ESTUDIO DE ROMA DE LAS CIUDADES ESTADO LA MONARQUÍA

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LA MONARQUÍA ROMANA

Antecedentes de la Revolución del año 509 a.C

Con el último rey etrusco, Tarquino el Soberbio,

el dominio sobre los latinos degeneró en tiranía.

Accede al poder tras asesinar (o dirigir el asesinato) de su suegro, el Rey Servio Tulio.

Inicia un gobierno, sin el consentimiento del pueblo ni del Senado,

basado en la fuerza militar.

Procura una política de acoso contra los senadores (asesinatos, destierros, etc)

El siguiente texto de Historia Romana de Tito Livio ofrece una perspectiva de esos años

“Tarquino comenzó a reinar: se le llamó Soberbio porque, siendo yerno del rey, negó la sepultura a su suegro, diciendo que Rómulo también había muerto sin inhumación. Hizo perecer a los primeros senadores, de quienes sospechaba que habían servido al partido de Servio, y, sintiendo muy bien que el ejemplo que daba apoderándose del poder por la violencia podría volverse contra él mismo, se rodeó de guardias armados, pues, aparte de la fuerza, no tenía ningún derecho al poder, ya que no reinaba ni por voluntad del pueblo ni por consentimiento del Senado. A eso se añadía que, no pudiendo contar con el afecto de los ciudadanos, le hacía asegurar su dominación por el terror. Con el fin de extender sus efectos, juzgó solo, sin ayuda de consejos, los asuntos importantes y, por ese medio, se podía condenar a muerte, desterrar, privar de sus bienes, no sólo a los que le eran sospechosos o que le disgustaban, sino también a aquellos de quienes no podía esperar más que los despojos. Habiendo disminuido por ese procedimiento el número de senadores, resolvió no proceder a nuevos nombramientos, con el fin de que su debilitación numérica los hiciese menos influyentes y que pudiesen indignarse menos al verse apartados completamente de los negocios. En efecto, es el primero que derogó la costumbre seguida por sus antecesores de consultar al Senado en todos los negocios. Gobernó bajo la inspiración de consejos ocultos: Hizo la paz y la guerra a su voluntad, celebró y rompió alianzas por sí mismo y sin orden del pueblo y del Senado”.

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FIN DE LA MONARQUÍA ROMANA

[pic 26]

La Revolución del año 509 a.C. permitió la

expulsión de Roma de los gobernantes etruscos.

El actor del proceso y heredero del poder político

fue el Patriciado Romano (Aristocracia).

Ellos en unidad (al menos tácita) con los plebeyos, que esperaban ciertas prebendas, lograron el cambio del sistema político.

La Historia es narrada en Historia de Roma de Tito Livio y en Antigüedades Romanas de Dionisio de Halicarnaso

Sirva el pequeño resumen de la

Ciudad Antigua de Fustel de Coulanges

[pic 27]

“Tarquino está ausente de Roma;

no sólo él, sino también el ejército que le sostiene.

La ciudad está momentáneamente en poder de los patricios.

El prefecto de la ciudad, es decir, el que tiene el poder civil en ausencia del rey, es un patricio, Lucrecio. El jefe de la caballería, esto es, el que posee la autoridad militar detrás del rey, es otro patricio, Junio. Estos dos hombres preparan la insurrección. Tienen por asociados a otros patricios... El lugar de la cita no es Roma, sino una pequeña villa de Collacio... Allí muestran al pueblo el cadáver de una mujer: dicen que se ha suicidado, castigándose del crimen en ella cometido por un hijo del rey. El pueblo de Collacio se subleva; se traslada a Roma; se reproduce la misma escena...

Los conjurados... se dirigen al Senado. Éste decreta que Tarquino quede destituido y la realeza abolida...

Las curias se reúnen, piensan como los conjurados y confirman la deposición de Tarquino y la creación de dos cónsules”

Textos adicionales

(Tomados de YÉPEZ CASTILLO, AUREO Roma. Ediciones Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 1995. p.p.48 a 52)

“(...) Los jóvenes príncipes solían de tiempo distraer los tedios de la ociosidad por medio de festines y orgías. Un día que estaban cenando en casa de Sexto Tarquino con Colatino, hijo de Egerio, recayó la conversación en las esposas, elogiando cada cual extraordinariamente la suya. Acalorose la discusión; Colatino dijo que no eran necesarias tantas palabras y que en pocas horas convencerse de cuán superior era a todas su esposa Lucrecia. «Si somos jóvenes y vigorosos, añadió, montemos a caballo y marchemos a aseguramos por nosotros mismos del mérito de nuestras esposas. Como no nos esperan, las juzgaremos por las ocupaciones en que las sorprendamos»; el vino excitaba los ánimos, y todos los jóvenes exclamaron: «Partamos», y salieron a la carrera hacia Roma, donde llegaron al oscurecer. De allí marcharon a Colacia, donde se encontraron a las nueras del rey y a sus compañeras entregadas a las delicias de suntuosa cena; y por el contrario Lucrecia, en lo más retirado del palacio hilando lana y velando con sus criadas hasta muy entrada la noche. Lucrecia, que obtuvo todos los honores de la disputa, recibió bondadosamente a los dos Tarquinos y a su esposo, y quien contento por la victoria, invitó a los príncipes a permanecer con él. Entonces concibió Sexto Tarquino el odioso deseo de poseer a Lucrecia, aunque fuese por infamia y violencia, porque excitaba su vanidad, no solamente la belleza de aquella mujer, sino también su acrisolada reputación de virtud. Terminada la noche en las diversiones propias de la juventud, regresaron al campamento.

Pocos días después volvió Sexto a Colacia, ocultándose de Colatino y acompañado por un hombre solo. Como nadie suponía sus designios, recibiéronle benévolamente, llevándole después de cenar a su habitación. Allí, ardiendo en deseo,