El proyecto hacendario de Matías Romero.

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Ya en 1877, un conocido suyo -Porfirio Díaz- lo volvió a poner al frente de la secretaría de Hacienda y permaneció ahí hasta 1879 enfocándose en reducir el déficit y y hacer cambios administrativos para mejorar fiscalmente hasta que una enfermedad lo obligó a renunciar. Tuvo otro periodo corto al frente de la secretaría en 1989 por la crisis financiera siendo el más competente para el cargo

En su primera gestión de la Hacienda, se enfocó en lograr el balance entre ingresos y egresos sin recurrir al endeudamiento. Aplicó un recorte presupuestal y cuando no fue suficiente siempre prefería el déficit. La situación empeoró para él pues enfrentó el pasar de un superávit a un déficit fiscal.

Logró generar un superávit dando buenas expectativas más fue generado por ingresos extradordinarios generados por multas y castigos imperialistas, el control de las aduanas marítimas y fronterizas y no hacer rebajas al pago de derechos de importaciones. Ese superávit no podría repetirse en años posteriores.

Los ingresos ahora se estimaban bajos y se hacían gastos adicionales que terminaron en déficit culpando al ministro de Hacienda. El déficit hizo notar que los gastos corrientes y de inversión no se podían cubrir.

Se consideraba para principios de los setenta, que el acceso al crédito era una variable fundamental para lograr el desarrollo económico a mediano y largo plazo. Y Romero promovía una política de deuda que primeramente buscaba reducir costos de liquidación de la deuda, en segundo lugar buscaba arreglos a la deuda externa pues se pospondrían y en tercer lugar el crédito obtenido en la intervención sería prioridad por pagar; con esto, se buscaba cubrir la deuda interior existente. En cuanto a la deuda exterior la reconocía más sabía que no podía pagarla.

En su segundo mandato reorganizó la Tesorería de la Federación, se dio cuenta que tenía que aumentar los ingresos para alcanzar el desarrollo económico, entre las medidas que tomó para ello, dándose cuenta de que si subía los impuestos la población no iba a pagar, aumentó la base gravable, con ello aumentó los ingresos, además, impuso el impuesto al timbre llegando a ser una base del ingreso, con ideas liberales, dejó libre el comercio haciendo que los estados dejaran de cobrar alcabala a cambio de ya no pagar la contribución a la Federación.

Sin duda, Matías Romero destacó entre los administradores de la Hacienda, y aunque en su momento el Congreso no hizo caso a sus reformas, fueron en años siguientes donde se aplicaron.

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