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PROFESORADO EN HISTORIA HISTORIA ARGENTINA 1

Enviado por   •  3 de Mayo de 2018  •  2.440 Palabras (10 Páginas)  •  405 Visitas

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Y, en referencia a la campaña diseñada por Roca, escribe: “Sería de una exageración deformante concebir otros métodos para la época. Algunos redentoristas del indio del desierto derraman lágrimas de cocodrilo sobre su infortunado destino; pero la ‘exterminación’ del indio fue inferior a la liquidación del gauchaje en las provincias federales. (…) El puritanismo hipócrita de los historiadores pseudo izquierdistas juzgará más tarde ese reparto de tierras como expresión de una política ‘oligárquica’. En realidad, la verdadera oligarquía terrateniente, la de Buenos Aires, ya estaba consolidada desde el régimen enfitéutico de Rivadavia, que Rosas amplió y que legalizaron los gobiernos posteriores”.

Finalmente, Ramos resalta el otro gran logro roquista, del que el curiosamente desmemoriado revisionismo de hoy no habla: “La federalización de Buenos Aires amputó a la oligarquía bonaerense la capital usurpada y creó una base nacional de poder. El principal factor centrífugo de la unidad argentina era aniquilado. Esa victoria nacional fue obra de la generación del 80”.[4]

Las ideas de orden y progreso sostenidas por la oligarquía y amparadas en la potestad del Estado de externalizar su poder (ser reconocido como Estado por los demás Estados), ligado a la diplomacia y a las buenas relaciones con los principales países del mundo en ese momento dieron un aval fundamental para la consecución de desafortunados hechos perpetrados por el Gobierno de Avellaneda y terminados en el mandato de Julio Argentino Roca.

Oscar Oszlak en “La formación del Estado Argentino” hace hincapié en las ideas de orden y progreso y en las significaciones y representaciones que estos conceptos tenían en esa época.

En ese sentido el autor alega que La idea de progreso implicaba regularizar el sistema productivo y económico del mercado interno para satisfacer al mercado internacional, por lo que hacía falta más población (mano de obra) y transporte de las mercancías (trenes hacia la aduana de Bs. As.). A partir de la caída de Rosas y el comienzo de la 2ª revolución industrial, la economía de exportación de materias primas creció considerablemente. Solo a partir de una economía de mercado de exportación que pudiera desarrollar la productividad del mercado nacional se pueden consolidar las perspectivas para la formación de un estado nacional.

El “orden” era la condición que posibilitaría el progreso, por lo que era necesario imponer una nueva forma de organización social en todo el territorio en conformidad con el nuevo sistema de producción, sus relaciones y fuerzas productivas. El orden posibilitaría el progreso, y este a la economía, por lo que el orden excluiría a todos aquellos elementos que pudieran obstaculizar el progreso, fueran indios o montoneras.[5]

Encontramos aquí el punto neurálgico, el cimiento y el aval de la oligarquía para aniquilar a los pueblos originarios y quitarles sus tierras en pos de la formación de un Estado, la delimitación del territorio y la ocupación de este por parte del aparato estatal.

Analizando la campaña del desierto a la luz de los conceptos esbozados y teorizados por Daniel Feierstein en “El genocidio como práctica social”, consideramos el genocidio como “una práctica social, un determinado modo de destruir y reconstruir relaciones sociales. Es decir que la destrucción no es en sí misma una relación sino una práctica que, sin embargo, destruye determinadas relaciones sociales (de cooperación, de solidaridad, de reciprocidad, de autonomía) a la vez que logra convertir otras en hegemónicas (de subordinación, de delación, de individualismo) (...) Podríamos pensar que el genocidio constituye la causa (y no el efecto) de una profunda transformación en las relaciones sociales”[6]. Es en este sentido me apropio de la validez del concepto para analizar lo sucedido en la Argentina con las campañas de Roca: a partir de entonces se instauraron nuevas relaciones sociales, destruyendo las relaciones preexistentes tanto a nivel comunitario como a nivel familiar: la matanza, los traslados a distintos puntos del país para transformarlos en fuerza de trabajo urbana y rural, las enfermedades, buscaron la “absorción” de la población nativa dentro del nuevo estado-nación. En este trabajo consideramos que no sólo se destruyeron las relaciones sociales sino que también, incluso al día de hoy, el discurso negador de este proceso sólo profundiza las relaciones sociales fundadas a partir del genocidio sobre los pueblos originarios.

En esa tónica Alcira Argumedo afirma que la Campaña del Desierto, dirigida por el General Julio Argentino Roca, quiebra la resistencia Mapuche que había durado más de tres siglos. “Dispersos en las tierras del sur, refugiándose en las montañas de la precordillera, los sobrevivientes de uno de los pueblos indígenas más aguerridos del continente van a dejar deshabitados vastos territorios donde se asentarían poco después latifundios laneros”.[7]

Carlos Martínez Sarasola en “Nuestros paisanos, los indios” realiza un estudio pormenorizado de la campaña genocida perpetrada por Roca en La Pampa y Patagonia. En este sentido afirma que Roca con su primera ofensiva logró su objetivo: debilitar el poder indígena, poniéndolo en situación de no soportar el embate final. Alega que lo más conocido de la “Conquista” fue el accionar “Relámpago” del ejército conducido por Roca entre abril y mayo de 1879.

A su vez el autor divide esta “Conquista” en dos grandes etapas:

- Dos meses furibundos: Da cuenta de la más grande expedición llevada a cabo contra los indígenas, 60000 soldados componían el ejército integrado por cinco divisiones equipados con la última palabra en armamento. Estos se dirigían a “barrer” la llanura y sus habitantes, aquí se perpetra gran parte del genocidio.

- Caída de los últimos baluartes: Esta etapa da cuenta de las resistencias indígenas en detrimento del poderío perpetrado desde el aparato estatal –todavía no consolidado- y su posterior caída tras violentos enfrentamientos.[8]

El exterminio de las comunidades indígenas libres de Pampa y Patagonia concluyó al término de seis años (1878-1884) dejando alrededor de 2500 indígenas muertos.

Como decía anteriormente cuando citaba a Feierstein uno de los aspectos fundamentales que ligan al genocidio con la “Campaña” o “Conquista” es el despojo de la tierra y la desintegración cultural. A colación de esto Sarasola alega que “para todas las culturas, la tierra es la posibilidad del arraigo, la alternativa crucial para fijar raíces y desarrollarlas, es el ámbito

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