Historia de Uruguay (Hernandarias- Banda Oriental- Asunción).
Enviado por Stella • 2 de Octubre de 2018 • 5.898 Palabras (24 Páginas) • 383 Visitas
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A los 25 años, fue consagrado el hombre de mayor gravitación del Río de la Plata, por su coraje, lealtad y su reposado juicio. Sus servicios eran requeridos con gran frecuencia tanto en Asunción, Corrientes o Concepción del Bermejo. En el año 1589, por elección del cabildo, sustituyó a Alonso de Vera, lo cual iría a ejercer su primer gobierno.
Electo por el cabildo o por nombramiento del Virrey del Perú o del Propio rey, Hernandarias ocupó tres veces el cargo de Teniente Gobernador y dos veces el cargo de Gobernador de las Provincias del Río de la Plata.
Entre los años 1589 y 1613, su figura de capitán y gobernador, fue muy influyente (aun cuando no estaba al mando del gobierno). Desde su residencia en Santa Fe, brindó consejos y asesoramientos a aquellos que ocuparon el cargo. Entre 1515 y 1518 volvió al cargo de gobernador pero con un fuerte antagonismo por parte de los mercaderes de Buenos Aires que llegaron a formular diferentes cargos severos contra su gestión. Pero, el licenciado Alonso Pérez de Salazar, un 24 de julio de 1624, excluyendo los severos cargos realizados por los mercaderes en cuestión, deleitó a Hernandarias calificándolo como buen juez; cobrador justo y legal de la Real Hacienda de Su Majestad; de proceder legal ante la administración de la justicia. A su vez, consideraba a Hernando justo merecedor de la honra de Su Majestad y premios los cuales ofrece a aquellos que en un tan privilegiado cargo le son fieles.
Muere en Santa Fe, a la edad de setenta años en 1634.
SECCIÓN I: HERNANDARIAS Y SU OBJETIVO: LA “BANDA DE LOS CHARRÚAS”
Al fallecer el gobernador del Plata, el Virrey del Perú designó en enero del año 1602, Gobernador Interino a Hernandarias, el cual hizo usufructo del cargo el 12 de agosto de ese mismo año. Pero tres meses después, recibió la Real Cédula de 6 de noviembre de 1601, por lo que El Rey Felipe III lo nombra Gobernador del Paraguay y Río de la Plata por seis años.
Fue en este gobierno que el americano fijó su mirada en la “Banda de los Charrúas”.
En el año 1607 entró en Buenos Aires la lancha de un corsario, la cual fue capturada. El navío era de Juan Quinteros el cual poseía más de la mitad de la carga. Ese mismo día, Hernandarias hizo venir a más de setenta soldados de Santa Fe, y con ellos, expulsó una carabela hasta la isla de Gorriti, donde llegaron a concluir que se encontraba la nave corsaria. Pocos días después llega una barca con nueve hombres, gente de mar, y dieciocho negros que fueron abandonados por el corsario. Luego se supo que el corsario era David, que poco antes estuvo en el Río de la Plata como tripulante de una nave que conducía soldados del Gobernador de Chile. Poco después fue enviada una carabela a inspeccionar la isla pero regresó sin haber encontrado rastro alguno.
Preocupado por la situación, y para poder defenderse de diferentes ataques piratas, Hernandarias convoca a una Junta de Guerra un 24 de marzo de 1607, en el cual decide aclarar: “este puerto es la rienda, el freno y la llave” (Washington Reyes Abadie y Andrés Vázquez Romero, pág. 314) de la Gobernación.
Con el propósito de fortalecer la seguridad de Buenos Aires, el gobernador eleva una carta a su Rey, haciéndole saber lo siguiente:
“pasar este año que viene con alguna gente y caballos y correr la otra banda que llaman de los charrúas y poner alguna gente en un puerto que se ha descubierto en el paraje que llaman Montevideo, que me dicen es muy bueno […] como 30 leguas de esta ciudad [Buenos Aires] y tiene un río muy acomodad y una isla cerca del la mar. Para que de allí se nos pueda dar aviso por mar y por tierra si se descubrieren algunas velas de enemigos, que es más cierto el venir por aquella banda que por esta. Y si lo hallare dispuesto y fuerte de la suerte que yo imagino, y me pareciere convenir a vuesto Real Servicio será posible dejar poblado allí un pueblo que entiendo sería de importancia para lo dicho y de no menos efecto para otras ocasiones, y para tener allí los delincuentes y los que vienen sin orden y licencia de Vuestra Majestad porque poniendo los pies aquí no hay remedio para detenerlos o a lo menos tienen mucho para huirse”.
Enterado el cabildo de esta nueva “idea” que se le ocurrió en su momento a Hernandarias, fue rechazada, porque se ponía en peligro el puerto de Buenos Aires en ausencia del Gobernador y sus soldados si regresaba el corsario.
Pero este rechazo, no hizo mucho efecto en el sentimiento de aventurero y expedicionista que poseía Hernando, ya que en noviembre y diciembre de 1607, realizó la expedición a la “banda de los charrúas”.
Cruzaron el río Uruguay a la altura de las actuales ciudades de Salto y Paysandú siguiendo hacia el sur hasta lo que hoy es el departamento de colonia.
Desde allí, prosiguieron hasta las costas del río que llamaron Santa Lucía (no llegaron a avistar la bahía de Montevideo). Una vez ya de vuelta en Buenos Aires, el 2 de julio de 1608, Hernando le envía una carta al Rey sobre su expedición, allí se dice que ha visto muy buenas tierras, fértiles, buena para labores. Explicita que sería muy adecuada para cualquier género de ganado; también que posee, ríos, muchos arroyos, quebradas y riachuelos cercanos unos de otros; a su vez, también posee abundante leña y madera de muy buena comodidad para realizar edificios y estancias las cuales serían utilizadas para la cría del ganado.
CAPÍTULO II: INTRODUCCIÓN DE LOS PRIMEROS VACUNOS
En el año 1611, el gobernador Hernandarias ordenó el desembarco de ganado vacuno en la isla de Vizcaíno (boca del Río Negro). A su vez, en el año 1617 hubo una segunda introducción de ganado proveniente de una estancia ubicada en Salado Grande - Santa Fe. El ganado fue conducido y encabezado por Francisco de Salas y Gonzalo de Carvajal hasta Buenos Aire, donde se embarcaron en balsas provenientes del Paraguay. El ganado fue dividido en dos: una parte se dirigió nuevamente hacia la isla de Vizcaíno y la otra parte fue dirigida hacia la isla de San Gabriel a seis o siete leguas de Buenos Aires.
Una tercera introducción fue por parte de los jesuitas en sus misiones hacia el año 1634, los cuales trajeron cinco mil cabezas de ganado.
Sin embargo, el ganado vacuno fue precedido por el caballo. Según afirman historiadores, el caballo fue introducido en nuestro territorio hacia el año 1574 por Juan de Garay al expedicionar en auxilio del Adelantado Juan Ortiz de Zárate con los cuales lograría derrotar a los charrúas acaudillados. Ya a partir del
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