Ambiente musical en mexicano prehispánico
Enviado por Jerry • 5 de Diciembre de 2017 • 4.711 Palabras (19 Páginas) • 516 Visitas
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Al Tepochcalli (casa de jóvenes), acudían los muchachos plebeyos donde también aprendían entre otras cosas cantares y danzas, estas escuelas estaban en los Calpulli (barrios), iban desde pequeños hasta contraer matrimonio. Haciendo referencia a este lugar F. Bernardino de Sahagún dice:
“… Los mancebos que se criaban en el Telpochcalli, y cantaban de noche gran parte de la noche, (…). Y los sátrapas (sacerdotes) velaban de noche, tocando sus bocinas y respondíales en todas partes, y en todos los del telpochcalli, tocando las bocinas y el teponaztli y atambores. Esto hacían muchas veces hasta la mañana”.
El Tepochcalli formaba ciudadanos de tipo “medio”, los alumnos gozaban de mayor libertad y los trataban con menos rigor que en la escuela sacerdotal (Calmecac). Los maestros y maestras de los jóvenes y doncellas eran funcionarios laicos y no religiosos. Todas las tardes iban los jóvenes al Tepochcalli de su barrio para aprender y practicar el canto, la música y la danza, se reunían al atardecer y paraban hasta entrada la noche; después solo los sacerdotes velaban y seguían tañendo los instrumentos a determinadas horas hasta el amanecer. Estas llamadas servían también para manifestar que no pasaba nada extraordinario que pusiera en peligro a los habitantes de la ciudad, ya que velar era una ordenanza del señor; había guardias día y noche (sacerdotes y soldados “teachcauan”), en los lugares importantes y estratégicos. El Tepochcalli o Telpochcalli era un recinto dedicado al dios Texclatipoca y en cual tenían su adoratorio.
El Mecatlan era “la casa en la cual se ensañaba a tañer las trompetas de los ministros de los ídolos”, estaba situado dentro del recinto ceremonial central. Fray Juan de Tosquemada dice que tocaban “en especial flautas y trompetas, de los cuales géneros usaban mucho en sus bailes y areitos”; era por decirlo así como un centro que se especializaba en la enseñanza y perfeccionamiento de los instrumentos de viento (aerófonos); aunque también se utilzara el demás instrumental.es claro que el trabajo melódico y armónico que implica el estudio de los aerófonos y sobre todo en instrumentos de cerámica y de caña de timbres suaves requiere de un lugar especial y de mayor silencio. Los ingresados del Mecatlan, a cierto grado de conocimiento, recibían en una ceremonia especial y privada el “Mecatl”, cordel o soga simbólica distintivo que caracterizaba el músico tañedor de profesión, y que a partir de ese día de su “graduación” siempre llevaría.
En Texcoco uno de los grandes cuatro concejos del gobierno se llamaba “consejo de la música y de las ciencias”, fomentaba las artes, organizaba concursos a la terminación de los cuales el rey premiaba a los mejores. Estos poetas enseñaban el canto y la música en las “casas de canto” (Cuicacalli), anexas a los palacios o sostenidas por los barrios.
El Cuicacalli era una escuela de danza y música a la cual acudían jóvenes de ambos sexos, dice el cronista:
“… en todas las ciudades había junto a los templos unas casas grandes donde residían maestros que enseñaban a cantar y bailar, (…) donde no había otro ejercicio sino enseñar a cantar y a bailar y a tañer a mozas y mozos y era tan cierto el acudir a ellos y ellas a estas escuelas y guardaban lo tan estrechamente que tenían el hacer falla cosa de crimen”.
Las casa dedicadas a estas enseñanzas eran motivo en sí mismas de esparcimiento y rose social, siendo lugares de reunión cotidiana. Ahí preparaban con ensayos los nuevos cantares y bailes de las fiestas mayores, los atavíos de manta, plumas, mascaras, pieles, instrumentos, flores y comidas para que nada faltase.
Si bien la música de las antiguas culturas de México era por excelencia ritual, también se sabe que existían expresiones para el esparcimiento del pueblo y especialmente para la nobleza, quien siempre tenía a su servicio músicos y cantantes especializados.
“algunas veces, por su pasatiempo, el señor emperador cantaba y aprendía los cantares que suelen decir en los areitos…” esto nos indica que había cierta música o cantos que eran del dominio popular. Por su parte Sahagún nos habla aspectos acerca del tiempo de ocio de las señoras:
“Mas tienen, criadas corcovadas y enanas, las cuales por pasatiempo y recreación de las señoras cantan y tañen un tamboril que se llama Huehuetl”.
Fray Diego Duran hace notar variedades de cantos y bailes que tenían los antiguos mexicanos:
“Tenían diferencias en sus cantos y bailes, pues cantaban unos muy reforzados y graves, los cuales cantaban los señores en las solemnidades grandes y de mucha autoridad, con mucha mesura y sosiego. Otros había de menor gravedad y más agudos, que eran cantos y bailes de placer, que llamaban bailes de los mancebos en los cuales cantaban de amores y requiebros.
También había otro baile tan agudillo y deshonesto, llamábanle Cuecuecuicatl, que quiere decir baile cosquilloso”.
Los cantantes y danzantes eran muy estimados por todos especialmente por los grandes señores que siempre tenían a su servicio músicos y cantores especializados, a los cuales concedían ciertos privilegios como por ejemplo: no pagar impuestos o tributos, vivir en los palacios, casas, escuela y templos. Su contribución era la de embellecer las fiestas públicas, religiosas y civiles, también se les podía contratar para fiestas o reuniones particulares. Había una festividad especial donde se hacía honor a los poetas, cantores, músicos, danzantes, pintores, escultores y demás artistas profesionales, hombres de ciencia, etc., en la cual se les premiaba; se llegaba el día Ce Xochitl (1-flor) “Y la señal de que había de mandar él a la gente que bailara era poner en cestos dos palos enflorados: se colocaban en el palacio, en la casa real. Con ello se daba a conocer que era fiesta de flores, de alegrarse con flores, de gozar con flores”. La duración de estos festejos podría ampliarse todo el mes (20 días) según lo deseara el gran señor. Los artistas, aun cuando recibiesen honores y riquezas formaban parte del servicio para el ritual, los templos, escuelas y la casa de los señores; los cuales para acrecentar su prestigio tenían salas especiales para disfrutar de manera particular o con sus invitados de los cantares, la danza y el teatro.
“Si mandaba el señor que cantasen los cantores de Uexotzincayotl, o Anahuacáyotl, así los cantaban y bailaban con los atavíos del areito (respectivo), … y si el señor mandaba a los maestros y cantores que cantasen y bailasen el cantar que
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