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La Psicología del color depende de los patrones que se tienen ya grabados en la mente

Enviado por   •  25 de Noviembre de 2017  •  7.346 Palabras (30 Páginas)  •  528 Visitas

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Hugh (1996) profundiza aun más y establece varios tipos de sensación. La sensación térmica del color: Esta determinada principalmente por la tonalidad. Se ha comprobado que los colores fríos son relajantes y producen sensación de tranquilidad. En cambio, los colores cálidos son estimulantes y dinámicos.

Sensación de tamaño: Una forma puede parecer mayor o menor según su color. Los colores claros tienden a expandirse, mientras que los oscuros tienden a contraerse.

Sensación de distancia: Los colores también producen sensación de proximidad o lejanía. Esa sensación también depende del grado de saturación de los colores.

Sensación de armonía: Armonizar colores es encontrar la relación adecuada para conseguir combinaciones visuales agradables, se crea armonía cuando un color domina en la composición.

Sensación de contraste: El contraste máximo se consigue entre las parejas de colores complementarios, que son los más compuestos en el círculo cromático.

1.3 Emociones.

Naranja:

Se considera exótico desde que llegó de las Indias a Europa en forma de distintas y novedosas frutas. Antes se designaba a los objetos de esta tonalidad como “rojos-amarillentos”. Su poder de atracción está en que es el color que más aromas produce con sólo mirarlo, ya que muchos alimentos y flores lo tienen. Según la socióloga Eva Heller (2004), lo prefieren las personas a las que les gusta “la diversión, la sociabilidad y la gente alegre”. Por su sensación de frescura es el color que se toma menos en serio y quien lo viste no suele hacerlo por casualidad, sino porque quiere llamar la atención.

Amarillo:

Desde pequeños hemos puesto un gran sol amarillo coronando nuestros dibujos. De adultas o adultos “como ese gran sol, buscamos el amarillo para animarnos la vida con su presencia”, dice Heller (2004).

Aun así, es el color más contradictorio ya que representa tanto la búsqueda del optimismo y la sabiduría, como el enojo, la mentira y la envidia. El amarillo es un estimulante mental aunque, en exceso, produce agotamiento. Así de complicado resulta este color.

De las personas que lo eligen como su favorito, sólo el 6% son inseguras a la hora de tomar decisiones.

Según Max Lüscher (2001), elegirlo en primer lugar significa que en ese momento se tienen “ansias de liberación y una esperanza de mayor felicidad en el futuro, pues pueden no estar pasando por un buen momento”.

Rojo: pasión y odio.

¿Crees que es casualidad que los guantes de boxeo o que el logotipo de la marca de refrescos más famosa del mundo sea rojos? Está claro que no. Y es que el poder de atracción de este color está demostrado. El rojo es el rey de la pasión, del amor y del odio por igual. Tiene la fuerza que le otorga el hecho de que tanto la sangre como el fuego sean de ese tono.

“Es el más vigoroso de todos los colores, da fuerza y energía y, ópticamente, siempre se sitúa delante del resto”, explica Heller. Las personas que lo eligen como favorito, aproximadamente el 12%, suelen guiar sus actos por el camino del corazón y no por la razón. Son decididas y optimistas. “El rojo despierta los sentidos, aporta felicidad y la vitalidad que, a veces, nos falta para seguir” (Heller, 2004).

Violeta: la sexualidad.

Se trata del color menos habitual de la naturaleza por lo que resulta artificial. Además, se considera un tono mixto de emociones confusas. Así, en su manifestación más clara produce sentimientos románticos y, en la más oscura, evoca melancolía y tristeza.

Si ésta es tu elección puede que busques una válvula de escape, una vida mágica que te haga salir de la rutina. También está asociado con el erotismo: “Detrás del violeta hay escondido más sexo que en el rojo”, asegura la psicóloga Heller (2004), y recordemos que el escritor Oscar Wilde se refirió al sexo prohibido como “las horas violetas del tiempo”.

Marrón: ¿pereza o tenacidad?

Es el patito feo de los colores, el más rechazado en las encuestas, pues casi nadie siente predilección por él ya que la mente tiende a asociarlo rápidamente con la inmundicia y los excrementos. También psicológicamente se asocia con aspectos negativos. Es el color de la pereza y de la necedad. “¿Qué caracteriza mejor a una persona apática que el marrón?”, se pregunta Heller (2004). Pero no todo es malo en este tono. Lüscher (2001), por ejemplo, lo asoció con las personas que son perseverantes y tenaces en su trabajo: “Representa una fuerza y resistencia psíquica que hace que se tenga una energía vital muy positiva”.

Verde: señal de firmeza.

Indica también perseverancia y resistencia al cambio. “Quien lo elige intenta que prevalezca su opinión y tiende a dar discursos moralizadores”, dice el psicólogo Lüscher (2001). Si es tu preferido, como el del 16% de la población, te gustará la naturaleza. Además, los expertos le atribuyen un efecto calmante pues alegra la vista sin cansarla. “Es el color más tranquilo que existe y no invoca sentimientos. Ni alegría ni tristeza. Nada.

Esta ausencia de movimiento es una cualidad que produce un efecto bienhechor en las personas fatigadas”, escribió Kandinsky, pintor y gran estudioso de los colores. No hay que olvidar que es el tono de la esperanza “porque el verde de la primavera siempre termina germinando”, explica Heller (2004). En su aspecto negativo, caracteriza la pereza y la envidia.

Blanco: la inocencia.

Si lo has elegido, tiendes a la perfección y a ayudar, pues tiene connotaciones cordiales como la bondad y la inocencia. Resulta insulso si no se aprecia junto a otros tonos que le den fuerza. Ésta puede ser la razón de que sólo lo el 2% de los entrevistados por Heller (2004) lo eligiera como favorito. Pero es tan poca la fuerza en cuanto a los sentimientos que provoca, que Lüscher (2001) no lo incluyó en su test. “Al relacionarse con el concepto de vacío no crea sentimientos, ni positivos ni negativos”, dice.

Gris: pura discreción.

Es un color que indica neutralidad pues no es ni claro ni oscuro, y aunque no crea tensión, tampoco la alivia. “Aquel que elige el gris no desea darse a conocer y quiere protegerse de toda influencia exterior para mantenerse libre de excitaciones”.

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