LOS ESTRATOS DEL SELF

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El perfeccionismo llevado a esos grados constituye una especie de neurosis, ya no es lo sano para el ser humano. Hay que buscar la excelencia, más no la perfección, porque estaremos luchando con un saboteador, al que nunca le vamos a poder ganar, porque no somos perfectos, entonces buscar la excelencia es una cosa, y procurar ser perfectos, se puede convertir en un trastorno obsesivo para algunas personas, es una guerra que de antemano esta perdida, y que te impide el disfrute de la vida y de ti mismo.

Carl Roger´s decía que en el organismo hay una tendencia natural hacia el desarrollo. Estaríamos lejos de pensar que el hombre es malo por naturaleza.

El trabajo sería penetrar la mascará tomar conciencia de cuales son las más caras que usamos, para que lo hacemos, en que contexto. Descubrir ese ser interno que está debajo reconocer, expresar, y es ideal hacerlo en un contexto terapéutico, porque en la relación terapéutica, cuando expresamos el ser interior, no dañamos a nadie.

Todos tenemos nuestro caimán, que sería como este ser interior, solo hay que saber en donde lo dejamos salir apastar y dónde no. La terapia es un buen lugar para que el caimán salga a pasear, ahí podemos expresar nuestro resentimiento, envidia, ira, siempre con la intensión de llegar hacía un mejor lugar que será el ser superior, lo que necesitamos es reconocerlo, expresarlo, hacernos responsables, dejar de culpar a los demás, hacernos responsables justamente para no ir echándole a los demás nuestra negatividad, para no ir amargándole la vida al de enfrente, y después de esta expresión y reconocimiento de la responsabilidad, darnos cuenta también cuales son los anhelos del corazón que están debajo de este ser interior, qué es eso, que en lo profundo, anhelamos y que nos hace estar furiosos, porque no lo tenemos, darnos cuenta del alto precio que pagamos mientras nos quedamos en nuestra negatividad.

En el fondo no tenemos que esperar a estar desequilibrados emocionalmente, porque creo que somos conscientes para reconocer que el uso constante de estas máscaras nos esta negando la verdadera felicidad.

Todos estamos en este camino, todos somos hermanos o compañeros de camino, todos compartimos las dificultades el dolor, todos usamos máscaras, escondemos negatividad. Esta vida es para vivirla, para que esperar a que sea demasiado tarde si podemos sacar de la vida el máximo provecho, haciendo de nosotros una mejor persona, para nosotros y para los demás.

Podremos llegar a vivir sin la máscara?. No, absolutamente, podríamos pensar que es imposible, pero si podemos reducir esa máscara en buena medida, de manera que vivamos más en la autenticidad y menos en la máscara. De pronto la vida, las circunstancias sociales, no es que nos obliguen a usar la máscara, pero de pronto podría ser imposible, descartar por completo la máscara.

¿Hay momentos en que se puede estar sin máscara?. Sí, quizá, estás experiencias cumbre de las que hablaba Maslow, o una relación de amistad en la que realmente experimentamos momentos de encuentro, una relación de pareja con un amor autentico, en la familia, en fin en nuestra mismo profesión cuando uno está en un momento de plenitud, de expansión en trabajo, podríamos sentir esta plena autenticidad que sería el objetivo final. No es un optimismo ciego, falso, sino centrarnos en arraigarnos en la intensión positiva de estar mejor, mejor y mejor, esa sería la intensión, ser muy compasivos con nosotros mismo, y que creo que para eso la meditación, la oración, la relajación, son de ayuda, nos permiten observarnos con un corazón compasivo.

Oportunidad para vivir más libre, porque todos usamos máscaras, pero hay de máscaras a máscara, en peso, grosor, tamaño y entre más pesada, gruesa o grande sea, será menos fácil vivir sin ella y ser plenos autenticos.

Carl Rogers en sus años como terapeuta pudo observar que si puedes crear el ambiente adecuado, la relación adecuada, las condiciones adecuadas, el proceso terapéutico ocurrirá casi inevitablemente en la persona.

BIBLIOGRAFÍA

Lafarga, Juan y Gómez del Campo, José (2013) Desarrollo del Potencial Humano. Aportaciones de una psicología humanista. Volumen 1 (pp. 195-202). México: Trillas.