Lo que cuenta es el motivo. Imanuel Kant

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Lo mismo pasa con el ejemplo del muchacho en el concurso de ortografía, que prefirió contar a los jueces que se había equivocado no porque era un acto moralmente acertado, sino por miedo a sentirse como un escarabajo al esconder la verdad de lo sucedido.

¿Cuál es el principio supremo de la moralidad?

Para poder llegar a esta respuesta, Kant utiliza un sistema de dualismos que sirven bien para explicar su filosofía sobre la moral. Para esto en el primer nivel pone al deber y a la inclinación y esto porque solo el valor moral que confiere un deber es determinante para que se produzca una acción. En el segundo nivel nos habla de la libertad que gozamos las personas y de la autonomía que tenemos para poder desarrollar esa libertad, pero también nos habla de heteronomía que es una libertad a la mitad como lo explica el, porque cuando existe una heteronomía estamos siendo influenciados por factores externos a nosotros que nos brinda el medio para actuar.

Imperativos categóricos e hipotéticos.

Son imperativos hipotéticos problemáticos (reglas de la habilidad) cuando el fin o propósito para el que es buena la acción es sólo posible, es decir, no es un fin al que los hombres tiendan por naturaleza, sino que se puede querer o no querer; el mandato “debes entrenar esta tarde” pertenece a este tipo pues describe el modo de comportarse adecuado para un fin nada universal. Los imperativos hipotéticos tienen la forma general "debes hacer X si quieres conseguir Y"

Los imperativos categóricos tienen la forma general "debes hacer X", o, en su versión prohibitiva, "no debes hacer X"; "debes ser veraz", "no debes robar", son ejemplos de imperativos categóricos. De todas formas es preciso tener cuidado porque la mera expresión lingüística no es suficiente para determinar si el imperativo que ha guiado nuestra conducta es hipotético o categórico