Ensayo Angeles y demonios

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Esto daba lugar a una poderosa bomba en manos equivocadas, ya que el vaticano había recibido la amenaza de éste inquietante artefacto escondido en algún rincón del Roma, siendo capaz de aniquilar a cualquier persona en un radio equivalente al lugar, y la oportunidad era perfecta para esto, ya que en ese momento se celebraba el cónclave, ceremonia en la que se decide quién será el nuevo papa.

Otro elemento de ciencia ficción, son las naves en las que se transportan los miembros de la CERN, un prototipo Boeing X-33, en palabras de Robert Langdon, el vehículo le recordaba vagamente a un trasbordador espacial, salvo que le habían afeitado la parte superior, de manera que era liso por completo. Semejaba una cuña colosal. Ésta nave podía viajar en tan solo una hora, desde Boston hasta Ginebra Suiza, cruzando seis husos horarios en tan solo sesenta minutos.

También me gustó que el autor maneje algunas líneas claves que te dicen lo que pasará con el personaje, por ejemplo “No sospechó ni por un momento que más tarde, aquella noche, en un país situado a cientos de kilómetros, esa información le salvaría la vida..” A pesar de que el autor nos está haciendo contando un fragmento del futuro, no nos hace perder la emoción por leer el capítulo siguiente, al contrario nos hace desear seguir leyendo más y más sobre qué pasará después.

Otro aspecto del libro que no había leído antes es acerca de los ambigramas, palabras que pueden ser leídas indistintamente de derecha a izquierda o de izquierda a derecha. El personaje Robert Langdon, las va encontrando como sellos personales de los Illuminati, un culto satánico antiguo que busca venganza contra la iglesia, ya que antes se conformaban de científicos y eruditos que no estaban de acuerdo del todo con la Iglesia y expresaban sus opiniones en escritos y pergaminos, pero fueron cuatro de ellos fueron capturados y marcados por la Iglesia para prevenir a los otros que no se atrevieran a enfrentarse, y fue así como nacieron los nuevos Illuminati, personas llenas de odio y rencor, que juraron vengarse del Vaticano desde hace cuatrocientos años. Estos sellos son dejados sobre la piel de cada cardenal que capturaron, los preferiti, cuatro en total, son marcados al rojo vivo sobre el pecho en símbolo de cómo los marcaron a ellos cientos de años atrás.