Un periodo de tendencia conservadora regulada por la constitución de 1845.

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Pero la permanente conflictividad social debido a malas cosechas, subidas de precio, enfrentamientos entre trabajadores y patronos a los cuales apoyaban el gobierno, movilizaciones populares contra los impuestos, clases populares defraudadas por el incumplimiento de las promesas del gobierno y la división entre progresistas y unionistas tendrá como consecuencia que en julio de 1856 que Espartero dimita poniendo fin al bienio progresista.

Comienza así el retorno al liberalismo moderado (1856-1863) Isabel nombra como jefe de gobierno a O’Donnell el líder del partido de la unión liberal formado por moderados menos radicales y progresista menos exaltados (burgueses terratenientes). Su principal objetivo era restablecer el régimen político anterior al bienio con la constitución de 1845, supresión de la milicia nacional y la reorganización de los Ayuntamientos. Pero quiso conservar algunos principios progresistas y es por eso lo moderados presionan a Isabel y O’Donnell es sustituido por Narváez en octubre del 1856. Narváez restablecerá la ley de Ayuntamientos, paralizara la desamortización de 1855 y promulgará la nueva ley de educación (ley Moyano).

En junio de 1858 Isabel volverá llamará O’Donnell para convertirlo jefe de gobierno y comenzará el periodo conocido como el gobierno largo. Este período estará caracterizado por: un periodo de expansión económica debida construcción de una red de ferrocarriles y la expansión comercial e industrial, un período de paz social y un periodo de activa política exterior servirá para exaltar la conciencia patriótica y conseguir prestigio internacional.

Las principales intervenciones fueron enviar soldados a la Cochinchina en alianza con Francia, la guerra de África (1859-1860) debido a las agresiones marroquíes hacia Ceuta y Melilla que tendrá como resultado la victoria española. Además Marruecos tendrá que indemnizar a España. También realizó una expedición para recuperar Santo Domingo que fracasó y una expedición a México en alianza con Francia y Gran Bretaña también sin resultados. En definitiva las actuaciones internacionales apenas produjeron resultados y en enero de 1863 O’Donnell dimite.

Desde 1863 hasta 1868 se produjo la crisis final del reinado en el cual se sucederán gobiernos cada vez más conservadores y autoritarios y en septiembre de 1864 al general Narváez vuelve al frente del gobierno. Mientras tanto se va incrementando la oposición al régimen isabelino por parte de progresistas demócratas y republicanos. Junio 1865 O’Donnell volverá a ser nombrado jefe de gobierno e intentar atraer a los progresistas pero fracasará produciéndose tres acontecimientos: la noche de San Daniel en 1865 que fue un enfrentamiento entre estudiantes y policías que acabo con nueve muertos, el pronunciamiento del general Prim de 1866 en Villarejo que fracasará y el pronunciamiento de los sargentos del cuartel de San Gil en 1866 que también fracasará. En julio de 1866 Narváez volverá a ser jefe de gobierno y esto producirá de la unión liberal se sume a la posición del régimen. Isabel se quedó sin apoyos y en agosto de 1866 se hizo el Pacto de Ostende entre demócratas y progresistas y más tarde con la unión liberal donde se recogía el destronamiento de Isabel II y la convocatoria de Cortes por sufragio universal para elaborar una constitución.

A todo esto habrá que sumarle la gran crisis económica de España de 1864 debido al parón del tendido ferroviario, crisis de la industria textil, quiebra de bancos y malas cosechas. El 17 de septiembre de 1868 se hace el pronunciamiento del general Topete en Cádiz y marcará el fin al reinado de Isabel.