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Lo efímero encara a la dama de negro

Enviado por   •  22 de Marzo de 2018  •  1.503 Palabras (7 Páginas)  •  243 Visitas

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Durante la adolescencia la muerte aún se encuentra muy lejana, por eso se preocupan más de lo que harán en su vida futura, tomando todos los riesgos existentes y desafiando a la muerte en más de una ocasión.

Los adultos, impacientes por gozar la vida, reaccionan violentamente a la idea de la muerte, siendo evasivos respecto a este tema. En esta etapa el rechazo a la muerte es el máximo, concentrando los pensamientos en el presente, quedando ciegos por la pasión en la acción y el desafío, dejando de lado la reflexión y la experiencia.

Es en medio de la vida cuando las personas toman verdadera conciencia de que van a morir algún día, ya no se sienten tan jóvenes como antes y al darse cuenta de esto aparece un cambio de actitud. Al percatarse de los límites de la existencia revalúan toda su vida y hacen balance de su carrera, de la pareja, de los hijos, de las relaciones y se preguntan ¿Acabo de vivir todo eso sin darme cuenta? Sienten que la vida es corta y aprenden a valorar más el tiempo, las acciones, dando prioridad a todas las cosas positivas ya vividas y que ahora yacen en la experiencia.

Lo importante es vivir una vida plena teniendo claro los objetivos que nos trazamos luchar, esforzarse y disfrutar para conseguirlos, siendo el conocimiento y la Fe de cada uno pilares fundamentales para lograrlos, esto lleva a tener menor temor a la muerte, pues se vive más plenamente, permitiéndonos encontrar un lugar en el concierto del mundo, sentir que tenemos un sitio en la orquesta y que el instrumento que es mi vida colaborará en su conjunto, esto nos impulsa a ser nosotros mismos y si llegamos al fin de la existencia y realizar una cuenta atrás comprenderemos que las etapas que hemos pasado son las de un gran viaje, con múltiples experiencias que llegarán a un destino final, la existencia plena y el tránsito a recomenzar después de la muerte.

Un sabio maestro budista comentó ’’Quienes creen que disponen de mucho tiempo, solo se preparan en el momento de su muerte, entonces los desgarra el arrepentimiento, pero ¿No es ya demasiado tarde?’’ [7]; Esto quiere decir que las personas no viven al máximo su vida y al momento de morir se arrepienten de lo vivido, no están listos para enfrentar a la muerte, por eso debemos vivir según el principio Carpe Diem, es decir, vivir la vida en el aquí y ahora, sin dejar situaciones inconclusas, ya que no sabemos que llegará primero, si la muerte o el próximo día.

La psiquiatra Longaker recomienda tres puntos para la preparación de la muerte[8]:

1. Darnos cuenta de que el sufrimiento existe y que se puede transformar en una experiencia de plenitud; 2. Prepararnos espiritualmente para la muerte, lo que implica el ser capaces de vivir en el momento presente, sin dejar situaciones inconclusas que sólo han de constituir un lastre que incrementará nuestro dolor y sufrimiento y el de quienes nos rodean; 3. Encontrar significado a nuestra existencia, sintiéndonos seres plenos a pesar de nuestras imperfecciones, aceptando nuestros errores y expiando los que podamos haber cometido.

Debido a todo esto, claro que estamos preparados para enfrentar a la muerte, pero depende de cada persona el querer aceptarla como algo natural y que no se puede evitar, el sentido de nuestra muerte se encuentra en la vida misma, en el momento en que nos demos cuenta que vamos a morir, nuestros pensamientos van hacia la vida ya vivida, recordando cada instante. El convencimiento de nuestra muerte nos impulsa a hacer las cosas, ya sea trabajar, producir, crear, vivir sin postergar nuestro destino. La muerte nos pone frente a una tarea que todos debemos realizar, que es hacer de la vida el sentido mismo de la existencia.

’’Pero ya es hora de irse: yo a la muerte, vosotros a la vida. Quien después de nosotros se encamine hacia la mejor meta, será desconocido por todos nosotros, salvo por Dios’’ [9](Sócrates).

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