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Utopías y distopías económicas

Enviado por   •  24 de Abril de 2018  •  2.349 Palabras (10 Páginas)  •  286 Visitas

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Y no sólo en los falansterios se da lo anteriormente compartido, también en las sociedades morales, utopía creada por Robert Owen, éstas consistían en la creación de sociedades morales que buscaban el logro de la felicidad humana. En ella Robert Owen proponía sustituir el capitalismo por una sociedad sin clases sociales, fundamentada en la cooperación voluntaria, una sociedad llena de amor y felicidad, en la cual exista una propiedad colectiva de medios productivos. Para que exista un mundo ideal en el que todos sus miembros viviesen felices y satisfechos solo era posible si en éste mundo la justicia es la base principal, pues un estado es ideal si en él reina la justicia. Sin embargo, se ha criticado que las utopías tienen un carácter coercitivo, como el planteado en la película basada en la obra de George Orwell 1949, ya que si bien es cierto no existía un capitalismo y todo estaba en poder del estado, hubo un abuso de poder, ya que se muestra claramente que la comida estaba racionalizada cada vez más, dado que ésta la distribuía el gobierno; la felicidad y paz radicaba en el control total que ejercía el estado a la sociedad ahí presentada, por lo tanto lejos de ser perfecta, logra ser plausible que se pierde la esencia del ser humano, la existencia del mismo cómo ser individual para pasar a ser parte del individuo social de la sociedad el “UNO” en forma de vida y pensamiento.

En las comunidades morales planteadas por Robert Owen, factores como la educación, la salud, el alimento, eran derecho de las personas, y el estado estaba obligado a proveerles de esos factores necesarios para el desarrollo integral de la vida de las personas, en la obra de George Orwell, esto también se cumple, sin embargo, a pesar de que las políticas ahí utilizadas han logrado un avance significativo, en bajar el nivel de analfabetismo, incrementar los índices de salud, y su política de racionalización de alimentos ha logrado que ninguna persona pase hambre; esto tiene un costo, renunciar a una variedad de derechos que las personas merecen disfrutar, ya que el estado tiene prácticamente el control de las vidas de las personas.

En el comunismo científico planteado por Marx y Engels, se sostiene la enunciación de la sociedad comunista como aquella asentada en la libre asociación de personas en la cual el libre desarrollo de cada uno de los miembros condiciona el libre desarrollo de los demás miembros, un planteamiento interesante en esta cohesión social que es totalmente opuesta al planteamiento de individualismo caracterizado por el capitalismo, en donde impera la ley del más fuerte.

En la obra de Orwell se ve expresado una situación de comunismo, ya que la república es la dueña de todo, y es la encargada de repartirlo de manera equitativa; pero un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Sólo en una sociedad comunista se puede dar un desarrollo integral de todas las personas, y eso es más que claro, ya que se presentan una serie de ideas o parámetros ideales que fueran perfectos en la práctica, tales como educación para todos, derecho a un alimento, techo, ropa, una educación para preparar para la igualdad, una economía totalmente planificada, ya que el estado es el dueño de todo, él es el emisor y receptor de todas las riquezas producidas, el cual reparte de manera equitativa a todos sus hijos, tal como se da en el caso hipotético de la ciudad de Icaria, es una sociedad ideal.

Sin embargo Etienne Cabet, en un viaje a Icaria, critica las utopías de Owen y Fourier, ya que el sostiene que en las comunidades morales y en los falansterios siempre hay desigualdad social, desde el inicio, además que su fundación y establecimiento depende de las contribuciones del gobierno y el altruismo de los ricos, algo que realmente difícilmente suceda.

El comunismo se basa en el libre desarrollo de cada miembro, así se garantiza el desarrollo de todos los miembros, lo anterior es lo ideal, y es el fin que todos debemos buscar, no sólo el desarrollo individual, sino también el desarrollo de los demás.

Por lo tanto si bien es cierto, se ha criticado a las utopías por su carácter coercitivo, se sostiene que las utopías le otorgan dinamismo a la modernidad, le permiten una ampliación de sus bases democráticas y han sido una especie de sistema reflexivo de la modernidad por la cual esta ha mejorado constantemente. Por ello no sería posible entender la modernidad sin su carácter utópico.

En la actualidad, este género utópico no provoca ya interés como tal, o es abiertamente rechazado y tachado incluso de absurdo, ingenuo o fantasioso. Porque se ve como un puro fantasear inútil que diseña apriorísticamente escenarios ideales en vez de realizar un análisis concreto de la sociedad y de sus posibilidades reales de transformación. Se considera que cualquier intento de reducir la negatividad de las situaciones sociales en favor de sus aspectos positivos ideales no debería olvidar que lo positivo y lo negativo suelen ser aspectos que siempre estarán unidos en un mismo proceso, por lo que es imposible inaugurar una dinámica social exclusivamente positiva.

Lo que ha desacreditado a estas utopías ha sido presentarse como eutopías, es decir, como topos o lugar de lo exclusivamente bueno, proyectando su localización en un futuro posible de cuya factibilidad no se dudaba en absoluto. Era como si se quisiera dar a entender que esa sociedad ideal se podía implantar en cualquier parte y en cualquier momento, con tal de que los seres humanos, mediante la persuasión o de cualquier otra forma, se convencieran de su conveniencia y de su bondad intrínseca.

Sin embargo, este rechazo no significa que el anhelo utópico haya desaparecido de las aspiraciones individuales y de la dinámica social en nuestro mundo contemporáneo. Tan sólo ha cambiado de apariencia y de ubicación. Ha pasado de ser una mera fantasía literaria a convertirse en el sentido de una determinada manera de entender el progreso de la historia. Una idea muy arraigada en Occidente, especialmente durante los últimos siglos, es esta de que la historia y su proceso evolutivo es lo que llevará a su realización la definitiva utopía humana como reino de la libertad y de la sociedad perfecta. De un modo o de otro, se ha creído que cualquier mejora de las condiciones sociales existentes se tiene que considerar como un simple momento de una difícil y laboriosa transformación de las condiciones materiales de la sociedad en el interior de un proyecto que la historia va modelando y realizando a través del esfuerzo conjunto de la humanidad. La utopía no es, por lo tanto, como creyeron los autores antiguos, un ideal o una meta para un individuo o grupo de individuos, sino que es el proyecto del hacerse mismo de la

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