en la prostitución, en la muerte, en Tanatos.3
Bergeret comenta que “la perversión sería una forma de un intento antidepresivo de solución a la violencia en el seno de una organización cripto-psicótica, caracterizada por una negación inicial de una parte de la realidad (Jean Bergeret, La violencia fundamental. El inagotable Edipo, Madrid, FCE, 1990, pp. 169).
¿Pero cuál es el lugar del amor en el psicoanálisis?
Freud agrega el término de “narcisismo” el amor por la imagen de sí mismo, el comportamiento por el cual un individuo trata a su propio cuerpo de forma semejante. Esto quiero decir que la elección amorosa, es una imagen idealizada de sí mismo, desde este punto la relación se ve sin salida ya que el amor se convierte en un deseo (ideal sexual); se crea una dependencia hacia el objeto amado, distorsionando y perdiendo el juicio del pleno amor.4
Para los psicólogos conductistas, la violencia es un comportamiento adquirido mediante el aprendizaje social, y que abunda en los ambientes donde es premiada, o donde su uso conlleva beneficios. Los niños que observan maltrato en el núcleo familiar tienen un elevado riesgo de convertirse en maltratadores adultos a través del aprendizaje por imitación; por el contrario, aquellos menores que crecen en un entorno tranquilo, desarrollan formas pacificas de solución de conflictos.5 En las relaciones de noviazgo violentas psicológicamente
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