Reporte ENFOL

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Con respecto al movimiento, necesito involucrarme más, porque la realidad es que puedo hacer más cosas por el movimiento, puedo hacer más cosas por los estudiantes; pero de alguna manera u otra me he excusado egoístamente, pensando que puedo agradar a un Dios social, siendo individualista en cuanto al conocimiento suyo. Aunque haya dicho (y lo siga diciendo) que me apasiona la misión de compartir del Evangelio, aún tengo cierto egoísmo que debo desarraigar, por amor a Dios y su Iglesia. Debo aprender a amar más a las almas perdidas, a los que ignoraran la realidad del Evangelio, de Cristo, de Dios. Necesito comenzar a pensar en proyectos, actividades, programas, etc. En donde se pueda exponer el Evangelio de formas innovadoras, y con esto no quiero decir que se conforme al mundo, sino que Dios ha depositado en el hombre ciertas capacidades, que muchos tenemos dormidas u ocultas por miedo a la persecución, al dedo señalador, por miedo a la diferencia. Considero que es tiempo de comenzar a ser señalado como Cristiano, ser perseguido por ser Cristiano, ser criticado por ser Cristiano; ser un reflejo de Cristo.

Aunque el Evangelio sea un ejercicio de plan-acción, es necesario reconocer que no somos nosotros, y creo que es parte de los fallos que he logrado percibir en el movimiento nacional. Con algunas personas que he hablado he notado la constante de que “somos los elegidos”, y esta es una afirmación egocéntrica, y debiera ser una responsabilidad, o más bien, una necesidad. Elegidos para obrar de acuerdo al modelo de Cristo, con Cristo, guiados por Cristo, porque la realidad bíblica es que separados de Jesús, nada puede hacer el hombre.

Como estudiante necesito ver la realidad como Dios la ve. Como cristiano debo actuar ante la realidad como Jesús lo hizo, quien se opuso al pensamiento de la época. Ahora es necesario oponerme a este pensamiento post-modernista con un rechazo total y consciente a estos valores e ideologías que el mundo (sociedad) quiere infiltrar dentro del Cristianismo. Debemos ser fieles en guardar el tesoro de Verdad que se nos ha sido encomendado (2 Timoteo 1:14), porque si nosotros (como cristianos) no lo hacemos hoy, ninguna otra persona lo hará.