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Entrelazamiento cultural, el rito en la voluntad evangelizadora

Enviado por   •  4 de Enero de 2018  •  2.496 Palabras (10 Páginas)  •  339 Visitas

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España y Portugal se desarrollan como dos grandes potencias ultramarinas, sociedades absolutistas que seguían fielmente las enseñanzas de la iglesia católica, jugando un rol fundamental en la reafirmación cristiana desarrollada a través del barroco, y aun mas determinante, en las empresas de conquista. El Barroco, es llevado al continente americano a través de la colonización del nuevo mundo, principalmente por la necesidad de evangelizar a los indígenas, que ahora, se encontraban bajo el poderío del imperio español y portugués. Este contexto configura al Nuevo Mundo como el terreno fértil para sembrar la utopía cristiana, en el que las órdenes religiosas llevaron a cabo grandes movimientos espirituales que dieron a los pueblos existentes un espacio para la presencia de sus creencias impuestas y camufladas con los simbolismos amerindios.

El arte barroco en Iberoamérica evolucionó bajo sus propios ritmo, principalmente por el aislamiento de la península y sobre todo por la urgente necesidad de reinstaurar al catolicismo como eje religioso de occidente. El arte barroco fue el pie que dio paso a una nueva concepción de arte que impulsó a los artistas locales y mestizos a potenciar los rasgos arquitectónicos traídos del viejo continente con el arraigo y la personalidad de cada pueblo, y el valor que estos le daban a sus antepasados, a sus orígenes y a su historia.

“El descubrimiento de América trajo como consecuencia un proceso de conquista en el que España desarrolló dos tipos de acción: militarista una, espiritual otra, combativa ambas y ávidas de conquista; en la primera prevalecían los propósitos de conquistar poder, territorio y riquezas; en la segunda, el objeto principal era ganar adherentes al cristianismo. Se trata sin lugar a dudas de un tiempo. En este tiempo la obras más importante y duradera fue la evangelización”2 (PAREJAS, Alcides. 1992) desde la perspectiva de la contrarreforma, se desarrolla en un escenario donde la iglesia católica se ve afectada por la perdida de sus fieles, y en búsqueda de maneras de persuasión, con la intención de volver a su gloria, apareciendo así, este Nuevo Mundo, libre de la enseñanza protestante, donde sus gentes, ya dominadas durante la conquista, por los enviados del viejo continente, necesitan ser evangelizados, conocer la grandiosidad de la piedad, la magnificencia del catolicismo.

La gran escala del nuevo mundo, crea una nueva visión del barroco, en lo general, un primer momento, donde se conserva como imitación exacta del barroco europeo, para luego, dar paso a una serie de transformaciones, que responden a la identidad particular de cada región, la cual, aparece como una identidad mutua, forjada desde el encuentro entre indígena y europeo, dos identidades culturales que confluyen en la construcción de producciones arquitectónicas, que responden a la absorción y transformación de la estrategia evangelizadora, la combinación entre imposición y origen.

La evangelización de los nativos se encomendó a las ordenes religiosas; La compañía de Jesús se dedicó a esta tarea a partir de la segunda mitad del siglo XVI, debido a su reconocimiento en la enseñanza de la religión y la ciencia.

Las misiones jesuitas, eran un mundo ligado a la explotación de la tierra, insinuando algo de la disposición celestial, un esquema similar a lo acontecido en Europa, a los feudos y siervos de la gleba. “la intensidad del sentimiento católico, en la psicología colectiva, debió de ser por lo menos tan intenso como las tendencias económicas y políticas.”3 (BOTTINEAU, Yves. (1971)

Las misiones jesuitas fueron poblaciones integradas exclusivamente por indígenas, aunque dirigidas por monjes jesuitas a los que se asignaba función sacerdotal; la introducción del modelo barroco fue en un comienzo representativo, como una forma de introducción hacia las poblaciones indígenas, para dar paso a una enseñanza con un cierto grado de libertad artística, la imagen paso a ser un elemento de comunicación entre las comunidades indígenas y los jesuitas; el arte colectivo se organiza en talleres, el paso de la creencia a la acción por medio de la obra, una participación activa de la fe; expresión de la voluntad evangelizada, “La sensación de diferente religiosidad puede provenir, en buena medida, de la ausencia de imágenes de vestir en los museos misioneros. Algunas pocas que pueden aparecer provienen del período post jesuítico. Esa extraña característica, que distingue la producción de los talleres misioneros del resto de la imaginería del período colonial, puede constituir un punto de partida fundamental para la pesquisa sobre el arte jesuítico-guaraní.”3 (GUTIERREZ, Ramón (2002), Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica, Cátedra.) Desde las misiones surge una nueva manera de creación, una presentación de la cultura entrelazada, el concepto de la contemplación y el descubrimiento de la belleza, ya no entendida como la belleza idílica del barroco europeo, si no una manera de entrelazar lo nuevo, con lo perteneciente a la cultura indígena. La intención de promover este entrelazamiento de las culturas, haciendo surgir una intencionalidad o variación barroca que se hace perteneciente a América, como una innovación e incluso modelo, ya no se trata de copiar lo traído desde Europa, se trata de crear, de ser original.

El caso del Bom Jesus de Congonhas do Campo, muestra un esquema de “sacro monte”, con una exhibición iconográfica y empleando el aprovechamiento del espacio con fines religiosos, se apropia de la pendiente, situando la iglesia en lo alto del monte, denotando el dominio de lo divino, a través de un juego de luces y la proyección ilusoria del barroco europeo, un atrio marca el recorrer de la explanada, acompañada por esculturas de los 12 profetas, rematada esta explanada con las capillas y la iglesia. El santuario en su totalidad busca exteriorizar la peregrinación, rito adquirido por los nativos en su evangelización.

En esta obra se presenta la acogida que tuvo el barroco europeo en América, donde fue transformado de la mando indígena para hacerlo personalizado hacia su propio sentido de la evangelización, una nueva presentación del fervor del creyente, desde una mirada general, podemos entender que la evangelización en América, surge como una variación de la contrarreforma en Europa, donde de una manera mas radical se busca persuadir para convertir en creyente al indígena, y podemos decir que esto fue logrado, “después de haber sido privados de su pasado cultural, los indios aportaron al barroco su fuerza de emoción inocente y su sentido de la exuberancia decorativa”4 (BOTTINEAU, Yves. 1971) al indígena se le somete, se le priva, para luego, desde la enseñanza permitirle

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