Informática, Educación y Sociedad

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CONCLUSIÓN

La sociedad sigue sufriendo cambios, virando hacia realidades distintas de las imaginadas hasta hace mucho tiempo. El desarrollo tecnológico pareciera no tener techo y sigue abriéndose paso gran velocidad. El capitalismo y el mercado son conscientes de estos cambios, ya que el mismo sistema los impulsa, se alimenta de ellos y causa su reproducción constante. La modernidad, en su fase líquida nos empuja a ir detrás de todos aquellos cambios, incluso cuando la velocidad con la que se producen supera la capacidad de nuestro cuerpo de poder amoldarse a ellos. La sociedad actual no se forja sobre una lógica estática sino de continuo movimiento y consumo. El ser es convertido en objeto con su respectivo valor, medido por lo que uno tiene, compra o muestra hacia los otros. La imagen cada vez está ganando importancia sobre el resto de las cosas, hoy en día somos parte de una era donde pareciera no haber tiempo para comunicarse directamente y el "hablar" a través de fotografías y de nuestra imagen se impone como una realidad. Mas, como todo dentro de la sociedad capitalista, nuestra imagen también es susceptible de valor; hemos llegado a un punto que somos pasibles de vender nuestra propia imagen al sistema, para que otro, o mejor dicho otros le pongan valor, precio a nuestra imagen, a nuestros momentos de diversión o aquello que nos sucede en un instante que ya no sólo nos basta capturar en una foto para el recuerdo sino que hoy en día necesitamos que otros lo vean (sean o no conocidos) y nos den su aprobación traducido en el simple y conocido “like” o “me gusta”.

La naturalidad con la que hoy en día aceptamos ello, puede generar muchos adeptos pero también sus detractores que añoran un cambio de paradigma donde el consumo, los objetos y la imagen pasen a segundo plano, pero si hay algo que la modernidad líquida nos enseña es que no es posible poder prever o pensar que sucederá a futuro ya que somos parte de una cultura que sólo nos impulsa a la “inmediatez”.

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