ANALISIS DEL PROGRAMA DE DISEÑO INDIVIDUAL

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Ahora bien, así como se pudieron advertir una serie de ventajas, también fue posible observar que los PDI presentaron, en algunos casos, falta de consistencia entre el contenido del documento y la realidad demostrada por los alumnos al concluir su estancia escolar. Un factor importante que generaba desventajas era lo referente a los requisitos legales cuando no se cumplen del todo, por lo que el documento no se centraba en el valor educativo con tal de cumplir con el rigor de los requerimientos. Dado ese inconveniente posos fueron los profesores que valoraban el papel del documento pues lo veían como un papeleo inútil, lo que daba como resultado que a los maestros se les juzgara como ineptos cuando no se alcanzaban los objetivos propuestos.

Con respecto a la inclusión de los niños con NEE en la educación “normal” o no especializada se defendió que el alumno con discapacidad fuera instruido en un ambiente menos restrictivo o excluyente con la finalidad de maximizar, a través del contexto educativo su aprovechamiento a través de la convivencia e interacción con niños que no sean discapacitados y en el cual tendrán mucho más oportunidad para aprender, a menos que la exclusión sea necesaria cuando exista una discapacidad grave, que pueda afectar la integridad de sus compañeros de grupo. Si bien lo anterior generó controversia se consideró ideal que los niños con ciertas discapacidades tomaran sus clases en las aulas ordinarias e impedir el abandono de sus estudios; esto no implica que los objetivos para los alumnos con discapacidad serán diferentes, en estos casos el mismo alumno puede ayudar a decidir cuáles serán los objetivos deseados, autoevaluándose y modificando los nuevos objetivos por alcanzar. Una consideración más que favorecería al PDI es la planeación interdisciplinaria ya que tiene un mayor grado de implicación, aunque es más difícil de conseguir, en esta, los miembros mantienen una comunicación formal, cada especialista hace una evaluación específica que finalmente, se reúne para que el desarrollo del plan de intervención se dé de manera conjunta con el alumno.

Conclusiones

Después de haber realizado la lectura creo que como lo menciona el autor, el PDI puede ser viable tanto para los alumnos con discapacidad o sin ella.

Quizá la educación pueda alternarse de manera individual así como grupal. En el primer caso el equipo se concentraría en las individualidades y las diversas capacidades que presentan los alumnos en un aula. Para el segundo caso el hecho interactuar con el otro genera la socialización lo que implica obtener cierto conocimiento y educación; las diversas experiencias del contexto en el que nos desarrollamos como individuos permite adquirir un acervo cultural en el que está inmersa la educación. Finalmente, con la planificación certera del PDI, reestructurando el diseño para ir saneando las desventajas, se puede insertar al alumno de educación especial y servicios educativos especiales dentro de un centro escolar ordinario, con lo cual se cumplirá el anhelo de una educación incluyente; una educación holística en la que las escuelas se ajusten a las los requerimientos de los alumnos, con discapacidad o sin ella, en la que de manera particular y grupal se les proporcionen otros tipos de servicios como asistencia médica, fisioterapia, psicología, asesoramiento para padres y docentes, transporte, adaptación de instalaciones, lo que permitirá una transformación de la exclusión a la inclusión a través de la interacción social con el objetivo de alcanzar el buen desempeño en la vida cotidiana y futura, de la mejor manera posible. Sin duda los PDI son una opción viable en nuestro país de no ser por las trabas burocráticas y la tendencia a la indiferencia de los que formamos esta sociedad, ya que los alumnos con NEE tienen todo el derecho de ser atendidos por profesores en aulas regulares y convivir con compañeros en rangos de la misma edad, ya que la atención es lo que se necesita cambiar para que el alumno pueda estar con condiciones que lo ayuden a favorecer su desarrollo y en un futuro la integración de la persona con discapacidad a las actividades laborales a la que cualquiera tiene derecho a desarrollar.

Bibliografía:

Heward, W. L. (2005). Niños Excepcionales. Una introducción a la Educación Especial. Madrid. Pearson Prentice Hall. Cap. 2