“Psicología Social Dialéctica”

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. El hombre es un ser histórico porque se hace a sí mismo en la historia y porque la protagoniza al construirse. La historia aparece como tarea del hombre y de su trabajo

. El hombre es un ser práxico, debe transformar la realidad. Solo a través de la praxis el hombre se libera de la opresión y se pone en camino de lograr su realización

Los habitantes del pueblo sienten que han perdido su capacidad de crear y realizarse cuando, por razones naturales y por el abuso, la pesca se agotó y ahora los obliga a pasar mes a mes por la vergonzosa situación de cobrar un seguro que apenas les alcanza para 15 días y aunque no quisieran trabajar para una compañía petrolera no hay en este sistema capitalista otra opción que los libere de esa vergüenza más que conseguir un empleo y vender su fuerza de trabajo. Solo pueden formar parte de esa sociedad de explotación y entonces serán hombres enajenados de sus facultades creadoras trabajando solo por el dinero (alienación de la actividad) y nada de lo que esta nueva fábrica produzca será de ellos como lo era cuando sus antepasados pescaban, lo que hagan será del capitalista y ellos solo medios, meros instrumentos para producirlo (alienación del objeto). Serán como consecuencia del modo de producción capitalista que divide a los hombres en productores y propietarios, la clase oprimida que produce las mercancías de la cual va a apropiarse la clase opresora (alienación social).

Sin embargo el hombre de Tickle Head también es ese hombre que busca hacerse a sí mismo, volver a producir sus propios medios. Todos los habitantes unidos, trabajando en busca de la transformación de su realidad para de algún modo realizarse, para cambiar su propia historia.

Desde que el médico llega al Puerto los habitantes comienzan a vivir en una constante mentira que los obliga a no ser ellos, paradójicamente elijen ser seres ajenos a sí mismos con el único fin de volver a ser quienes eran y lo hacen persiguiendo un progreso que tal vez esté lejos de serlo.

Karl Marx denominó como falsa conciencia al pensamiento de los individuos que no es consecuente con sus condiciones materiales de existencia.

Marx reflexionó sobre la importancia de defender los derechos de los trabajadores frente a las consecuencias del capitalismo e identifica la falsa conciencia como una contradicción que un ser humano puede adoptar en su actitud al asumir un rol que en realidad, no le beneficia. Es decir, la falsa conciencia muestra cómo un ser humano puede tener una actitud concreta que perjudica sus propios intereses personales.

Los habitantes no quieren una petrolera allí, saben que la empresa solo busca instalar la planta para limpiar su imagen pública, para compensar el daño ambiental que hacen, tampoco quieren trabajar para ellos pero desde el lugar donde los puso el olvido, la única posibilidad que ven es esa, tienen esa visión que no concuerda con sus intereses individuales, esa falsa conciencia.

El trabajador disfruta del mecanismo de explotación porque es lo que le asegura ese plus de goce que le dice que está vivo y que la va a generar nuevas necesidades. Es el plato de comida, es el techo y es el placer en el propio sufrimiento.

El pueblo pagó el soborno, sedujo al médico, logró tener su fábrica. Los habitantes tuvieron empleos, los que se fueron a la ciudad pudieron volver, algunos de los que se quedaron debieron enfrentase con sus peores fantasmas, como Henry, el empleado del Banco que fue reemplazado por un cajero automático, pudieron mandar a sus hijos a la universidad o a institutos profesionales, tuvieron vacaciones y aunque ahora todos son un engranaje más del sistema capitalista, lo más importante que recuperaron fue su orgullo. Para el pueblo de Tickle Head otra vez la vida es hermosa.

Conclusión personal

Un pueblo invisibilizado, oprimido por la falta de oportunidades, silenciado por el estado con un seguro que apenas les alcanza, obligado a querer formar parte del mismo sistema que lo llevo a estar dónde está. Es tal vez todo cuanto puede esperarse si lo que se busca es salir del lugar donde el mismo capitalismo los puso.

Es la foto de casi todas las sociedades. Es una rueda que gira y donde el final parece ser el punto de partida y de la que si se quiere salir de debe renunciar a mucho, al confort al que nos acostumbramos, a lo que nos vendieron como progreso, a pertenecer quien sabe a qué o a quién, al inevitable goce que nos produce satisfacer esa necesidad que no es nuestra sino que nos pusieron adelante y nos obligaron a perseguir. Un cambio que parece ser una utopía.