UNA DE LAS FOTOGRAFIAS ACCIONADAS DE MEMORIA

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Descubrir los enigmas que las fotografías guardan en su silencio es desvendar hechos que le son inherentes y que no se muestran, hechos del pasado desaparecido, nublado que intentamos imaginar, recrear, a partir de nuestras imágenes mentales, en eterna tensión con la imagen presente que concretamente vemos, limitada a la superficie del documento: realidades superpuestas.

En otra obra, Kossoy, refuerza que las realidades de la fotografía son múltiples, pues dependen de las múltiples interpretaciones que pueden ser hechas por los múltiples receptores.

La imagen fotográfica, en cuanto representación de una dimensión del pasado (primera realidad), siempre constituirá una segunda realidad, es decir, la realidad del asunto representado. Ese ejercicio mental, intuitivo, de reconstrucción, lleva a Kossoy

a concluir que la fotografía es memoria y con ella se confunden. Se establece por tanto, la conexión que da base de sustentación a la propuesta metodológica del gatillo de la memoria.

El estatuto de fragmento espacio temporal de la imagen fotográfica despierta en el receptor la visibilidad y la veracidad de lo que está representando. Lo aparente de la vida registrado en la imagen fotográfica puede así, de vez en cuando, dejar de ser únicamente la referencia y re asumir su condición anterior de existencia. El principio de un viaje en el tiempo en que la historia particular de cada uno es restaurada y revivida en la soledad de la mente y de los sentimientos, son en general viajes de corta duración y de marcada emoción; muchas veces, nos quedamos en esos viajes imaginarios. La representación fotográfica, en medio de una serie de otros objetos simbólicos, que para otros puede no tener ningún significado, se constituyen, en el punto de partida. Si la fotografía, al ser analizada por nosotros, nos lleva a un viaje en el tiempo, en la soledad de la mente, las nuevas imágenes despertadas son cargadas de subjetividades-son recuerdos accionados por la memoria individual. A partir de este punto, es fundamental que se comprenda la relación que las recordaciones tienen con la memoria colectiva y la historia y de qué manera pueden ayudar en esas construcciones. MEMORIA E HISTORIA Desde 1840, época en que fue inventada, la fotografía registró una serie de microaspectos de diferentes contextos sociales y geográficos, preservando la memoria visual de fragmentos del mundo, compuestos por escenarios, personajes y transformaciones ininterrumpidas. Estas imágenes son documentos para la historia y también para la historia de la fotografía. Es la fotografía un intrigante documento visual cuyo contenido es un revelador de informaciones y detonador de emociones.

Para entender el potencial historiográfico al que hace referencia Kossoy, es necesario diferenciar historia y memoria. Memoria no es historia, pero si uno de sus instrumentos, pues la historia es construida por medio de memorias individuales y colectivas, de documentos de los más variados tipos y de testimonios vivenciados. Es decir, la memoria compone la historia, principalmente porque guarda una relación próxima con la cultura.

Existe una relación de interdependencia entre la cultura y la memoria de determinado pueblo. La cultura, para perpetuarse, necesita ser transmitida por medio de las memorias, y ese proceso de transmisión de historias y de la experiencia puede ser tenido como una costumbre en la convivencia del grupo, como un modo de preparar los individuos para el futuro.

Esa relación de interdependencia es abordada por Jaques Le Goff en su libro de historia y memoria. Para el autor, hasta nuestros días, historia y memoria se confunden, ya que la primera se desarrolla, principalmente, por medio del modelo de la evocación, de la amnesia y de la memorización. Pero, aun, según el autor, esa confusión se está deshaciendo a lo largo del tiempo y tiende a ser aclarada en el futuro. Los historiadores daban la fórmula de las grandes mitologías colectivas, y ahí se da historia a la memoria colectiva. Pero toda la evolución del mundo contemporáneo, sobre la presión de la historia inmediata en gran parte fabricada por los medios, camina en la dirección del mundo lleno de memorias colectivas.

De esta manera, es imprescindible que se comprenda la idea de memoria colectiva y el modo como ella presiono y presiona la historia. De acuerdo con Eclea Bosi una memoria colectiva se desarrolla a partir de los lazos de convivencia familiar, escolar, profesional. Ella entreteje la memoria de sus miembros, que acrecienta, unifica, diferencia, corrige, pasa en limpio. Es decir, la memoria colectiva se forma en el interior de un determinado grupo, o comunidad afectiva, quitando de ahí su fuerza y relevancia. Maurice Halbwach complementa ese concepto, destacando sus tensionamientos, una vez que cada memoria individual es un punto de vista sobre la memoria colectiva.

La memoria colectiva pierde su fuerza y duración por el hecho de tener como soporte solo a un grupo de hombres, sin embargo estos hombres son individuos que recuerdan. De ese cumulo de recuerdos en común y que se apoyan unos sobre otros, no son los mismos que aparecerán con mas intensidad para cada uno de ellos. Diríamos voluntariamente que cada memoria individual es un punto de vista sobre la memoria colectiva, que ese punto de vista cambia conforme al lugar que ahí yo ocupo, y que ese lugar también cambia dependiendo de las relaciones que mantenga con otros medios. No es de admirar que, del instrumento común, no todos lo entienden y aprovechan del mismo modo. Aun cuando intentamos explicar esa diversidad, volvemos siempre a una combinación de influencias que son, todas, de naturaleza social.

La memoria colectiva, según Le Goff, es uno de los principales objetos de estudio de la historia, empeñada en crear una historia científica a partir de los recuerdos grupales. Ese movimiento representa para los investigadores, una revolución de la memoria, preocupada como los niveles memoriales individuales, sociales y colectivos.

La nueva historia seria por tanto: una historia que se fermenta a partir del estudio de los lugares de la memoria colectiva. Lugares topográficos, como los archivos, las bibliotecas y los museos; lugares monumentales como los cementerios; lugares simbólicos como los de conmemoraciones, peregrinaciones, aniversarios, emblemas;

lugares funcionales como los manuales, las autobiografías o las asociaciones; estas memorias tienen su historia. Pero no podemos olvidar que los verdaderos lugares de la historia, son aquellos lugares donde se busca no por su elaboración, no por la producción, pero si por ser creadores y denominadores de la memoria colectiva: estados, medios sociales y políticos, comunidades