ANTECEDENTES DE LA ARGUMENTACIÓN JURIDICA.
Enviado por Ensa05 • 29 de Abril de 2018 • 1.331 Palabras (6 Páginas) • 639 Visitas
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Aristóteles de Estagira, el más brillante discípulo de Platón y cumbre de la filosofía griega su aportación al estudio de la argumentación es invaluable, fue el primero en realizar una verdadera sistematización de la misma, elevándola así al nivel de arte.[10]
Aristóteles se percata de la importancia de la retórica y del irremplazable papel que desempeña dentro del arte de la argumentación, considerado en su conjunto. Así, Aristóteles se dedica a hacer un estudio profundo del arte retórico, analizando cuáles son sus características principales, sus semejanzas con otras partes de la lógica, su utilidad, mecanismos empleados en su argumentación, tópicos más usados, etcétera. [11]
Según Aristóteles, existen tres géneros de retórica: el deliberativo, el judicial y el demostrativo.[12]
Cuando el oyente actúa como árbitro puede hacerse aun otra distinción, que será la decisiva para indicar de cuál genero de retórica se trata: si aquello de lo que juzga el oyente son cosas pasadas, entonces ése es un caso de retórica judicial o forense, pero si aquello sobre lo que tiene que juzgar se refiere a cosas futuras, entonces se habla de retórica deliberativa. En cambio, cuando el papel del oyente es el de simple espectador, el género del discurso es el demostrativo.[13]
El tipo de retórica que Aristóteles llama “forense” o “judicial” trata de asuntos “del pasado”, es decir, que ya ocurrieron, por ejemplo, un crimen que se cometió o cualquier otra acción que se llevó a cabo. En estos casos, como se decía, la función del oyente es la de árbitro o juez, y su arbitraje consistirá en juzgar la bondad o maldad de dicha acción, o si tal persona cometió o no cometió el crimen.[14]
En la retórica deliberativa, en cambio, el orador trata de persuadir sobre alguna cosa futura, presentándola ya sea como algo útil —y, por tanto, animando a realizarla o conseguirla—, o bien, como algo dañino —y, por tanto, disuadiendo de ello—.[15]
La finalidad de la oratoria demostrativa es la alabanza y el vituperio, por tanto, en ella el orador habrá de tener presentes las cualidades por las que se ensalza y se reprocha, que pueden ser, por ejemplo, la virtud y el vicio, lo noble y lo bajo, etcétera.[16]
En lo que respecta a la valoración aristotélica de los tres géneros retóricos, Aristóteles considera que el género más valioso de todos es el deliberativo, por ser en donde los asuntos son tratados de manera más directa y con base en los argumentos.[17]
LA ANTIGUA ROMA
Los primeros maestros de retórica que hubo en Roma no fueron realmente romanos, sino libertos.[18]
El más insigne orador que tuvo Roma, Marco Tulio Cicerón, hizo su primera defensa en el foro, teniendo como adversario al célebre orador Hortensio, uno de los más importantes de su tiempo.[19]
Entre los escritos que Cicerón dedicó al estudio de la teoría retórica se encuentran De la invención retórica, Las particiones oratorias y los Tópicos, obras que, en gran medida, recogen reglas, divisiones y clasificaciones previamente establecidas por otros tratadistas. La exposición más importante de la teoría retórica de Cicerón se encuentra en sus obras De oratore y Orator.[20]
Con la caída de la República en Roma, la retórica se quedó sin su principal ámbito de ejercicio: el verdadero foro público, la vida política, los litigios. La retórica se trasladó por completo a las escuelas, donde, a falta de casos reales, se trataban, a modo de ejercicio, asuntos imaginarios. En estas circunstancias, el arte de la argumentación fue debilitándose poco a poco, pues, como cabría imaginar, los ejercicios declamatorios de las escuelas distaban mucho de los casos reales.[21]
El debilitamiento de la retórica que se dio en Roma a la caída de la República no fue un fenómeno único en la historia, lo mismo había ocurrido ya con la conquista de Atenas, y ocurriría también en otras épocas y lugares.[22]
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