Plaza Independencia – Epicentro de manifestaciones
Enviado por Helena • 26 de Julio de 2018 • 3.569 Palabras (15 Páginas) • 304 Visitas
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El dibujo fue hecho a lápiz. Pallière tiene que haberse ubicado sobre el costado noreste de la plaza, mirando hacia el oeste. De esta manera, vemos a pleno la vereda del Cabildo, hoy calle 25 de mayo. Desde la izquierda, sorprende el obelisco que erigió el gobernador Gutiérrez en 1842, para conmemorar el triunfo de los federales de Oribe, sobre los unitarios de Lavalle. Detrás, continuándose con los edificios, se ve la línea sinuosa de los cerros.
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PLAZA Y CALLE 25 DE MAYO. Las anotaciones que se ven sobre los edificios, ilegibles en la copia, indican probablemente nombres, detalles o colores de cada construcción.
Siguiendo hacia la derecha, una pequeña casita de cuatro puertas, y a continuación aparece el gran edificio del Cabildo, ya remodelado, con 13 arcos y una torre con reloj.
Pasando la calle, vemos la vieja iglesia de San Francisco, que edificaron los jesuitas y que modernizó Pedro Dalgare Etcheverry, autor de la ampliación del Cabildo. Todavía le quedaban unos 30 años con ese aspecto, pues sería reedificada a comienzos de 1880, para quedar con la fachada actual. Debajo de la iglesia, en perfecta perspectiva, se acerca una línea baja de casas coloniales, sobre calle Las Heras (hoy San Martín), todas desaparecidas.
Pirámide
Volvamos a la pirámide que se ubica a la izquierda. Conmemoraba la batalla de Famaillá, que en 1841 había visto triunfar la confederación rosista sobre el ejército rebelde de la Liga del Norte. Una consecuencia directa del enfrentamiento fue la retirada hacia Bolivia de las tropas, así como el desbaratamiento y destierro de gran parte de la dirigencia unitaria. La crueldad no se hizo esperar. El dirigente de la Liga, Marco Avellaneda, capturado en Metán, fue degollado y descuartizado sin juicio alguno. Su cabeza fue enviada a Tucumán: se la expuso en la plaza, frente al Cabildo.
Este dibujo es el único registro de la “Pirámide federal” que celebraba esos acontecimientos. Era similar a la que había hecho erigir Belgrano en la zona sur de la ciudad. Aunque no tenemos referencia de la altura, pareciera ser idéntica en diseño a esa, que actualmente se levanta, remozada, en la Plaza Belgrano. Era de ladrillo, pero años después fue forrada de mármol, con un remate superior en forma de esfera, y una suave cornisa separando la base rectangular del fuste piramidal. Pareciera que la pequeña escalinata inferior era la única diferencia entre ambas. Ese espacio emblemático del centro de la hoy plaza Independencia, iba a pasar aún por varios cambios. La oprobiosa columna de Oribe sería demolida en 1862 y sustituída por una gran columna. Faltaba mucho para que llegara ahí la “Libertad” de Lola Mora, en 1904.
Copia, por suerte
Lo que Pallière escribe sobre esos dos días en Tucumán es largo. Pero atendamos a ese lugar ahora desconocido para nosotros: “Toda la ciudad es de una blancura extrema: las casas son de un solo piso y están como incrustadas en un inmenso bosque de naranjos. Donde la edificación ha dejado libre un poco de terreno, se ve aparecer la copa del naranjo, curvada al peso de sus frutas, y a medida que uno se aleja del centro de la ciudad las casas disminuyen en cada cuadra y aumenta el verde follaje con frutas de oro”.
Lo que es digno de resaltar es que no sólo esa ciudad parece haber desaparecido, sino también la imagen que la retrataba. El dibujo del que hablamos fue borrándose con el tiempo. En 1977, Miguel Alfredo Nougués donó al flamante Museo Histórico Avellaneda su colección de objetos tucumanos. Incluía los dos lápices de Palliere. Por el peligroso desconocimiento que siempre amenaza los tesoros, los dibujos fueron colocados de tal manera que quedaron expuestos a la luz del sol durante mucho tiempo. Las consecuencias fueron implacables: se fue oscureciendo el papel y perdiendo el contraste, hasta casi borrarlos.
La que reproducimos es una foto del original que, en 1964, hizo tomar el iconógrafoBonifacio del Carril, para ser publicada en su “Monumenta Iconographica. Paisajes, ciudades, tipos, usos y costumbres de la Argentina 1536-1860”. Ahí está el original, casi invisible, guardado en un museo, y la copia, todavía en condiciones. Nos quedan un par de lecciones de ese desatino: hay que atender al cuidado de los recuerdos; y hay que hacer copias de ellos, sin temer a la autoridad de los originales.
PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
Los caminos de la historia comienzan en la plaza
Como en tiempos de la colonia, y más de 300 años después de haber sido la ciudad trasladada al lugar que hoy ocupa, la plaza sigue siendo el escenario de gran parte de la vida de los tucumanos. Eso hace que en sus alrededores se levanten muestras de diferentes momentos del esplendor de la ciudad. La plaza en sí misma alberga una joya: desde 1904 está presidida por la Libertad, de la escultora tucumana Lola Mora. Tomándola como punto de partida, te contamos cuáles son los lugares más interesantes para recorrer.
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LA LIBERTAD. La escultura de Lola Mora es una joya de la plaza principal.
Mirando hacia el oeste Si te parás al lado de “La Lola” (como se le dice cariñosamente a la escultura) y mirás lo que ella ve, encontrarás, sobre calle 25 de Mayo, la Casa de Gobierno. Fue construida en 1912, donde estaba el cabildo fundacional, en estilo académico francés; se puede visitar y la entrada es libre y gratuita. A su lado, una muestra de la arquitectura de la primera mitad del siglo XIX: el museo conocido como Casa Padilla (de alrededor de 1860), una típica “vivienda chorizo” de 15 habitaciones y sucesivos patios. Si por la misma calle caminás hacia la esquina noroeste de la plaza encontrarás la iglesia y el convento de San Francisco, con sus espectaculares rejas de hierro. El templo resguarda, entre otros tesoros, la primera bandera argentina que se izó en Tucumán. Y si cruzás la plaza en diagonal, podrás visitar la Catedral, con sus dos torres terminadas “cebollas” de color ocre. Fue inaugurada en 1856 y alberga la cruz de madera de la fundación de la ciudad. Sobre la misma vereda de calle 24 de Septiembre, dos edificios estilo petit hotel (El Ente de Turismo y la Universidad San Pablo-T, una de las cuatro con que cuenta la provincia) dan muestras del poderío económico tucumano de principios del siglo XX, de la mano del esplendor de la industria azucarera.
[pic 7] Hay otro edificio de ese estilo, también frente a la plaza, sobre calle Laprida (sede del Centro Cultural Rougés), y en
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