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UN EJEMPLO DE FILOSOFIA ANTIGUA: EL AMOR A LA SABIDURIA SEGÚN LOS ESTOICOS

Enviado por   •  7 de Noviembre de 2018  •  4.468 Palabras (18 Páginas)  •  410 Visitas

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DEL AMOR A LA SABIDURÍA A LA PRÁCTICA DE LA SABIDURÍA: NO HAY QUE TEMER LA MUERTE, NO ES MÁS QUE UN TRÁNSITO, PORQUE SOMOS UN FRAGMENTO ETERNO DEL COSMOS

Los interrogantes más elevados, la pregunta última de toda filosofía: la de la salvación.

Para los estoicos, al igual que para el resto de los filósofos, existe un “más allá” de la moral.

La filosofía, a diferencia de las grandes religiones, promete ayudar a “salvarnos”, a vencer nuestros miedos e inquietudes, no a través de Otro, de un Dios, sino por nosotros mismos, sin más ayuda que nuestras propias fuerzas, simplemente recurriendo a la razón. una gran filósofa contemporánea, HannaK ArendtJ en un pasaje de su libro La crisis de la cultura, tradicionalmente los antiguos consideraban dos formas de responder a los desafíos planteados a los humanos por el hecho insoslayable de su mortalidad, dos maneras, de intentar vencer la muerte o, al menos, los miedos que nos inspira.

- La primera es natural y reside, en el hecho de la procreación: teniendo hijos, asegurando, la propia descendencia, uno se inscribe de alguna manera en el ciclo eterno de la naturaleza, en el universo de las cosas que no conocen la muerte. La inmortalidad se probaría por el hecho de que nuestros hijos se parecen a nosotros, tanto física como moralmente. Así, ellos proyectan, a través del tiempo, algo de nosotros. El problema es, ciertamente, que una vía de acceso a lo perdurable de este estilo sólo sirve para la especie.

- La segunda forma de consiste en realizar acciones heroicas y gloriosas que puedan dejar un rastro escrito cuya principal virtud consiste en vencer, en cierto modo, lo efímero del tiempo. Se podría así decir que los libros de historia los salvan del olvido que amenaza todo lo que no forma parte del reino de la naturaleza.

Y es que los fenómenos naturales son cíclicos. Se repiten indefinidamente, como en el caso de la noche que sigue al día, el invierno que sigue al otoño o el buen tiempo tras la tormenta. Y esa repetición garantiza que no se les olvide: el mundo natural es, ciertamente un poco peculiar, pero no obstante resulta comprensible y participa sin esfuerzo de una cierta forma de “inmortalidad” mientras que todas las cosas que deben su existencia a los hombres, como las obras, las acciones y las palabras, son perecederas, se ven contaminadas, por la mortalidad de su autores. Es precisamente ese imperio de lo efímero lo que se puede combatir, al menos en parte, con ayuda de la gloria. La gloria puede asemejarse a una forma de inmortalidad personal y ésta es la razón por la que, sin duda, fue y aún es codiciada por los seres humanos.

Tras el nacimiento de la filosofía entra en escena una tercera vía para hacer frente a los desafíos planteados por la finitud.

El interés sobre todo por la sabiduría filosófica es el miedo a la muerte. Pero gracias a la filosofía, remitirá la angustia existencial, porque ésta ofrece, más allá de los falsos consuelos de la procreación y la gloria, una respuesta que se asemeja peculiarmente a la actitud religiosa, salvando siempre la distinción que ya conoces entre la “salvación a través de Otro” y la “salvación por uno mismo”

Según los estoicos el sabio podrá, gracias a una correcta ejercitación del pensamiento y de la acción, alcanzar una cierta forma humana, si no de inmortalidad, al menos de eternidad. Con toda seguridad va a morir, pero la muerte no será el fin absoluto para él, sino una transformación, un paso si se quiere, de un estadio a otro en el seno de un universo cuya perfección global es de una estabilidad

En el fondo, simplemente, que al alcanzar cierto nivel de sabiduría teórica y práctica, (el ser humano comprende que la muerte no existe en realidad, que no es más que el paso de un estadio a otro, no una anulación, sino una forma de ser diferente) .

La filosofía quiere generar una teoría de la salvación fundamentada en el ejercicio de la razón y no simplemente aspirar a la sabiduría, sino ayudarnos a vencer los miedos y así hacer hueco a la sabiduría en sí, es preciso que se encarne en algún upo de ejercicios prácticos. La verdad es que sólo así la doctrina de la salvación adquiere un sentido real y abre una nueva dimensión. Y, en opinión de los estoicos, sólo se puede pasar de un estadio a otro por medio de la realización de ejercicios concretos.

Unos ejercicios de sabiduría para poner en práctica de forma concreta la búsqueda de salvación

Se refieren sobre todo a la relación con el tiempo, puesto que, es en él donde anidan las angustias que alimentan los remordimientos y las nostalgias relacionadas con el pasado, pero también las esperanzas y los proyectos que uno quiere inscribir en el futuro. Resultan interesantes y significativos en la medida en que vamos a reencontrarnos con ellos

Los dos grandes males: el lastre del pasado y los espejismos del futuro

Los dos mayores males que pesan sobre la existencia humana (en opinión de los estoicos), los dos frenos que nos bloquean y nos impiden acceder a un desarrollo completo son la nostalgia y la esperanza, el apego al pasado y la preocupación por el porvenir. Hacen, que nos perdamos el instante presente, nos impiden vivir plenamente. Se podría decir que, desde este punto de vista, el estoicismo está detrás de uno de los aspectos probablemente más profundos del psicoanálisis: aquel que analiza cómo quien acaba siendo prisionero de su pasado nunca será “capaz de disfrutar ni de actuar”, como dice Freud.

Para acceder a la sabiduría que está por encima de la filosofía, se supone que uno debe dejar de vivir en dimensiones temporales que, como el pasado y el futuro, no tienen existencia real alguna, para atenerse, al presente de quienes pecan de falta de sabiduría, sino que, pueden incluso ser más nocivos los recuerdos de los días felices que hemos perdido ir

El estoicismo enseñará a sus discípulos a desprenderse de aquellas ideologías que conceden valor a la esperanza. Remediablemente y que nunca volverán.

Esperar algo menos, amar algo más

Otro tema más sutilmente tratado por la sabiduría oriental, en especial por el budismo tibetano: LA ESPERANZA (la idea de que no se puede vivir sin esperanza). Es la mayor de la insatisfacción, porque por su misma naturaleza pertenece al orden de la carencia. Vivimos constantemente en el seno de la dimensión de un proyecto, precipitándonos tras objetivos localizados en un futuro más

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