Como definir la gran Teoria de Skinner
Enviado por Jerry • 1 de Noviembre de 2018 • 3.710 Palabras (15 Páginas) • 446 Visitas
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¿Pero quién fue B.F. Skinner?
B. F. Skinner nació en marzo de 1904 en un pequeño pueblo de Pensilvania, Estados Unidos. Ingresó a la Universidad de Hamilton de Nueva York con la ilusión de ser narrador y poeta, pero desistió al darse cuenta que no tenía talento ni facilidad para ello. A pesar de esto decidió, que los estudios de la Psicología podían aportarle una perspectiva más amplia sobre cómo es y actúa el ser humano, por lo cual empezó a estudiar esta disciplina en la Universidad de Harvard.
Este nuevo entusiasmo no duró mucho tiempo. Al llegar a la universidad se topó con una psicología escasamente desarrollada y muy centrada en los procesos mentales de índole privado, algunas ideas incoherentes sobre la mente humana y teorías muy abstractas sobre los estados de consciencia que estaban más relacionadas con la filosofía que con el estudio científico del comportamiento.
Camino a una psicología científica y la influencia de John Watson
“El comportamiento humano observable fue a lo que Skinner siempre aspiró comprender”.
Influido por el psicólogo conductista John B. Watson, Skinner creía en la importancia de desarrollar la psicología de un modo experimental, dejando de lado al psicoanálisis y a todas aquellas teorías acerca de la mente basadas en el simple sentido común.
Si no desistió en su trayectoria académica y profesional fue gracias a Fred S. Keller, que al final de los años 20 era una de las jóvenes promesas del conductismo en Harvard. Fred Keller convenció a Skinner de que era posible hacer de la psicología una ciencia, y poco después ambos se especializaron en esa disciplina. Esa pequeña reunión, además de hacer que se consolidara una gran una amistad entre los dos Freds que duraría décadas, hizo posible que Skinner llegara a ser una de las figuras más importantes de la Psicología Científica.
La Psicología desde la perspectiva de Skinner
Skinner desarrolló sus estudios dentro de la filosofía del conductismo, una nueva visión de la psicología de aquellos años, que rechazaba los métodos introspectivos como una forma de estudiar y modificar la mente.
Este concepto, el de "la mente", se le presentaba a Skinner como algo demasiado abstracto y confuso. Es por eso que situó su objeto de estudio en la pura conducta observable.
El hecho de tratar de mantener este enfoque basado puramente en la evidencia empírica es lo que hizo que ni los métodos ni el centro de estudio de la psicología que estudiaba este investigador fuesen los mismos de los que partían los psicoanalistas, centrados en la introspección y cuyo acercamiento al estudio de la psicología no resiste el principio operatorio de falsabilidad.
En la rivalidad establecida entre la psicología mentalista y el conductismo, Skinner apostó fuertemente por la segunda opción en pos de hacer de la psicología la ciencia del comportamiento humano.
El surgimiento del conductismo radical
Skinner no deseaba que la psicología se apegara completamente al método científico, esto porque quería que su campo de estudio estuviese mejor considerado al tener el aval de la ciencia.
Este investigador consideraba que los procesos mentales internos no son los responsables de originar la conducta humana, sino los factores externos que son medibles.
Skinner creía fuertemente, que las propuestas e hipótesis de la psicología debían ser comprobadas únicamente a través de evidencias objetivas, y no a través de especulaciones abstractas y sin sentido. Este principio teórico también fue compartido por los psicólogos conductistas de aquel entonces, pero Skinner difería de gran parte de ellos en ese aspecto fundamental.
Mientras que algunos investigadores que a principios del siglo XX estaban anexos a la corriente del conductismo tomando la conducta como un indicador de objetividad metodológica, Skinner creía que la propia conducta era en sí el principio y el fin de lo que debía ser estudiado en psicología.
El término "conductismo radical", que creó el mismo Skinner, servía para poner nombre a este tipo de filosofía que estudiaba la ciencia del comportamiento.
En posición al conductismo metodológico, el conductismo radical lleva hasta sus últimos términos los principios del behaviorismo[6] los cuales ya habían sido desarrollados por los investigadores John B. Watson y Edward Thorndike.
Skinner y el condicionamiento operante
B. F. Skinner es, desde luego, uno de los mayores referentes del conductismo, pero no se le puede atribuir el ser un pionero de este enfoque psicológico. Antes que él, Iván Pavlov y John B. Watson habían descrito de manera significativa los fundamentos del condicionamiento clásico en animales y seres humanos.
Debemos recordar que según la teoría, el condicionamiento clásico permitía de alguna manera establecer relaciones entre estímulos y sus respuestas, de manera que se pudiera predecir y controlar la conducta.
Para Skinner, el condicionamiento clásico siempre fue poco representativo de la potencialidad del aprendizaje del ser humano, ya que este prácticamente solo era medible en entornos artificiales y controlados, en donde se introducían estímulos condicionados.
La importancia de la conducta operante
Muy por el contrario de lo que pensaban otros conductistas, Burruhus creía que es la conducta operante, y no la conducta respondiente, la clase de comportamiento más simple, universal y versátil que existe, lo cual significaba que a la hora de estudiar la conducta era más importante las consecuencias que los estímulos que las ocasionaban.
Para Skinner los resultados de las acciones era lo fundamental, ya que es a partir de estas cuando se revela la verdadera utilidad o no de las acciones. Una conducta sobre el medio es considerada operante porque tiene una serie de consecuencias comprobables, y son estas respuestas del entorno las que van variando la frecuencia con la que se vuelve a reproducir dicha conducta o una parecida.
Así, Skinner utilizó básicamente, la forma de aprendizaje asociativo conocida como condicionamiento operante, la cual se basa en el aumento o disminución de ciertas conductas dependiendo de si sus consecuencias son positivas o negativas, un ejemplo de ello es dar incentivos a los niños cuando realizan sus tareas.
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