Psicoanalisis de "Ese oscuro objeto del deseo"

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A lo largo de la trama estas dos situaciones son unas constantes representativas de la perfecta dualidad que efectúan la histérica y el obsesivo; ella pide a Mateo que le dé algo para siempre mostrarse insatisfecha y esta insatisfacción por parte de ella, mantiene enganchado a Mateo preguntándose “¿qué quiere en realidad?” sin saber que lo que ella pide, quiere que no se lo den para así mantener la situación funcionando y sostener el deseo insatisfecho para que su deseo y el del otro, continúe vivo. Con esto, nos encontramos con la angustia de él por tener que otorgar algo. Como se vive en la obsesión, él no tolera un encuentro con el deseo de ella y constantemente tratará de satisfacerlo a fin de suprimirlo, creyendo que, si ella está colmada, no tendrá nada que demandar (Dor, 1991). Por esto mismo, Mateo como buen obsesivo, se pasa la vida tratando de satisfacer el deseo de ella, más nunca lo logra porque lo que Conchita pide, no es en realidad lo que ella desea. Él, está dispuesto a constituirse como todo para ella, pero también debe controlarlo todo y dominarlo todo para que ella no se le escape de ningún modo y el no pierda nada, porque de ser así, esta pérdida lo llevaría a un desfallecimiento de su imagen narcisista, el, da todo, pero no está dispuesto a perder nada. “Antes morir que ceder una pulgada de terreno” (Dor, 1991, p.145).

Conchita a pesar de que seduce, es una experta en el manejo del desplante, “…si te diera todo lo que me pides, dejarías de quererme…” dice a Mateo en una escena en la que se ofrece a él pero no permite que se consuma la relación coital, pues cree que si su deseo es satisfecho, entonces el otro no la deseará más y tiene la razón puesto que se encuentra con un obsesivo y he aquí la paradoja de éste: cuando logra desterrar el deseo del otro, muere su deseo propio y por consiguiente, ya no deseará a esa mujer. Precisamente es de esto de lo que sufre el obsesivo, siempre postergará su encuentro con la mujer buscándose, en este caso, una mujer inaccesible.

Es crucial aquella escena en la que se encuentra Mateo en un bar manteniendo una charla con su amigo mientras esperan a Conchita “…yo quisiera hacer el amor con ella, pero con que este a mi lado me siento satisfecho…” estas palabras son un dialecto de su imposibilidad para demandar, ésta imposibilidad conduce a Mateo a tener que aceptar solo lo que ella quiere darle y no lo que él desea, esto, por no haber estado en condiciones de formular su demanda y se así mantiene prisionero del deseo insatisfecho de ella. “…Y no puedo pedir más…” con esta última línea confirma el sentirse obligado a asumir las consecuencias de su actitud pasiva que a su vez constituye una invitación a hacerse sadizar por el otro, debido a que su demanda siempre se ve minimizada o menospreciada por ella. (Dor, 1991).

En las últimas imágenes de esta obra, se observa a una mujer sacando ropas femeninas y sabanas de encaje de un saco, éste saco apareció en repetidas ocasiones siendo sostenido por algún hombre a lo largo del filme y es la representación de las obsesiones de Mateo, quien cuando por fin posee a Conchita lo abandona simbólicamente abandonando sus obsesiones y es en esta última escena en que se ve la ropa manchada de sangre siendo zurcida por una mujer, como si se suturara la eximición de los deseos.

“UNA NEUROSIS SUELE CONVOCAR A OTRA EN EL SENTIDO DE UNA COMPLEMENTARIEDAD DE LOS SINTOMAS” (Dor, 1991, p.154)

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Dor, J., (1991) “Estructuras clínicas y psicoanálisis” 1ª edición. Buenos Aires, Argentina. Amorrortu editores.