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INTRODUCCIÓN: CUANDO SE DERRUMBAN LAS BARRERAS

Enviado por   •  8 de Abril de 2018  •  3.135 Palabras (13 Páginas)  •  283 Visitas

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A modo de introducción a la Terapia Reflexiva y más adentro, a la de grupo reflexivo, debemos proponer -primero- la relevancia de la terapia, abordarla desde su sentido amplio y luego trabajar con la literatura que la Escuela Terapéutica nos brinda.

La Doctora Ingeburg Fuhrmann, en su artículo La Historia de cómo Tom Andersen nos Ayudó a Crecer rescata la esencia de la propuesta de Andersen y escribe:

“En primer término cuidarse de “las hipótesis”. Para Andersen las hipótesis tradicionales provienen de nuestras creencias que constituyen una telón de fondo, donde proyectar lo que vemos y escuchamos de la familia.” (Fuhrmann, 1997) confirmando lo que anteriormente habíamos dicho, sobre la creencia propia por sobre la hipótesis científica, un adentramiento hacia la posmodernidad.

“A mayor confianza en la veracidad de la hipótesis, mayor el riesgo de confirmar, con asombrosa independencia de los hechos, la misma “verdad” establecida antes de comenzar.

Este modo “científico de proceder nos impide, según Andersen, quien a su vez cita a Bateson, percibir patrones, secuencias y globalidades.” (Furhmann, 1997). Vuelta a la misma idea: en el contexto más normal, por decir tradicional, el terapeuta es poseedor de una secreta verdad egendrada de su “científico conocimiento” por lo que debería saber lo que la familia desconoce, otro aspecto de la terapia inmiscuida en la postmodernidad será el reconocer la relación terapeuta de una forma cercana y horizontal, ya que ese saber “secreto” coloca al experto en una situación de tal, de lejanía, experticia y ciencia empírica; lejana de los sueños, los temores, sentimientos e intuiciones propias de las personas por lo que Andersen propone y cito a la doctora: “Andersen propone algo diferente: El terapeuta se suma al sistema creado en torno al problema y trabaja con los consultantes, “codo a codo” para una meta común, que es, disminuir el sufrimiento en el sistema. La tarea del terapeuta consiste en consecuencia “Sintonizar” lo más posible con el sistema consultante para crear en conjunto un nuevo sistema que lo incluye, y no, lo (los) excluye.

Entendiendo ya estas dos premisas postmodernas que se fundan en el pensamiento de Andersen, y divagando hacia la literatura de la misma en relación a la terapia, podemos empezar a hablar de qué se trata el pensamiento de Andersen en la práctica y trazar las directrices de lo que conoceríamos como Grupo y Terapia Reflexiva.

Comencemos con entender de qué trata el Grupo o Equipo Reflexivo en Dimensión formal de la técnica del equipo reflexivo modelos de intervención en psicoterapia sistemática constructivista (M. Garrido e I. Fernández-Santos Ortiz, 1997)

El Equipo Reflexivo según Andersen es una “(…) modalidad sistémica de intervención en psicoterapia” (M. Garrido e I. Fernández-Santos Ortiz, 1997). Es una técnica de calidad cuasi-experimental, la cual consiste en romper los límites entre la familia, el entrevistador y el equipo reflexivo, por lo tanto, “no se espera una intervención

final del terapeuta como en el modelo clásico” (M. Garrido e I. Fernández-Santos Ortiz, 1997), más bien una adaptación posmoderna convocando a una horizontalidad de conocimientos entregados, tratando de expertos (terapeuta y ER), a los expertos (familia).

Iniciando el desarrollo del proceso existe un paso de formalidades como la presentación del entrevistador y miembros del equipo hacia la familia o la pareja, se busca provocar confianza. Luego se plantean las condiciones de tratamiento, muestran el lugar de trabajo y explican el contexto del proceso. Lo que se intenta crear en esta instancia es un acercamiento al sistema que pide ayuda, el de trabajar como un entero.

Al momento de trabajar, cada grupo toma una dirección para posicionarse en un espacio, la familia con el entrevistador (Sistema Fijo, SF) y el ER detrás de un espejo en penumbras. Al avance de la entrevista el Equipo Reflexivo tiene la posibilidad de intervenir entregando una opinión acerca de lo que la familia comparte prendiendo las luces y hablando a través de aparatos que posibiliten la conversación entre los dos subsistemas, dando así por producto una relación bidireccional del Sistema Fijo con el Equipo Reflexivo. Por otro lado este proceso “permite una interacción más igualitaria e interesante ya que facilita una flexibilidad de roles y el enriquecimiento de experimentar nuevas perspectivas” (M. Garrido e I. Fernández-Santos Ortiz, 1997)

En el caso de que en el proceso no se cuente con un espejo o una sala espejo, se pueden ocupar recursos como cámaras fijas que mandan señales de video y audio a un monitor de televisión que se encontraría en la sala del Equipo Reflexivo. Para compartir las ideas que tiene el ER al SF (Sistema fijo), idealmente se esperaría que el ER se movilice hacia la sala donde se encuentra la familia y el entrevistador compartiendo de esa manera las opiniones que tienen para la familia. El desarrollo del proceso también puede ocurrir en una misma sala, pero no es lo ideal, ya que puede generar relaciones alejadas por el poder y sensación de vigilancia. En cualquiera de los casos en esta situación el entrevistador se puede ver beneficiado por su relación y sentido de pertenencia con el ER.

Puede ocurrir lo contrario, que el cliente (familia) se movilice a una sala en presencia del ER y que ahí se entreguen las opiniones pertinentes, esto produce un impacto en la familia que provoca que sean más receptivas a lo que expertos académicos tienen que decir.

El Equipo Reflexivo puede ser formado idealmente por tres personas, puede ser formado por un mayor número, pero solo tres pueden reflexionar acerca lo escuchado. El Equipo Reflexivo debe mantenerse en el tiempo, ya que “los clientes llegan a formar lazos afectivos y empáticos muy útiles para el proceso y, por otro lado, los miembros del ER son más eficaces, más certeros cuando ya han realizado un recorrido previo con unos clientes” (M. Garrido e I. Fernández-Santos Ortiz, 1997) Si se adhiere alguien al ER es aconsejable presentarlo al equipo en tratamiento.

Andersen, a pesar de no ser partícipe de las directrices ni de los manuales, acepta un mínimo de aptitudes y de recursos que el ambiente terapéutico debe tener para que la terapia reflexiva se tome en cuenta. Así el grupo reflexivo y este cambio paradigmático y la negación a la cámara Gesell, resulta fundamental para la escuela -otro termino que no prefiere adscribir Andersen- reflexiva de teoría familiar.

La Doctora Patricia García nos brida otra revisión literaria al grupo reflexivo además de adentrarnos hacia los procedimientos

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