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Enrique Florescano - Tres Pilares del Ejercicio Histórico.

Enviado por   •  3 de Junio de 2018  •  4.128 Palabras (17 Páginas)  •  946 Visitas

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Publicada en 2012, la obra está inserta en un ambiente académico en donde la construcción metodológica está abierta y dispuesta a el público intelectual e interesado en las formas de responder incógnitas de investigación y método. En Latinoamérica, ciertamente, el público de este tipo de trabajos es realmente limitado, por lo que el aporte es realmente apreciado y ha sido recibido mayoritariamente con estimación, ya que incorpora una crítica de fuentes excepcional, con autores de alto reconocimiento dentro del ámbito historiográfico y abarca, dentro de lo posible, una variedad de temas que coaccionan para formar un horizonte esclarecedor para el historiador temeroso.

Para un escritor como Florescano, al que se le ha calificado de seguir las corrientes intelectuales francesas, un libro como este significa una apertura al debate, a la crítica de la sociedad -como puede notarse en el capítulo Desafíos y Constricciones que retan el oficio del Historiador-, y que paulatinamente, puede ser usada como una herramienta de construcción para entenderse como humanista y como ser político. Cabe recalcar que, además, su forma de “traducir” las metodologías europeas para la academia latinoamericana es una de las respuestas más acertadas a cómo aplicar una disciplina ideada por una sociedad totalmente distinta de la nuestra.

Precisamente esta situación resulta ser el límite del autor más plausible, puesto que, aunque con gran acierto logró resumir los pasos a seguir para una investigación histórica satisfactoria, y que además realizó una absolutamente seria crítica al eurocentrismo latente de la disciplina, no pudo explicar en su totalidad el cómo aplicar los métodos allí contenidos a la cotidianidad y realidades de las Américas, quienes se encuentran aún oscurecidas por el halo poderoso de la historiografía europea. Es, osado por demás, el pensar que, aunque realiza esta crítica, todo su recorrido expuesto en el capítulo Imágenes y Transformaciones del Narrador del Pasado se centra en la historia de Europa, y relega el desarrollo de las narraciones americanas, en donde sin duda hay aportaciones de gran importancia que él mismo ha estudiado. ¿Cómo alejarnos, entonces, de unas metodologías arbitrarias en donde todo lo dicho está hecho por y para otras sociedades?, ¿Deberíamos acogernos a la idea de que esta es la única forma de comprender nuestras historias, aunque nuestro crecimiento y desarrollo sean exponencialmente distintas?. Si bien las búsquedas de Florescano por un panorama historiográfico nuevo, en el que se ensalza el patrimonio cultural de su país, y de paso, a las Américas, están apegadas a las formas de pensar europeas, que, aunque han estado más abiertas a las revisiones de la historia americana, continúan siendo la vara de medición de nuestro oficio y seguimos existiendo dentro de los imaginarios del mundo, pese a todos los esfuerzos, como sociedades pre-modernas, y enclavadas a la connotación de sub-desarrollo.

2:

3: LECTURA CRÌTICA:

Tres pilares de la operación historiográfica

El historiador Enrique Florescano establece tres pilares para la elaboración de la práctica historiográfica. Inicia postulando el primer pilar que lo define como la fase documental, es decir, la fuente o huella del pasado con la que trabaja el historiador o la historiadora; después, proporciona el segundo pilar, denominándolo como la fase explicativa- comprensiva, por consiguiente, lo que se ha dicho sobre el tema que quiere investigar o lo que podríamos llamar, el estado de la cuestión; finamente, revela la última fase, designándola como la fase de representación de la historia, en donde se materializa la investigación por medio de la configuración literaria y da origen al discurso. Con base en lo anterior es válido rescatar los puntos fuertes y débiles de la obra que sirven como aporte o análisis al taller del historiador o la historiadora:

Puntos fuertes:

1: En la fase documental, al historiador o historiadora le corresponde apropiarse de dos cimientos:

- Debe comprender que la imaginación está limitada y disciplinada por las fuentes

- Debe hacer presente la crítica en sus investigaciones, debido que esta le permite distinguir entre lo cierto y lo falso y por consiguiente revela la coherencia interna del texto, con esto prueba la autenticidad de los hechos que narra.

2: En la fase explicación-comprensión, el historiador o historiadora debe asumir tres estribos para la elaboración de la historia:

- Debe acudir a métodos y conceptos prestados de otras disciplinas.

- La interpretación hace parte de la historia y por tanto, hay distintos modos de representación de ésta.

- Debe estar abierto o abierta a las diversas maneras de organización del conocimiento y vincularlas a todas.

3: En la fase representación del pasado, se comprende que la realidad del asado figura en tres contextos: en la memoria, en la teoría de la historia y en la obra escritural, por lo tanto, el historiador o la historiadora, debe entender que:

- Mediante la escritura del pasado, la cosa ausente, se vuelve presente.

- La narración o forma de representar el pasado, es una simulación de lo que ha sucedido.

- La obra histórica debe estar carga de sentimiento, le corresponde reconstruir ambientes, personajes históricos, escenas, es decir, hacer vivir lo sucedido como en una obra de literatura. Por tanto, el historiador o la historiadora debe ser literato y cronista.

Reflexión y análisis:

Así pues, como reflexión, a los historiadores e historiadoras nos conviene saber que:

- En la fase documental: La fuente es arbitraria a saber que sólo podemos trabajar con lo que ha dejado huella y está presente. La especulación y lo contrafactual no cabe en la investigación.

- En la fase explicación- comprensión: En donde se da paso a la interpretación es necesario razonar que ésta está sujeta a paradigmas, a una cultura con concepciones de mundo, imaginarios e ideologías y a historicismos. Bajo dicho precepto, la búsqueda de la “verdad” debe hacerse asumiendo que la verdad no es absoluta sino construida.

- En la fase de representación: La producción intelectual está atravesada por motivaciones personales

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