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Ensayo de Filosofia Existencialista

Enviado por   •  12 de Diciembre de 2017  •  1.563 Palabras (7 Páginas)  •  475 Visitas

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El hombre, sin un Dios que justifique sus valores morales o éticos para legitimar su conducta, cada vez que elige se enfrenta a sí mismo sin justificaciones o excusas: condenado a ser libre. Condenado, como un estado o condición impuesta, significa que no elige y sin otra opción es (este "es" como acto no como esencia) libre; y como una condición que angustia de un ser "arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace".

Alguien leyó mucho a Nietszche en el liceo… ¿verdad?

Sartre es tan insistente en rechazar a todo lo predeterminado que insiste en que no hay algo que dicté que destino tendrá el individuo en su historia, su libertad de acción y elección es la única que arrojara resultados, siendo ambas virtud y condena, al asumir las consecuencias de aciertos y errores.

Otro punto de coincidencia entre Rand y Sartre es la crítica a lo “ruin”. A Rand, o bueno, a su personaje emblema, John Galt, no le gusta nada los “parásitos”, los que relegan a las mentes que hacen girar el mundo a la inacción, pero a su vez, estos “parásitos” no han desarrollado mayor habilidad o racionalidad que la de producir para subsistir, pero juzgan a quien si puede, a través del ejercicio lógico y de trabajo duro, sobresalir de la cubeta de cangrejos.

Para Sartre lo “ruin” y lo cobarde, lo resume en la siguiente máxima: "A unos de ellos, que se esconderán, por seriedad o por excusas deterministas, su libertad total, los llamaré cobardes; a los otros, que tratarán de demostrar que su existencia es necesaria, cuando es la contingencia misma de la aparición del hombre en la tierra los llamaré ruines".

Pareciera como si en esa conferencia de 1945 Sartre se refiriera con desdén a la señora de la anécdota “me estoy poniendo existencialista”, como si la señora hubiera entendiendo el existencialismo por algo burdo, lo cual probablemente hizo, considerando las críticas a las que se enfrentaba entonces ésta corriente filosófica.

Incluso en estos tiempos, probablemente no usamos correctamente el término. Muchos escuchan la palabra “existencialismo” y a sus mentes viene el hippie con tierrita en los pies escuchando “In a Gadda Da Vida” o creen que ponerse “existencialista” es un efecto secundario de echarse un churro de mota… en fin, que por estigma lo vemos únicamente como referencia contracultural cuando es mucho más que eso y creo que es parte de lo que Sartre busca reivindicar en “El Existencialismo es un Humanismo”.

Hablando de contracultura, y para cerrar éste ensayo, quiero citar una frase que el personaje de Don Draper en la serie Mad Men dice a un grupo de “beatniks” o hipsters (otro término bastante manoseado y pervertido al punto de la caricatura “condechi”) que lo juzgan por ser el típico señor “cuadrado” de finales de los 50’s y que lo acusan, en su calidad de “ad man” o publicista, de “venderse al sistema y envenenar las mentes libres con el único objetivo de inducirlos al consumismo”. Ante tal letanía, Draper responde:

“No hay ninguna gran mentira, no hay ningún sistema, el universo es indiferente”.

Aunque la frase suena poderosa (bueno, para mí), tal vez para Draper el universo es el “mercado”, pero si pensamos la frase en el sentido existencialista, a mí me recuerda un poco a la parte final de la conferencia de Sartre, donde menciona: “De acuerdo con éstas reflexiones se ve que nada es más injusto que las objeciones que nos hacen”. Ahí Sartre activamente advierte que en la crítica a su filosofía hay una falta de apertura, pues la crítica radica en que supuestamente el existencialismo hunde al hombre en la desesperación al apartarlo de la creencia en un Dios, cuando en realidad, hay un optimismo latente y un empoderamiento al postular que el hombre, independientemente de la existencia de un dios, es quien tiene la capacidad de encontrarse a sí mismo, “el universo es indiferente” equivaldría a que exista Dios o no, eso no hace ninguna diferencia en el hecho de que es el hombre quien tiene (o debiera tener) el control sobre su existencia, no habiendo nada exterior que pueda salvarlo de el mismo más que la propia consciencia de sus actos y su potencial.

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