Enseñar a ser persona

...

Este es un libro para leerse y releerse por que en cada lectura, vas descubriendo nuevos horizontes; una visión, más profunda, humana y responsable de que y él porque es importante dar y recibir. En algún momento pareciera que el autor se identifica preferentemente con las personas pobres en un acto solidario y fraterno, pero finalmente entendí que su llamado es a la humildad, y al sentimiento de amor que debemos practicar, sin importar estratos sociales y de aprender humildad con los humildes, sin que esto signifique que la humildad es patrimonio exclusivo de los que menos tienen.

El maestro Carlos Díaz entre enseñanzas y ejemplos nos va llevando de una manera a veces sutil, a veces drástica a reflexionar sobre el hecho de la vida, que es la gran encrucijada del ser humano; como enfrentar con entereza y en forma razonada lo retos de nuestra existencia; a discernir entre el bien y el mal; tomar lo bueno y desechar lo malo; y cómo actuar ante las circunstancias favorables o adversas que se no presenten.

No escapa a las enseñanzas de este texto la importancia de los roles que debemos jugar al interior de la familia; la practica constante y oportuna de los valores citados en nuestro papel de padres, hijos, hermanos o esposos; el poder tratarnos con amor, respeto, pacienciencia y justicia entre otros, reconociendo la existencia de un creador todo poderoso que nos llama a amar a los demás como si fuésemos nosotros mismos y que es capaz de hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres.

Finalmente concluyo esta breve opinión con el relato de una fábula que a mi ver ilustra y complementa la enseñanzas que el maestro cita en su texto.

EL SECRETO DE LAS PLANTAS

Don Juan era un jardinero que quería mucho a sus plantas y hacía con mucho gusto y alegría su trabajo, el aprendió de su padre que a las plantas había que moverles la tierra, abonarlas, regarlas, podarlas y todo lo que aprendió de su padre lo hacía con gran esmero.

Un día notó que las plantas se estaban poniendo tristes y feas, él se enojó mucho porque había hecho todo lo que su padre le había dicho, las plantas al verlo enojado se enojaron también con él y se pusieron cada vez más feas, don Juan muy triste empezó a pensar que no servía para jardinero y aunque quería mucho a sus plantas decidió dejarlas, con el tiempo don Juan se paseaba por los jardines solo para mirar a las plantas y un día se encontró con un trébol que le enseñó el verdadero secreto de las plantas.

“No basta con hacer lo que pensamos que debemos hacer”, es necesario, fijarnos en los detalles y en las necesidades de cada una de las plantas, cuando llega el invierno las plantas se ponen tristes, cuando viene el otoño se les caen las hojas, cuando viene el verano es que se ponen aguaditas y cuando están en primavera se ponen contentas y así el trébol le fue revelando el verdadero secreto del cuidado de las plantas.

[pic 2]F

¡GRACIAS ESTIMADO MAESTRO!