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Desarrollo histórico de México II

Enviado por   •  9 de Marzo de 2018  •  2.741 Palabras (11 Páginas)  •  449 Visitas

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«NO CONSTITUYEN MONOPOLIOS LAS ASOCIACIONES DE TRABAJADORES FORMADAS PARA PROTEGER SUS PROPIOS INTERESES Y LAS ASOCIACIONES O SOCIEDADES COOPERATIVAS DE PRODUCTORES PARA QUE, EN DEFENSA DE SUS INTERESES O DEL INTERES GENERAL, (…)».

Debido a esto, los sindicatos y los monopolios paraestatales, que también son exentos de este nombramiento, pueden arbitrariamente imponer precios y cobrar cuotas a los usuarios de sus servicios y a los miembros de sus sindicatos. Es probable que el constituyente no pensara que esto podría ocurrir en tiempos ulteriores o actuó a favor de intereses muy fuertes.

No obstante los datos anteriores, los sindicatos deben de volver a florecer. La filosofía y razón de ser de los sindicatos en México y alrededor del mundo fue la de negociar mejoras de diferentes tipos para los agremiados. José Gómez Porchini escribe que «si usted tiene trabajo, un sueldo decente, seguridad social, casa y comida, débaselo a los sindicatos». Aunque no sé si esto es del todo cierto, ya que la maquinaria gubernamental en tiempos del PRI creo toda esta maraña de instituciones, todas, con un sindicato a favor del gobierno. Lo que sí se puede suponer es que un trabajador solo, con solamente su habilidad para hacer «lo que sea» en su portafolio de negociación, estará en completa desventaja contra el patrón, que posiblemente tenga el apoyo de cuando menos un abogado, y fuentes de trabajo. Ésta persona no podrá negociar, ni buenos salarios, ni prestaciones, etcétera: tendrá que aceptar lo que el empleador le ofrezca, aunque sea para mal comer.

Conclusiones

1. Los Sindicatos nacieron hace cerca de 138 años con la filosofía de servir y mejorar las condiciones de vida de sus agremiados, lo cual ha sido una falacia.

2. Estos gremios tiene tan mala reputación que el 70% de la población no cree en ellos, cifra solo menor de los políticos y policías.

3. Los Sindicatos deben de revolucionarse radicalmente: solo así podrán ser una opción para la fuerza laboral de jóvenes de nuevo ingreso a ella y adultos mayores con toda esa experiencia sobre sus hombros.

4. El coste de mantener los sindicatos como están es indignante. En la mayoría de ellos existen aviadores y personas que reciben pago por algo que no saben hacer, maestros de primaria que no son maestros, ingenieros que no son ingenieros, barrenderos que no son barrenderos, sino músicos.

5. Los sindicatos deben volver a florecer, pero con una nueva filosofía, mescla de neoliberalismo con socialismo, y ser los organizadores de los ochenta millones de mexicanos que forma la fuerza laboral de nuestro país y se encuentran a merced de las grandes compañías globales, las cuales les pagan salarios de hambre.

6. La historia se repite: Porfirio Díaz vio necesario darle concesiones a los extranjeros para el progreso del país, aún a costa de la explotación de los trabajadores mexicanos, como sucedió en las minas de Cananea y Rio Blanco entre muchas otras. En el 2010 es necesario, otra vez, darle concesiones a las compañías extranjeras para seguir la política neoliberal implantada por el gobierno actual, y en este siglo también, a costa de la explotación de nuestros hermanos mexicanos por Wal-mart, Home Depot, Leoni, etc., etc.

En fin, el sindicalismo debiera dar cuenta de las modificaciones que sufre el mercado de trabajo nacional, crecientemente conectado a la globalización. Es decir, una tendencia a la polarización entre un amplio segmento con pocas posibilidades de acceder a un empleo permanentemente (ni siquiera permanente), v/s otro segmento con trabajo calificado y bien remunerado. El sindicalismo deberá promover la igualdad de oportunidades para todos, atender a la demanda de integración de los segmentos excluidos, preocuparse de los sectores afectos al trabajo precario y a la economía informal, considerar la problemática del desempleo entre sus prioridades, abrirse a la necesidad de acoger la realidad de sectores emergentes, no limitar su acción a la esfera de los asalariados vinculados al sector público e incursionar en el tejido de las pequeñas y medianas empresas. Sin olvidar su base tradicional, los sindicatos del sector privado y más formal de la economía. Este supuesto, debiera generar condiciones para un mejoramiento cualitativo en el nivel de organización de aquellos sectores que ya se encuentran sindicalizados, y que han logrado niveles aceptables de asociatividad y de infraestructura sindical. Pero también de aquellos con bajo nivel de organización. Ambas situaciones, sumado a las tradiciones sindicales y las relaciones sociales propias de Chile, pueden llegar a ser la base sobre la que el sindicalismo de inicio a un nuevo período en que paulatinamente incremente su fuerza. En Chile la inserción de las mujeres al mercado de trabajo es una de las más bajas de América Latina. Las mujeres representan un tercio de la masa laboral (36,2%) y se concentran en empleos de menor calificación y remuneración. La división sexual del trabajo aún se expresa en el tipo de ocupaciones que desarrollan las mujeres; servicios, comercio y en menor medida industria, reciben una remuneración inferior que los hombres por la misma labor (70%), se desempeñan en condiciones precarias y últimamente protagonizan los cambios que ha introducido la globalización en materia de precarización; trabajo subcontratado, a domicilio, no regulado. Las mujeres se han incorporado al mundo del trabajo sin abandonar las principales responsables de la mantención de la casa y el cuidado de los hijos, esto ha derivado que muchas se desempeñen en jornadas parciales, las que generalmente no están sujetas a ningún tipo de regulación, además de generar menores ingresos.

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