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ANÁLISIS DE LA EFICACIA DE LA ATENCIÓN PLENA COMO TERAPIA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD

Enviado por   •  14 de Enero de 2018  •  5.721 Palabras (23 Páginas)  •  466 Visitas

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de Trabajo como uno de los riesgos laborales a los que se ven expuestos los trabajadores, hasta el punto de ser considerada por la opinión pública, como la epidemia del siglo XXI.

Diarios como El Espectador (2012), aseguran que el 38% de los empleados colombianos sufre de estrés y eso afecta la efectividad en el trabajo y el crecimiento de las empresas y la economía en general. Esto permite pensar que el trastorno de ansiedad no puede ser visto como una enfermedad aislada, minoritaria o que requiere una atención secundaria; por el contrario, el alto número de pacientes la debe ubicar en el centro de las investigaciones y reflexiones de la psicología, más allá de su simple apreciación, como un camino para buscar tratamientos eficientes que beneficien a la ciudadanía.

No menos preocupantes resultan las cifras de la OMS (2005), sobre las edades en las cuales empiezan a diagnosticarse los trastornos de ansiedad, siendo los 15 años la edad promedio de aparición. Una edad temprana, si se analiza la falta de madurez emocional y mental de los adolescentes que en esa etapa no tendrían los valores necesarios para sobrellevar una enfermedad de este tipo. Incluso, en otro estudio de la OMS (2001), sobre la prevención del suicidio, se aclara que una de las razones que llevan a los jóvenes a quitarse la vida, es el padecimiento de algún trastorno de ansiedad. Sin embargo, a pesar de su posible aparición temprana, es entre los 25 y los 45 años de edad que se presenta la mayor prevalencia, con un porcentaje mayor en las mujeres que en los hombres (OMS, 2005).

Esta información permite concluir que sin importar la aparición temprana, el trastorno de ansiedad es una enfermedad mental que puede aparecer en cualquier momento de la vida, afectando el equilibrio emocional de los jóvenes, pero también de los adultos, sin consideración por el género. A esto último, habría que adicionar una situación mucho más preocupante y es que las personas que son diagnosticadas con trastorno de ansiedad no son propensas a buscar ayuda psicológica, sino que prefieren sobrellevar su situación en el día a día, sin menosprecio de las afectaciones que ello le pueda causar a su vida personal, académica y laboral.

Por ejemplo, una persona con trastorno de ansiedad puede ver afectados sus procesos mentales, a la vez que puede ver distorsionada su percepción de la realidad, del entorno y de sí misma, afectando su capacidad de análisis y en general la funcionalidad de su ser como individuo (CENETEC, 2010). Esto podría diezmar su desempeño laboral o educativo, porque al ver distorsionada su realidad, respondería a sus propios niveles de percepción y no a los que de ella espera la compañía. Igual de fracturadas podrían verse sus relaciones personales, en la medida en que muchos de los síntomas que son visibles a las personas con trastorno de ansiedad, generan una mala percepción en el entorno social, por ejemplo, la tendencia al nerviosismo, la intranquilidad, la preocupación excesiva y desproporcionada, los miedos irracionales, las ideas catastróficas, entre otras.

Por lo tanto, en el propósito de analizar las estrategias de intervención psicológico que actualmente se utilizan para el tratamiento del trastorno de ansiedad, se podría revisar una posible causa por la que las personas no acudan a ayuda profesional. Esto, analizando punto por punto, el impacto que tienen en la vida personal, académica y laboral.

MARCO TEÓRICO

Hay momentos y circunstancias de la vida en las que aparece una usual respuesta entre los seres humanos: se acelera el pulso, aumenta la sudoración, sensación de que se pierde el aire, temblores descontrolados… son todos síntomas que, cuando se tratan de la respuesta a una amenaza, un peligro, algo que compromete la vida o la integridad o una situación desagradable, se tildan como “normales” y lo son. Son respuestas instintivas y normales que a todos nos toca vivir en algún momento de la vida. A estas respuestas se les llama ansiedad.

Otra cosa es cuando esas respuestas no vienen acompañadas de ningún estímulo. No hay peligro, ni amenaza, ni catástrofe que puedan justificar la fea sensación que tiene la persona de que pierde el control de la situación. Los síntomas están ahí solos, afectando la calidad de vida de la persona en vez de alertándola de una situación real. Esto es a lo que se le denomina Trastorno de Ansiedad.

Sin embargo, lo correcto es decir ‘trastornos’ en vez de ‘trastorno’ pues no se trata de una sola patología con los mismos síntomas, sino que los trastornos de ansiedad tienen diferentes manifestaciones y denominaciones. El DSM-IV, menciona 14 manifestaciones de trastornos de ansiedad, que son los siguientes: Crisis de angustia, agorafobia, trastorno de angustia sin agorafobia, trastorno de angustia con agorafobia, agorafobia sin historia de trastorno de angustia, fobia específica, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés postraumático, trastorno por estrés agudo, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica, trastorno de ansiedad inducido por sustancias y trastorno de ansiedad no especificado. Este último se le asigna a aquellas personas que tienen síntomas de trastorno de ansiedad pero no tienen todas las características necesarias para encajar en ninguna de las clases de ansiedad específicas.

Las características de los trastornos ansiedad varían dependiendo del tipo que sea, sin embargo todos tienen como síntoma principal la ansiedad. Por ejemplo, uno de los trastornos de ansiedad más comunes es el ataque o trastorno de pánico, también conocido como crisis de angustia. Este se caracteriza porque el sujeto entra súbitamente en un estado de miedo o terror y la sensación de que se va a morir o que algo terrible está sucediendo (Jarne et al., 2011). Este miedo se va intensificando con rapidez y tiene una duración de unos 20 minutos. Una particularidad es que los sujetos recuerdan con sumo detalle los sucesos y sensaciones que experimentaron luego de un ataque de angustia, explica Ivanovic-Zuvic (s. f.), que también revela que el primer ataque de pánico comienza en un 20 % a un 40 % antes de los veinte años y que estos trastornos son más usuales en sujetos solteros que viven en zonas urbanas.

Otro de los trastornos de ansiedad más comunes es el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), donde el sujeto se lleva a sí mismo a realizar ciertos rituales (compulsiones) que lo ayudan a calmar las obsesiones. Las obsesiones son pensamientos o impulsos producto de la imaginación que le causan malestar y ansiedad al paciente. Las obsesiones más comunes tienen que ver con temas de aseo y limpieza, dudas repetidas, pensamientos agresivos, entre otros (Bados, 2005).

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