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LA INVENCIÓN DE AMÉRICA EDMUNDO O'GORMAN

Enviado por   •  23 de Noviembre de 2017  •  3.017 Palabras (13 Páginas)  •  312 Visitas

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y que implicaría la “ocultación del objetivo asiático de la empresa”, tuvo poca viabilidad, a pesar de la rápida difusión después del primer viaje. Dentro de los primeros registros en los que aparece Colón como descubridor de América es en el Sumario de la natural historia de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, afirmando como notorio el descubrimiento de las Indias, siendo el primer hito de una interpretación claro sin equivocación de la historia. Así, al proveer del carácter de descubrimiento del viaje de Colón, también dijo por supuesto que dicho descubrimiento fue de las Indias.

Desde este punto, aparecen tres teorías que interpretaron la idea del descubrimiento de América.

- Consiste en afirmar que Colón mostró que las tierras que localizó en 1492 eran un continente desconocido, porque con ese motivo se realizó la travesía (Oviedo, Gómara, Fernando Colón). En ese caso se trata de una interpretación admisible, porque la intención que le concede al acto interpretado el sentido de ser una empresa descubridora se radica en una persona, o sea en un ente capaz de tenerla y de realizarla. Pero esta tesis tuvo que abandonarse, porque su fundamento empírico resultó documentalmente insostenible.

- Se asienta en aseverar que Colón mostró que las tierras que halló en 1492 eran un continente desconocido, porque si es cierto que ésa no fue la intención con que realizó el viaje, ni tuvo idea de lo que había hecho, al ejecutar su acto cumplió la intención de la Historia de que el hombre conociera la existencia de dicho continente (Navarrete, Irving y Humboldt). La interpretación es admisible, porque la intención que le concede sentido al acto interpretado de ser una empresa descubridora se radica en el acto mismo, es decir, se concibe como inmanente a la Historia, entidad que puede concebirse como capaz de tener intenciones, aunque no de realizarlas por sí misma, de suerte que se vale de Colón como un instrumento para ese efecto. Pero esta tesis también tuvo que abandonarse, no ya por deficiencia de fundamento empírico, como en el caso anterior, sino porque su premisa teórica resultó insostenible.

- Reside en demostrar que Colón mostró que las tierras que halló en 1492 eran un continente desconocido, puramente por casualidad, es decir sin que medie ninguna intención al respecto (Samuel E. Morison en El Almirante de la Mar Océano). En este caso es obvio que, desde el punto de vista de los requisitos de una interpretación, la tesis ofrece una seria dificultad, porque no obstante que se niega la intención, se le sigue concediendo al acto el mismo sentido de las tesis anteriores. Ahora bien, como esto es imposible, porque sin aquel requisito el acto no podría tener el sentido que se le concede, es forzoso suponer que la intención existe a pesar de que se niega, y el problema, entonces, presenta un doble aspecto: primero, como conciliar esa contradicción, y segundo, averiguar donde existe esa intención que ha sido necesario suponer para que el acto pueda tener el sentid que se le concede.

Ahora vemos que la idea del descubrimiento del continente americano, no solo cancela efectos no deseados los propósitos y opiniones personales de Colón, sino que lo convierte en el flexible y ciego instrumento, ya no de unos supuestos designios del progreso histórico, sino de unas supuestas intenciones inmanentes a una cosa netamente física. Ante estos modelos, resulta primario responder acerca del derrumbamiento de la noción tradicional de la historia del nuevo mundo, y el autor es sabio en sus consejos, puesto que no hay que considerar ideas “a priori” de lo que es América. Ahora quedará averiguar cómo Colón descubrió ese ser del ente, para permitir la aparición de este nuevo continente en la Cultura de Occidente. Una vez definida la raíz del mal de la problemática del descubrimiento de América, el proceso de invención se creó bajo un horizonte cultural comprendido por el estadio alcanzado hacia el siglo XV, y que permitió entender el papel del hombre en el cosmos.El universo: Creado por Dios, es finito y perfecto. Es de Dios y para Dios, haciendo que nada le pertenezca al hombre, ni siquiera donde habita, siendo un sacrilegio la vulneración del poder divino.

El globo terráqueo: La problemática central que atañe a este libro es la proporción en que estaba distribuida la superficie de la tierra y de los mares. Mientras existía el planteamiento de que más reducida era la Isla de la Tierra, mayores eran las probabilidades que existieran otras islas comparables; y sin embargo, este esquema dejó de ser usado. E incluso, para el Cristianismo sería inaceptable la presencia de nuevas tierras, ya que los “antípodas” no vendrían del tronco original ni tendrían el conocimiento del Evangelio, siendo San Agustín quien negara esa posibilidad. Este cambio se complementa con el Libro de Esdras, que amplifica el tamaño de la superficie (idea que se transmitió desde R. Bacon a P. D’Ailly a Colón), lo que facilitaría la navegación desde el occidente dada su menor dimensión a recorrer.

El orbis terrarum o Isla de la Tierra: En cuanto a la navegación de esta Isla, y considerando su gran extensión, se consideraría viable el recorrido por la vía occidental debido al reducido espacio entre los dos puntos, siendo éste el proyecto presentado por Colón. Este

viaje se hacía mucho más atractivo cuando los portugueses descubrieron la real longitud de África, rebatiendo los clásicos planteamientos de Tolomeo. Pero desde el extremo asiático, su demarcación también era compleja: A partir del relato polano, el paso entre el “Atlántico” y el Índico era a través del Quersoneso Áureo, o si en realidad existía otra península (de dimensiones desconocidas) que complicaran la ruta del viaje.

El mundo: Se constituía como la morada cósmica del hombre, que si bien se traduce en cuanto a términos territoriales, lo es de manera espiritual. Desde la antigüedad era asociado a la ecúmene, o sea, a la habitabilidad de las zonas templadas como las que fueron estipuladas por los griegos. Con el Cristianismo, estas barreras desaparecen al considerar los relatos bíblicos en el contexto de Noé y sus descendientes tras el diluvio, como hombres históricos (a diferencia del “hombre caído” del Paraíso, en su estado de inocencia, sin historia) quienes harían del mundo suyo, en la medida que fuese transformado a favor suyo.

Pero ambas ideas convergieron de tal modo de que la idea dinámica del apoderamiento de la Isla de la Tierra fuese minimizada, pero de igual modo también se rechazó que la Tierra estaba habitada: Y así el mundo quedó entendido como la totalidad del orbis terrarum, independientemente

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