Antecedentes de la independencia de México.
Enviado por Rimma • 3 de Diciembre de 2018 • 1.535 Palabras (7 Páginas) • 384 Visitas
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Desarrolló del movimiento.
“Alhóndiga de Granaditas”
El intendente de Guanajuato, Juan Antonio Riaño, se dio cuenta que la mayor parte de los habitantes de la localidad eran mineros que esperaban unirse al levantamiento insurgente, por lo que decidió parapetarse con seiscientos hombres en la Alhóndiga de Granaditas, uno de los edificios más fuertes y gruesos de la ciudad. Envió cartas solicitando apoyo militar al recién llegado virrey Venegas, al presidente de la Real Audiencia de Guadalajara y a Félix María Calleja, quien era jefe de las tropas realistas de San Luis, pero la ayuda no llegó a tiempo.16 Hidalgo, que había mantenido una amistad con Riaño, antes de dar la orden de ataque le solicitó la capitulación, pero el intendente se negó17 e iniciadas las hostilidades fue de los primeros hombres en morir.18 Sin poder penetrar el edificio, Hidalgo pidió a un indio minero, conocido como «el Pípila», quemar la puerta principal. Éste cargó una losa en la espalda a manera de escudo, logrando incendiar la puerta de la alhóndiga para abrir paso a los insurgentes.19 en 153 De este modo, a las cinco de la tarde, se logró la toma de la Alhóndiga de Granaditas. Durante el desorganizado asalto los sitiadores sufrieron más de dos mil bajas. Cuando las hostilidades cesaron —a manera de venganza por la muerte de sus compañeros— la plebe asesinó a más de doscientos cincuenta españoles, dando inicio a un saqueo por la ciudad que duró hasta el día siguiente. Hidalgo pudo contener el desorden publicando un aviso que conminaba a pena de muerte a los saqueadores.20 Durante su estancia, los insurgentes reorganizaron sus tropas añadiendo dos nuevos regimientos de infantería y se fundieron cañones para incrementar la artillería. José María Liceaga fue nombrado coronel y José Mariano Jiménez se añadió a la causa.
Toma de Valladolid
“Batalla del cerro de las cruces”
Los insurgentes avanzaron hacia Toluca para llegar a la antesala poniente de la Ciudad de México en el Monte de las Cruces. Con el propósito de hacer frente a la rebelión, el teniente coronel Torcuato Trujillo, con un destacamento, realizó reconocimientos en el área de Ixtlahuaca, pero al confirmar el avance del numeroso ejército que comandaba Hidalgo prefirió tomar posiciones con en el mayor Mendívil en Lerma y en el puente de Atengo. Los rebeldes arrollaron la posición del puente avanzando por Santiago Tianguistenco.31 Un grupo comandado por el capitán Bringas llegó a la escena para apoyar a Trujillo. La batalla se libró en el bosque, las fuerzas insurgentes dirigidas por Abasolo, Jiménez y Allende realizaron el ataque en un movimiento envolvente, logrando la victoria.32 Cuando se agotaron las municiones, los defensores huyeron a la Ciudad de México bajando por Cuajimalpa y Santa Fe; entre los sobrevivientes marchaba Agustín de Iturbide. Durante el combate murieron más de cinco mil hombres, con bajas semejantes para ambos bandos.33 ana
En la capital, Venegas preparó la defensa, exaltó a los habitantes enarbolando la imagen de la Virgen de los Remedios. El 31 de octubre, Jiménez y Abasolo bajaron con una bandera blanca para negociar la capitulación con el virrey,34 pero éste respondió con una negativa, esperando la próxima llegada de los ejércitos virreinales comandados por Calleja y Flon. Por razones que son desconocidas, el generalísimo Hidalgo prefirió volver a la capital de Michoacán. Esta decisión provocó la deserción de la mitad de las tropas e inició el distanciamiento con Allende, quien no estuvo de acuerdo con esa determinación.
Batalla de Aculco
Batalla de Guanajuato
Hidalgo, en lugar de permanecer más tiempo en Valladolid, se dirigió hacia Guadalajara, desviándose del plan acordado con Allende. Éste se lo reprochó, pues contaba con la posibilidad de recibir refuerzos del generalísimo en Guanajuato. Esta acción provocó otro distanciamiento entre los jefes insurgentes,41 el cual se acrecentó cuando Allende se enteró que Hidalgo —cediendo al deseo de las masas populares— había ordenado el fusilamiento de cuarenta españoles en Valladolid,42 y cuando se percató que Hidalgo había dejado caer en el olvido la figura de Fernando VII.
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