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RESUMEN: La pedagogía entre la disciplina y la dispersión: una mirada desde la historia. De Pablo Pineau

Enviado por   •  2 de Enero de 2019  •  1.534 Palabras (7 Páginas)  •  945 Visitas

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La mayor influencia espiritualista en el terreno educativo provino de Italia, de la mano de Gentile y Lombardo-Radice.

Giovanni Gentile consideraba al hombre como ser portador de un espíritu que busca su autorealización individual, social y moral. Esta búsqueda es el proceso educativo, que solo se logra por el cultivo de las “humanidades”. Su propuesta pedagógica se puede resumir en tres puntos: La religión como fundamento y coronación de la instrucción elemental, la vocación docente y la espontaneidad infantil. Además, negaba la existencia de un “método educativo” único, abstracto y general que valga para todas las disciplinas y todos los docentes, sino que el método es parte del contenido y radica, en última instancia, en la comunicación entre los espíritus del docente y del alumno.

Lombardo Radice, por su parte, definía lo educativo como “la actividad que cada hombre realiza para conquistar la verdad y coherencia de la vida.” Pero al contrario que Gentile, estaba interesado en las cuestiones didácticas.

La crítica espiritualista al reduccionismo cientificista abrió la puerta a nuevas respuestas al criterio de validación de los enunciados pedagógicos, una de ellas significó un nuevo reduccionismo, el filosófico. Éste implicaba que las respuestas a las preguntas pedagógicas se desprendían de la filosofía. Algunas respuestas establecieron que la nueva validez de las pedagogías se derivaba de la adecuación de dichos enunciados respecto a las concepciones de infancia consideradas legítima. Así, a pedagogía hegemónica articuló al espiritualismo con la Escuela Nueva.

La ruptura de los límites impuestos por el positivismo implicó la generación de nuevas “superficies educativas”, las nuevas posturas buscaban ampliar los límites del campo y por tanto las funciones de la educación debían pasar entonces de la “información de la gente”-la instrucción- a la educación integral, cuyo eje estaba en la formación del espíritu.

La Escuela Nueva tiene sus momentos fundacionales en 1919 en EEUU con la constitución de la “Asociación de la Educación Progresiva” y de la “Liga de la Nueva Educación” en 1922 en Europa. Este movimiento no puede encasillarse en un discurso único, sino que debe ser entendido como un campo discursivo complejo en el que se inscriben las distintas propuestas, lo que permitió la enorme cantidad de articulaciones que se llevaron a cabo. Sin embargo, se pueden identificar dos regularidades fuertemente opuestas a la escuela tradicional:

- Paidocentrismo: La centralidad del alumno en el proceso pedagógico

- Activismo: El rescate de las posibilidades educativas del “hacer”

Estos dos elementos se convirtieron en nuevos criterios de validación pedagógica, pero permiten muchas posibilidades: el paidocentrismo no determina las funciones del docente y cuáles monopoliza, y cuáles son las imágenes de la infancia que se construyen. El activismo no precisa si se trata de un “hacer” manual, vinculando la escuela al aparato productivo, si se trata de una metodología de resolución de problemas, etc. Las distintas respuestas que se dieron implicaron las diferentes posiciones adoptadas y permitieron posibilidades de articulación con enunciados provenientes de otros discursos.

La importancia que el espiritualismo puso en la formación de valores permitió una fuerte articulación con las posturas nacionalistas en auge en ese momento. La Nación pasó de ser una construcción a ser el dato de origen desde el cual partía el “camino correcto” y cuyo desvío sería fatal para los pueblos. Esto planteó la pregunta de dónde se conserva la Nación, entonces surgieron como respuestas viejas posibilidades, como que la Nación reside en el Contrato Social, en la democracia o en los próceres y sus herederos, pero también surgieron nuevas, como el ejército – Nacionalismo Militarista-, la iglesia católica –Nacionalismo Católico-, las raíces ibéricas –Nacionalismo Hispanista-, u otras tradiciones no necesariamente hispánicas. Otras posturas sostenían que la Nación residía en el desarrollo económico y que la garantía de nacionalidad de ese proceso era el estatismo. Esta última consideración era compartida por el Nacionalismo Popular, creía que la Nación era conservada en el Pueblo. Se constituyó así un nuevo sujeto pedagógico a formar, el nacionalista. Y la escuela cambió su “función de templo del saber” por “templo de la patria”.

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