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Análisis sobre la marginalidad en la Sevilla del siglo XVI

Enviado por   •  25 de Marzo de 2018  •  3.149 Palabras (13 Páginas)  •  405 Visitas

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Los antecedentes sobre casos de hurto, homicidio y lesiones son los que constatan a la sociedad marginal como un grupo de tensiones económicas y sociales, Según la Audiencia de Sevilla en el 1600 de un total de 92 delitos constatados, 37 delitos equivalentes al 38,3% eran por hurto-robo y estafa, el siguiente porcentaje más alto correspondía a delitos por homicidio, lesiones, injurias y amenazas con 22 casos constatados equivalentes a un 25,0%, esto demuestra el carácter violento que se desenvolvía en los círculos marginales en Sevilla los cuales se concentraban dentro de la misma ciudad, generando una dualidad que por un lado muestra una ciudad amurallada símbolo de resguardo y seguridad y por otro lado los delitos ocurridos son en su mayoría de carácter violento y dentro de la misma ciudad amurallada. (Ramos, 1998)

A partir de lo anterior, nuestro sujeto de estudio se formara en el pícaro marginal, que se encuentra constantemente en tensión con la sociedad civilizada y los delitos tanto de hurto, desorden público y demás, la mayoría de las veces estos sujetos marginales funcionaban como puente con los piratas y la población que circulaba por estos encuentros de contrabando, caracterizados por ser hábiles en el exordio y estafadores, muchos de ellos eran testaferros que facilitaban el contrabando en la ciudad. (Carredano, 2006), los picaros y marginales eran sujetos “creados” a través de la significación que se les imponía por parte de los grupos de poder, Foucault nos decía en su libro vigilar y castigar, que son las sociedad las que insertan a los sujetos en redes de prisiones, son coartados a través de imposición de culturas y conductas, con el tiempo estos sujetos integran identidades y así se coartan ellos mismo por el miedo constante al castigo. Ahora bien si podemos constatar dicho análisis como un sistema de auto-coacción, no podemos entablarlo directamente en el análisis de la marginación en Sevilla, puesto que si bien se instauran procesos de castigo, en la Casa de Contratación, o en las Reales Audiencias, no son del todo eficientes, son los picaros los que constatan tal ineficiencia y la proliferación de contrabando y las constantes situaciones ilegales en el puerto de Sevilla lo reafirman. (Mantecón, 2006)

Es en esta época donde proliferan los personajes más simbólicos, los piratas, es muy interesante analizar los códigos, las pautas de comportamiento y los símbolos que representan tales individuos, la marginación concebida por el proceso de civilización español, a través de la imposición de pautas de comportamiento tales como la forma de concepción del cuerpo cada vez más íntimo y privado, las forma de conducta permitidas en ciertos espacios, las conductas en la mesa, los símbolos de nobleza y de barbarie, fue el escenario que configuró identidad en ciertos individuos, por un lado creo y reformulo la nobleza y por otro lado re significó lo bárbaro a través de sujetos marginales (Elías, 1987), estos eran gente pobre, miserables, delincuentes, vagabundos, desertores o perseguidos por sus ideas, (Berenger, 1985).

Es aquí donde la relación entre piratas y población marginal (picaros) nos da una instauración de actores antagónicos en los antecedentes históricos, más no son actores antagónicos sino más bien personas que se mantienen al margen de lo “social”, de lo “civilizado”, no pertenecen como predilectos de los archivos históricos, estos sujetos marginales veían por necesidad una salida de su condición, la forma más factible de encauzar una buena marcha era el contrabando a través de la piratería, eran renegados del sistema y actuaban en contra del, no respondían a la legalidad de la Casa de Contratación, ni de las Leyes de Indias, respondían más bien a su propio juicio, y ser autónomo y rebelde significaba barbarie para la corona y lo reinos en general.

Ahora aludiendo a un análisis micro-histórico (Ginzburg) podemos constatar que con el simple hecho de observar un solo grupo de estudio particular, en este caso los pícaros , podemos constatar una reflexión mucho más compleja y amplia, analizando las diferentes formas de encuentros entre este grupo y la totalidad del cosmos, observamos cómo el sistema de ejercicio del poder es más amplio que remitirse a una situación dominio-obediencia intrínseca e inalienable, se deben sustraer también en el análisis esos momentos coyunturales que negaron tal ejercicio del poder de la corona y por consiguiente generaron una circulación del poder en manos de rebeldes, un análisis micro-histórico permite definir tales instancias de encuentro que tuvieron variados desenlaces, un claro ejemplo de la violencia con la que se desenvolvía los colectivos marginales y que al mismo tiempo reniega esa “seguridad y prosperidad” de Sevilla, es un caso específico ocurrido en el puerto documentado por Mantecón “En una ocasión en la pesquería de Las Bandurrias, rio abajo, uno de los pescadores recriminó a otro que les debía el vino. Se produjo una bronca y, en ella, el recriminado mató a quien le había gritado, sólo porque esa era la segunda vez que le advertía.”, aquí observamos cómo es que situaciones banales como la deuda de un vino y la simple discusión, provoca el asesinato de un hombre, la forma de “brutalizacion” (Mantecón, 2009) suscitadas en los círculos marginales es la que delimita las conductas y la forma de adaptarse en el espacio social y geográfico.

Los piratas y picaros generaban sus propias jerarquías y relaciones interpersonales, con sus propias conductas designadas, signos y símbolos de significación, tenían sus propias prioridades y sus propios sistemas de desarrollo (Berenger, 1985) la circulación del poder era significativa, a través de la fuerza imponían relaciones asimétricas con sus demás congéneres, el actuar y trabajo de los piratas era sencillo, saquear los barcos mercantiles de las rutas para poder atesorar los metales preciosos y vender sus mercancías a bajo costo, por cuanto así, hacían caso omiso de las advertencias de la corona.

Los piratas vendían sus mercancías a los ciudadanos de Sevilla, el puerto se veía muchas veces con la presencia de piratas y testaferros que pretendían vender sus “mal obtenidas” mercancías a los ciudadanos disidentes que no querían pagar los altos precios del monopolio español, en esta situación se observa una irrupción en la dominación de Sevilla, si bien por fuera se evidencia una actitud forzada de obediencia de los ciudadanos, sus prácticas privadas negaban tal obediencia al comerciar con piratas y testaferros, el contrabando era una gran amenaza para el poderío económico español, pero aún más grave eran las situaciones de desobediencia a su mando pues eso era mucho más peligroso. (Berenger, 1985)

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