El papel social de la escuela.

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En esta parte de su proceso formativo los jóvenes encuentran apoyo en sus amigos de la escuela que atraviesan al mismo tiempo que ellos el difícil proceso de dejar atrás la niñez y entrar a la etapa de la adolescencia. Comienzan a formarse las llamadas “bolitas” donde un grupo de jóvenes con gustos, intereses, valores o ideales en común forman un círculo de amistad en donde encuentran ese sentido de pertenencia y apoyo. Además, las relaciones con el sexo opuesto se hacen más estrechas y comienzan los primeros romances adolescentes.

La escuela también se encarga de explotar las potencialidades de cada individuo. Los contenidos que se enseñan en cada materia abarcan una gran variedad dentro del universo del conocimiento que permite que los estudiantes obtengan saberes científicos que les serán necesarias para enfrentarse a las situaciones de la vida cotidiana. No obstante, los contenidos escolares no se limitan al desarrollo de lo cognitivo, también ofrece alternativas para que los estudiantes exploten sus capacidades al máximo en una cantidad de clubes y talleres; como de deportes, cine, teatro, pintura, música, manualidades, etc.

Las escuelas a través de sus características estructurales y organizacionales ofrecen estas y muchas más experiencias que difícilmente podrían tener en otros ámbitos sociales, todas estas, herramientas necesarias para que el individuo pueda ser incluido en la esfera pública.

Después de destacar algunos de los aspectos positivos brindados por la escuela pasaremos a abordar el debate sobre si la escuela únicamente pretende formar mano de obra por medio de la dominación de los individuos.

Para Weber, la escuela al igual que la familia y la iglesia constituyen asociaciones de dominación. Al hablar de dominación se refiere a un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta del dominador o dominadores, influye en los actos de otros (dominado o dominados) de manera que estos actos tienen lugar como los dominados hubieran adoptado por sí mismos el contenido del mandato. Weber también distingue un tipo particular de asociación de dominación a la que llama asociación hierocrática que define como una asociación de dominación psíquica, concediendo o rehusando bienes de salvación ofrecidos. La escuela puede imponer su voluntad por medio de los llamados bienes culturales.

Lo que Weber nos dice aquí es como la escuela impone a las personas lo que ella quiere sin que siquiera nos demos cuenta. Visto desde una perspectiva global, el mundo se rige por reglas y todo se hace esperando un fin. La escuela es la que decide lo que está bien y lo que no, lo que sirve y lo que es fútil, lo culto de lo inculto. Tomó la cultura como un obsequio que sería entregado únicamente a quienes estén dispuestos a acatar lo que se les dice para así poder ser aceptados y encajar en esa definición de “hombre ideal” que es tan bien acogida socialmente. O tal vez no es la escuela la que decide lo que está bien y lo que no, sino que la escuela solo hace lo que el estado considera conveniente hacer para que siga existiendo ese equilibrio entre el dominador y los subordinados.

En efecto, el dotar a los individuos de los conocimientos y hacer que desarrollen las habilidades necesarias para que puedan laborar como mano de obra es una de las principales funciones de la escuela. Como lo plasman Bowles y Gintis en su texto “Educación y desarrollo personal: la larga sombra del trabajo”, el sistema educativo ayuda a integrar a los jóvenes al sistema económico, se cree, a través de la correspondencia estructural entre sus relaciones sociales y las de la producción. Las relaciones sociales de la educación no solo acostumbra al estudiante al ambiente con el que se encontrará en un puesto de trabajo, además desarrolla los elementos idóneos de comportamiento personal, formas de presentación propias, imagen de sí mismo e identificaciones de clase social que son cruciales para un desempeñar un puesto laboral.

Al igual que en el ámbito laboral, en el ámbito educacional se colocan a los alumnos dentro de una organización interna parecida a los niveles de división jerárquica del trabajo. En los niveles más bajos de la jerarquía de la empresa destacan el respeto por las reglas, en los niveles medios, la dependencia y capacidad para operar sin supervisión directa y constante; por último, en los niveles más altos se fomenta la interiorización de las normas de la empresa. Esto puede ubicarse en el contexto escolar siendo organizado de la misma forma en principios de preparatoria, finales de preparatoria y universidad. De esta forma, las escuelas pueden mantener el control sobre sus alumnos a la vez que estos se preparan para la función que les tocará cumplir una vez graduados.

En conclusión, podemos decir que el papel que cumple la escuela dentro de la sociedad es formar a un hombre social que desarrolle sus capacidades tanto para sí como para servir a la sociedad, esto incluye que se conozca a el mismo, sea un ser moral y culto, un buen ciudadano.

La escuela les permite a los individuos introducirse dentro del ámbito social, le da la oportunidad de conocer las posibilidades que la vida te ofrece, tira una escalera al pozo donde habita el humano, ignorante. Sin embargo, depende de cada individuo el atreverse a subir cada escalón, el emerger y empaparse de conocimiento y experiencias. Por más que se diga que las intenciones de la escuela son tan vagas como la dominación del ser, las experiencias que te brinda y que no se encuentran en otro lado realmente hacen querer estar ahí, llenarte de todo lo que te ofrece, ceder ante lo que el gobierno te quiere imponer si así lo deseas, más no por ignorancia. Dan ganas de aprovechar esa oportunidad porque es impresionante lo que te encuentras por el camino.