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GOBIERNO DE MITRE (1862/1868)

Enviado por   •  28 de Agosto de 2018  •  9.329 Palabras (38 Páginas)  •  307 Visitas

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Esta incorporación no fue sencilla, había que invertir y no había seguridad de réditos, por eso el estado tuvo que operar como garante y establecer un porcentaje de ganancia efectivo, es decir, si la empresa no lo conseguía el estado lo pagaba, la vinculación fue con empresas privadas

Si bien el estado tenía la intención de participar activamente, y había posiciones enfrentadas en cuanto al grado de su participación, es decir promoviendo o haciéndose cargo de las actividades, por distintas situaciones, el verdadero motor fueron las inversiones privadas.

Otro motor de expansión fue la producción y exportación de los derivados de la ganadería, en este aspecto hubo una adecuación a la cría ovina y explotación, también renovándose todo lo que ello conlleva, mercado de tierras, capitales, mano de obra, mejorando caminos , ventas de tierras publicas, favorecieron el capitalismo agrario en marcha.

Mientras, esta región se erigía como polo económico, con la ciudad de Buenos Aires, como centro de las finanzas y la economía, el resto del país conformaba un mosaico muy heterogéneo, con producciones locales de diferente grado de dinamismo , vinculadas entre si, y con mercados regionales y de países vecinos

En el ámbito provincial, los gobiernos en general intervinieron en las medidas de sus posibilidades, para orientar sus economías, a la vez que buscaron negociar con la administración nacional los recursos y algunas inversiones que les permitieran un margen de acción más amplia, El pedido de una política de protección de sus actividades nacionales, no logró en esos momentos el favor oficial que siempre se decidió por el librecambio.

Esta situación frágil en la economía convivió con la situación política de inestabilidad recurrente. Es así, que Mitre se propuso fortalecer la capacidad del gobierno central en materia militar, para doblegar cualquier intento de impugnación de su poder por el uso de las armas.

Sobre la base de la Guardia Nacional de Bs. As, que en su mayoría había participado del triunfo de Pavón, se creo un ejército profesional permanente (de línea), de 6000 hombres, dividido en seis regimientos de infantería, ocho de caballería y uno de artillería, además de las guarniciones fijas de frontera y los batallones de indios amigos.

Además decidió licenciar a la Guardia Porteña, pero la Pcia de Bs. As, reorganizó ese cuerpo, mostrando nuevamente su autonomía.

Algunos nombres importantes de éste ejercito eran el general Gelly Obes, Paunero, que ya habían acompañando a Mitre en la confrontación con la Confederación, en cuanto al ejercito de línea, solo tenía una capacidad parcial, necesitaba todavía de las fuerzas locales.

La Guardia Nacional, integrada por hombres adultos de la población civil, era reclutada en cada provincia, se organizaba en batallones por sus propios jefes y participaba activamente de las campañas militares. Si bien la guardia era una fuerza de reserva que dependía, en última instancia, de la comandancia del ejército, en la práctica estaba muy vinculada a los poderes provinciales, los gobernadores y comandantes locales, hacían su propio juego de poder en el contexto nacional y regional. En consecuencia, para contar con esas tropas, el gobierno nacional debía negociar con los dirigentes locales, que no siempre estaban dispuestos a sumarse a la causa liberal. Más tarde, con motivo de confrontaciones, algunas fueron declaradas ilegales, y pasaron a llamarse montoneras.

Las reglas del poder seguían teniendo la construcción práctica de las características locales, más allá que en general se compartía la idea de una constitución y la legitimidad popular del poder. Con el triunfo de Pavón y debido a los favores oficiales, los liberales se habían impuesto en todas las provincias, pero la lucha política entre facciones de federales y liberales no cambió, incluso cada grupo se fraccionó, así por ejemplo en Entre Ríos, Urquiza centralizo con acuerdo de Mitre el poder Federal, hubo facciones que se alejaron de él, dentro del federalismo y lo cuestionaban.

En Bs. As, que había sido el bastión liberal, donde se derrotó a los federales, el partido liberal se dividió en el Autonomistas, críticos de los nacionalistas en el gobierno, formaron una fuerza poderosa que compitió con éxito en la provincia.

La competencia entre los grupos fue intensa, y se dio en el marco provisto por instrumentos institucionales y mecanismos informales. La legislatura era un escenario decisivo, tanto porque esa instancia recuperó su protagonismo luego de Caseros, como porque allí se votaban los senadores nacionales y se designaba en caso todos los casos a los gobernadores.

EN GUERRAS

La afirmación de los liberales en el gobierno nacional, en 1862, no significó el fin de los conflictos por el poder. En varias provincias, el Federalismo se levantó en armas para impugnar el poder centralista. Entre los liberales, también se produjeron disputas y divisiones. En ese contexto de conflictos externos, se desató otro de carácter internacional, la conformación de la Tripe Alianza, Argentina, Brasil y Uruguay para enfrentar a Paraguay.

El uso de la fuerza, fue un recurso habitual en la vida política de estos años, legitimado por principios más viejos o más nuevos, que fundaban el derecho de rebelión contra el despotismo, así por la costumbre, que había convertido a las armas en un instrumento de acción, en las disputas políticas que jalonaron la primera mitad del siglo XIX.

Si bien la Constitución de 1853, introdujo una limitación a ese derecho a taves de la figura del delito de sedición, a la vez establecía la obligación ciudadana de defender la patria y la propia Constitución.

La subordinación al poder central que la gestión de Mitre había logrado mediante la negociación, la represión y alianzas con diferentes grupos políticos a lo largo y a lo ancho de la geografía nacional, fue de corto alcance.

Así como otros conflictos, en 1863, se encendió en cuyo y parte del Noa, que venía siendo asegurada con la paz de la Banderita, donde se le otorgaba a el Chacho Peñaloza, la tarea de pacificar La Rioja. En algunas provincias, los gobernadores eran sostenidos por las fuerzas nacionales de los liberales, pero estos no mantenían bien el poder, se quejaba Paunero, mientras, Sarmiento, también liberal, gobernador de San Juan, impulsaba la violencia

Los caudillos federales se expanden por las provincias (San Luis, Catamarca, San Juan) y la reacción liberal no se hizo esperar, por su parte Paunero movilizó

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