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Otras concepciones de la utilidad

Enviado por   •  27 de Agosto de 2018  •  4.199 Palabras (17 Páginas)  •  232 Visitas

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Aquellos deseos que tendríamos si no estuviéramos influidos por la ira, o bajo presión, o bajo la influencia del licor o el sufrimiento de una depresión, y si fuéramos racionales, si tuviéramos el conocimiento de nosotros mismos... y la distancia suficiente para evaluar el conocimiento y la información calmada y cuidadosamente. (Frey, citado por Thomson, 1987: 48).

Entonces podemos modificar el principio de utilidad de la siguiente manera: una acción es moralmente correcta si contribuye a la satisfacción de la mayor cantidad posible de preferencias racionales.

Esta nueva formulación, sin embargo, se enfrenta a varios tipos de dificultades. Me limitaré a presentar la que considero más fundamental, debido a que ataca la idea central misma de que la utilidad pueda definirse en términos de la satisfacción de los deseos, sean éstos racionales o no.

En el diálogo platónico Eutifrón, Sócrates se pregunta si lo sagrado es sagrado sólo porque los dioses lo valoran, o si más bien los dioses valoran lo que es sagrado justamente porque es sagrado. La misma inquietante pregunta6 puede plantearse para la concepción de la utilidad en términos de la satisfacción de las preferencias racionales: dadas todas las condiciones estipuladas por Frey, ¿lo que deseamos es bueno sólo porque lo deseamos, o más bien es que lo deseamos justamente porque es bueno?

Para el utilitarista, la respuesta es que el hecho de que una persona que cuente con la información adecuada desee algo, hace que ese algo sea bueno. Es el deseo el que constituye la bondad o valor de la cosa. Pero, continúa la objeción, la cuestión parece ser justamente al revés: precisamente necesitamos más información, una mejor disposición emocional, etc., para poder descubrir lo que es bueno para nosotros.

La lista de condiciones que Frey estipula para que una preferencia sea racional podría ampliarse indefinidamente. Porque incluso si satisface las condiciones estipuladas en la lista, un deseo todavía podría conducirnos a una disminución de nuestro bienestar. Incluso bajo tales circunstancias podríamos desear lo que es perjudicial para nosotros. El punto general de esta objeción al utilitarismo de la preferencia es que nuestras preferencias son indicadores del bienestar, pero no lo definen.

¿El bienestar de quién?

El filósofo utilitarista J.J.C. Smart escribió:

Si la principal categoría moral de una persona es no-utilitarista, a esa persona podría no importarle mucho la desaparición de la vida sobre la tierra. Después de todo, no puede hablarse de la violación de los derechos de personas futuras. Pero podemos hablar de la felicidad futura de las personas futuras, aunque ésta será igual a cero si no llega a haber tales personas, y con toda probabilidad será de una inimaginable magnitud si las llega a haber. (Smart, 1986: 38).

Smart piensa que, por esta razón, el utilitarismo es el mejor candidato para hacer un análisis moral adecuado de los problemas relacionados con la carrera armamentista, especialmente la de las armas de destrucción masiva. Porque sólo si estamos preocupados por la maximización de la utilidad total, podremos considerar seriamente los posibles intereses de las próximas generaciones. Esto es lo que se conoce como utilitarismo total.

a) Utilitarismo total: esta versión de la teoría sostiene, en palabras de uno de sus defensores contemporáneos más destacados, que "lo que es correcto hacer en una ocasión es maximizar la felicidad total (ahora y en todos tiempos futuros) de todas las criaturas sensitivas, sean humanos u otros animales, o extraterrestres". (Smart, op. cit.: 24).

Smart formula su versión de la teoría en términos hedonistas, pero no necesariamente todas las versiones del utilitarismo total deben comprometerse con el punto de vista hedonista de la utilidad. Recuérdese que la tesis común a todas las versiones del utilitarismo es la de que el fin último de la acción debe ser la maximización de la utilidad. Pero esto deja el espacio abierto para versiones del utilitarismo total que conciban la utilidad en términos no hedonistas.

Los utilitaristas totales señalan que la teoría tiene un atractivo irresistible: "¿Qué podría ser mejor que maximizar la felicidad?" (Íbidem). Sin embargo, la teoría tiene implicaciones contraintuitivas (aquí sigo la exposición de Singer, 2002: 172-174).

Consideremos la versión hedonista del utilitarismo total. A grandes rasgos, hay dos maneras en las que se puede disminuir la cantidad total de felicidad. La primera es disminuir el placer que sienten algunos de los seres cuyas experiencias placenteras constituyen la cantidad actual de felicidad. La segunda consiste en eliminar algunos de esos seres.

Similarmente, hay dos formas de aumentar el nivel total de felicidad. La primera consiste en aumentar, o bien la cantidad de experiencias placenteras de los seres que actualmente sienten placer, o bien su intensidad —o calidad, o duración, etc. La segunda consiste en traer al mundo más seres que sientan placer.

La primera implicación extraña de la versión total del utilitarismo es que, dado que tenemos la obligación de maximizar el nivel total de felicidad, entonces, cæteris paribus7, tenemos la obligación de traer más personas al mundo si existen buenas probabilidades de que esas personas van a llevar vidas placenteras. Pero parece absurdo decir que, por ejemplo, una pareja que tenga altas probabilidades de criar niños felices, tiene por eso la obligación de traerlos al mundo.

En este mismo sentido, Derek Parfit ha planteado el siguiente problema para la versión total del utilitarismo. Supóngase que hay dos mundos. En el primero (A), todos los seres llevan vidas muy placenteras, todos están muy felices. En el segundo (B), en cambio, todos los seres llevan vidas mediocres desde el punto de vista de la felicidad. Claramente, el utilitarista total preferiría el mundo A sobre el B. Pero ahora supongamos que la cantidad de seres en el mundo B es lo suficientemente grande como para superar el nivel total de felicidad del mundo A. El utilitarista total debe preferir ahora el mundo B porque su nivel total de felicidad es mayor. Pero ésta es, para usar la expresión de Parfit, una "conclusión repugnante" 8.

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7Esta cláusula es importante aquí, porque bloquea el ejemplo contra objeciones irrelevantes. La idea es que, si todas las demás cosas relevantes permanecen iguales (este es el significado de la expresión latina —ver el glosario al comienzo del libro),

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