Los colores de la montaña.

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La guerra de unos cuantos que acaba con la vida de los que no queremos ser parte de ese conflicto que desde hace tanto tiempo ya no tiene como justificarse. En Colombia cada grupo armado que surge lo hace con la supuestamente con el objetivo de proteger al pueblo, pero a la final sólo terminan cuidando sus propios factores benéficos (por ejemplos sus campos para la producción de narcóticos) sembrando el terror para hacerse dueños y gobernantes de todo el territorio colombiano. Es una película en términos simple perfecta. Debido a que muestra todo el ente operario de las guerrillas y los paramilitares, como se van adentrando poco a poco en las comunidades, generando diferencias y odios, obligando a la gente a tomar posición por unos u otros, destruyendo todo a su paso regular del tiempo. Con mucho tacto y de lengua simple e indirecto con el espectador, esta película muestra minuciosamente cada aspecto de esta guerra que sigue cumpliendo décadas de vigencia y no se ve las luz del horizonte a un fin cercano que pare con este caos y locura que afecta a la mayoría de los colombianos nos topamos de forma directa o indirectamente con la situación.

En mi opinión personal es una película necesaria. Una película que tiene que existir y que ojala fuera más las que se hicieran en Colombia mostrando esto que somos. Esa guerra que hay a cada segundo, minuto u hora diaria en la cotidiana, en medio de los propios afanes, se nos va volviendo ajena y la olvidamos hasta el siguiente titular de noticiero que cuenta sobre otra masacre, otra víctima de una mina anti persona, otra “mula” que cae en un aeropuerto o un nuevo secuestros de víctimas inocentes en Colombia.