Educar para la Paz desde una dimensión social y espiritual

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El perdón y reconciliación son palabras que van unidas, y no son procesos diferenciales sino, por el contrario complementarios y uno es el camino hacia el otro, y los dos son pasos de animal grande para conseguir eso que todo el mundo anhela pero que no sabe definir, la Paz.

Nada más para pensar en que es posible la paz a partir del perdón y la reconciliación, hay que ver los casos exitosos de estos procesos. Y no es necesario irnos lejos a ver lo que han hecho otros países, un ejemplo claro y contundente lo tenemos en un hombre, pastor del rebaño que ha entregado todo por la paz ofreciéndose incluso él mismo (esto es entender verdaderamente lo que es la paz: la paz comienza por los actos individuales), éste hombre Francisco de Roux SJ, sostiene la tesis de que “el perdón es una condición necesaria para que en Colombia se haga realidad cualquier decisión de parar la guerra, dar por terminado el conflicto armado y hacer sostenible la reconciliación. Es una condición necesaria y paradójicamente inexigible porque el perdón es un acto libre”. (de Roux SJ, 2013)

Recuerdo en alguna oportunidad en una catedra en la Universidad Javeriana, como el Padre de Roux narraba la historia de cómo él entró al Magdalena medio y la manera en que inició el programa de paz, en ese momento dio la palabra a una afrodescendiente quien conto los horrores que los paramilitares hicieron, y como ella tuvo que ver la manera en que uno de ellos degolló a su propio hijo delante de ella, pero luego narró como el Padre de Roux le había ayudado a confrontarse con ésta realidad y encontrar el perdón y la reconciliación. Ella tomo la decisión de perdonar esa persona y como el hijo asesinado era su único hijo, recibió y adopto al asesino de su hijo como si fuera suyo, y lo presentó estando sentado a su lado en ese auditorio, todos quedamos erizados y asombrados, eso es tener verdaderamente pantalones. Eso es perdón! Eso reconciliación!

La Paz que necesita Colombia, es un trabajo individual y colectivo que producto de los acuerdos inicia un caminar hacia confrontar a las víctimas con los victimarios para lograr el perdón, y trabajar por la reconciliación, des-estigmatizando a los grupos armados. Es un proceso despolitizado que necesita del compromiso individual que lleve a la construcción de una sana convivencia, eso es ser espiritual.

La educación meramente teórica, no logra en si misma obtener resultados de perdón o de liberación de cargas que se pueden convertir con el tiempo en maquinaciones de represalias y demás. Cabe recordar que “los seres humanos se comportan mal cuando no se sienten personalmente responsables de sus actos. El individuo se conduce mucho peor bajo la máscara del anonimato, como parte de una masa sin rostro, que cuando se siente observado y responsabilizado como tal”. (Nussbaum, 2010) En ese sentido, mientras los niños no tienen conciencia de sociedad y de ser social, las conductas que llevan a cabo no tienen un peso moral y social que les confronte con la realidad y la prospección de sus acciones respecto a la sociedad en su conjunto.

En cambio pensar la reconciliación y la Paz a la luz del evangelio, nos permite articular las teorías sociales con la doctrina espiritual hacia lograr un objetivo concreto como lo es construir la Paz desde acciones concretar de perdón. Y eso nos da como resultado tres ejes de la educación para la paz: 1) aprender a conocer, esto es, adquirir los instrumentos de la comprensión de quienes somos nosotros y quien es la otra persona que para mí puede ser mi enemigo pero que no me doy la oportunidad de conocer; 2) aprender a hacer, para poder actuar sobre el entorno y llevar a cabo acciones concretas de perdón y reconciliación con mi prójimo y abonar el terreno a la construcción de sociedad; 3) aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas que me den como resultado una convivencia pacífica.

Esta convergencia entre lo social y lo espiritual nos lleva a construir entonces cultura de Paz, en donde esta es entendida como “una cultura que promueve la pacificación. Una cultura que incluye estilos de vida, patrones de creencias, valores y comportamientos que favorezcan la construcción de la paz y acompañe los cambios institucionales que promuevan el bienestar, la igualdad, la administración equitativa de los recursos, la seguridad para los individuos, las familias, la identidad de los grupos o de las naciones, y sin necesidad de recurrir a la violencia” (Fisas, mayo 2011)

Debemos entonces abrir los horizontes para entender que la responsabilidad y los avances que queremos tener en la construcción de una sociedad en paz desde una educación y culturización de Paz, no parte solamente de un idea social de los problemas, sino que es necesario partir de procesos individuales que tengan contenido espiritual para entender lo grande del perdón y trabajar por la reconciliación, teniendo conciencia de ciudadanía y de la necesidad de paz.

Bibliografía

de Roux SJ, F. (Enero de 2013). fundacion para la reconciliacion. Obtenido de http://www.fundacionparalareconciliacion.org/images/img_noticias/doc153580d2781b18_23042014_1257pm.pdf

Fisas, V. (mayo 2011). Educar para una cultura de Paz. escola de cultura de pau.

XXIII, S. J. (11 de Abril de 1963). PACEM IN TERRA. Obtenido de http://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem.html

Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro. En M. Nussbaum. Buenos Aires: Katz Editores.