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Educación y sociedad en la Argentina. Una mirada histórica

Enviado por   •  15 de Noviembre de 2018  •  4.413 Palabras (18 Páginas)  •  373 Visitas

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En síntesis, la formación de ciudadanos, planteada como meta política de la educación en este período, es la que posibilitó al Estado a través de la conformación y consolidación de un sistema educativo homogeneizador, no sólo la construcción de un ser nacional, sino también el acompañamiento del proceso de producción nacional desde la formación de ciudadanía.

Período Desarrollista

Desde EEUU y los organismos internacionales por él hegemonizados se gestó la idea del “Desarrollismo económico”. Esta idea, concebida más como programa que como ideología, consiste en sostener que la industrialización, urbanización y tecnificación agraria producirían una mejora inmediata en el desarrollo social. Entre las inversiones necesarias para la implementación de este “programa” los recursos humanos fueron considerados –desde la teoría del capital humano– como aquella inversión que a nivel particular (debido al costo de oportunidades) y a nivel público (el Estado como “planificador”) debía realizarse como política de Estado. Ya sea por medios directos o indirectos el Estado se hace cargo de los costos de inversión. En este período los fines educativos fueron orientados a la formación de recursos humanos.

El contexto mundial favoreció la aceptación de esta idea. La disolución del régimen comunista soviético y la previa caída del muro de Berlín posicionaron a los dos bloques (sistemas modelos) como oferentes de futuros paraísos de bienestar, desarrollo material, igualdad y libertad. Las grandes masas de población sometida al hambre, la desocupación, el analfabetismo y la miseria (América Latina, Asia y África) eran los terrenos a conquistar para integrarlos como productores-consumidores al gran negocio de la economía mundial. Para la viabilidad de esta incorporación era necesaria la transformación interna de estas sociedades.

Esta viabilidad sería posible con el apoyo de la gente, deseosa de ver modificada su situación desfavorable. Actitud y aptitudes eran las características indispensables a tener en cuenta en la formación de los recursos humanos. La escuela se convierte en una de las primeras instituciones encargadas de producir el cambio de una sociedad tradicionalista a una sociedad moderna. La función de cambio asignada a la educación es propia de los procesos de industrialización (Tedesco 1972). La función de la escuela no se reduce a la mera transmisión de los valores tradicionales sino también a la difusión e instalación de los nuevos valores.

La Escuela institución se caracteriza en este período por esta reasignación de funciones. El Estado asume un rol mucho más activo en política educativa. Se centraliza la planificación. Se incrementa el presupuesto educativo y adecúa la infraestructura material del sistema. Se expande la matrícula escolar a través de campañas de alfabetización y educación para adultos. Se comienza con la profesionalización de la Docencia (Estatuto del Magisterio). En síntesis, los rasgos característicos fueron el nuevo impulso dado, la iniciativa estatal y su expansión geográfica.

En el nivel medio se alcanza un perfil propio más allá del ser el nivel propedéutico de la universidad. Las Escuelas Técnicas se organizaron con planes de estudio cuyo objetivo era la formación de técnicos calificados bajo la organización central del Consejo nacional de Educación Técnica (CONET). Este consejo pretendía integrar a los sectores involucrados en el desarrollo: estado (Ministerio de Educación), industria (Unión Industrial Argentina) y trabajo (Confederación General del Trabajo). La inestabilidad institucional de la Argentina no permitió la autonomía pretendida del CONET dado que la mayor parte de su historia de funcionamiento (1958-1993) lo hizo estando intervenido.

El sistema era complementado por la propia industria que financiaron o crearon sus propias escuelas (Ford, Phillips, Siam-Ditella, Astilleros Río Santiago, etc.) a partir de desgravaciones impositivas. El Estado fue el inversor del programa desarrollista.

Con respecto a cuestiones ideológicas discursivas en este período varía el contenido del concepto “Educación Popular” utilizado en la Argentina por Sarmiento y la Generación del ’80. El sentido de “educación universal” que denotaba la no exclusión por cualquier razón que sea (política, ideológica, social, étnica o religiosa) es cuestionado desde diferentes perspectivas pedagógicas y políticas básicamente desde un planteo de origen marxista en donde la escuela es considerada como un órgano de construcción capitalista para el sometimiento de los pueblos. Desde lo pedagógico se opone a la “cultura escolar” la “cultura de la comunidad” en la que la escuela se inserta.

La “cultura escolar”, desde esta nueva significación del concepto “educación popular” es expresión de la cultura burguesa, por eso fracasa. La misma actúa de afuera hacia adentro y de arriba hacia abajo en lugar de dinamizarse la misma a partir del sujeto, de adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba.

Paulo Freire es en América Latina uno de los exponentes de este pensamiento y quien lo desarrolla en una pedagogía basada en estos postulados ideológicos discursivos. La “educación popular” va hacer referencia a la concientización de las clases dominadas de su estado de sometimiento.

Resulta interesante apreciar como en este período la relación entre estado, sociedad y educación se complejiza no sólo en el plano discursivo sino en el plano de implementación de las políticas. Las variables de la dimensión económica comienzan a penetrar múltiples aspectos de la sociedad a tal punto de plantear la igualdad “desarrollo económico” = “desarrollo social”. Esta apreciación es la que va a permitir eslabonar la lógica argumental con el período siguiente.

Período de las Reformas

Las reformas educativas de los años noventa en América Latina quieren dar respuesta a los cambios producidos en el mundo entero a partir de un nuevo capitalismo surgido después de la caída del muro. Ahora bien, uno caído y el otro en auge, tanto el socialismo de Estado como las corporaciones multinacionales padecían prisiones burocráticas nos dice Sennet (2006: pág. 9) citando La Declaración de Port Huron (1962).

La fragmentación institucional y la inestabilidad son rasgos centrales del mismo. Sennett propone tres desafíos para responder a esa problemática: la manera de manejar las relaciones a corto plazo, la relación con el talento para el desarrollo de nuevas habilidades y la renuncia como desprendimiento del pasado. A partir de

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